Ni el 155, ni pactos y reformas constitucionales. Defender el mandato del 1-O con la movilización independiente en las calles

El mandato del 1-O está atrapado entre la represión del 155 y los “pactos” y promesas de “reformas constitucionales” con el gobierno central. ¿Cómo conquistar la independencia y todas nuestras reivindicaciones? Propuestas de un programa de acción.

El 10-O, cientos de personas se concentraban en los alrededores del Parlament, blindado por los Mossos d’Escuadra, esperando celebrar la declaración de lo que una gran mayoría del pueblo catalán votó el 1-O. En segundos esa ilusión se desinfló al igual que el rostro de muchos de los que se concentraban en las inmediaciones del Parlament: Puigdemont proclamó la independencia y en diez segundos la suspendió proponiendo la apertura de una negociación.

La estrategia de Junts pel Sí es impotente tanto para cumplir con el mandato del 1-O como para defenderlo de una posible aplicación del 155. Los partidos de la burguesía y la pequeña burguesía catalanas no van a enfrentarse hasta el final al Régimen del 78 para cumplir el mandato del pueblo catalán.

El gobierno central se niega a negociar si Puidemont no abandona explícitamente la declaración de la independencia. Cuando llaman al diálogo con el PSOE con promesas de “reforma constitucional”, lo hacen bajo la amenaza del 155 y un pacto con el PP y Ciutadans. El bunker del 78 estuvo actuando con todas sus armas: policía y guardia civil, manifestaciones junto con la extrema derecha y el chantaje de “guerras comerciales” de las principales empresas de la burguesía catalana. 
 
Por parte del Govern, no se puede descartar una nueva claudicación en su propio plan para evitar que entre el lunes y el jueves el Senado vote la aplicación del 155. Tampoco que no respondan al requerimiento del gobierno central y que éste sea ejecutado. Está claro que Junts pel Sí no se está preparando para enfrentar a un Estado bunkerizado que quiere imponer una derrota sin condiciones sobre la que después hacer pasar, en el mejor de los casos, una reforma constitucional cosmética que sirva de parche al Régimen del 78.
 
La confianza que sigue depositando el Govern en una posible mediación de comunidad internacional como vía de negociación con el Estado español en esta situación es una política criminal. La UE y la Comisión Europea, ya han dejado claro que están del lado de Rajoy, Pedro Sánchez y Felipe VI. Nada bueno puede esperar la clase trabajadora y el pueblo de Catalunya de la Europa del capital que no dudó en hundir en la miseria al pueblo griego para seguir cobrando su deuda. La única solidaridad que hay que buscar en Europa es la de la clase trabajadora y la juventud.
 
Y mucho menos de la funesta tercera vía de Podemos, IU y los comunes, cuya política de buscar un imposible “referéndum pactado” pretende encorsetar al movimiento catalán en los reaccionarios marcos de la legalidad del 78. Dicen rechazar el 155, pero sin reconocer la legitimidad del resultado del 1-O y por lo tanto el derecho de los catalanes a conformar su propia república independiente. Contra la ofensiva del Régimen del 78, proponen una reforma de la mano del PSOE. Deberían abandonar esa política seguidista y pasar a convocar movilizaciones contra el andamiaje institucional heredero de la Dictadura, la Corona y por la apertura de procesos constituyentes en Catalunya y el resto del Estado.
 
La única vía eficaz para poder conquistar una república independiente pasa por desarrollar un gran proceso de autoorganización de la clase trabajadora y los sectores populares, y así tomar medidas elementales de defensa contra la represión y del resultado del 1-O.
 
Frente a ello, la CUP debería abandonar de inmediato su subordinación a Junts pel Sí, tal como están planteando algunas voces críticas dentro de la izquierda independentista. Y de este medo continuar desarrollando los Comités de defensa del Referéndum (CDR), junto al movimiento estudiantil movilizado, las organizaciones sindicales de izquierda y alternativa, y la izquierda anticapitalista y revolucionaria, y marcar una hoja de ruta de los trabajadores alternativa a las vacilaciones de Puigdemont para hacerle frente.
 
¿Cómo defender el mandato del 1-O del pueblo catalán?
 
1. Autoorganización: ¡Los Comités de Defensa del Referéndum (CDR) siguen activos! Por su extensión y coordinación en las universidades, barrios y centros de trabajo, para defender con la movilización su resultado del 1-O frente a la amenaza del Estado central. Necesitamos que las organizaciones sindicales, empezando por la izquierda sindical, convoquen asambleas en los centros de trabajo para organizarnos y unirnos a los CDR. No podemos seguir atados a las traiciones de las direcciones sindicales de CCOO y UGT como la del 3-O.

2. Prepararse para la defensa contra la represión estatal, el 155 y la ocupación policial: Frente a las amenazas del Gobierno y la Corona de aplicar la “ley” cueste lo que cueste, y frente a la ocupación de Catalunya por las fuerzas represivas, llamemos a un gran movimiento contra la represión que exija ¡Fuera la policía nacional y la Guardia civil!

3. Control de los movimientos de capitales de la gran burguesía catalana que se opone al proceso, lo que deberían ejercer los propios trabajadores bancarios, para evitar la posibilidad de la fuga de capitales. Contra la guerra económica de los capitalistas, nacionalización sin indemnización de los bancos y grandes grupos económicos y de servicios. Medidas elementales para impedir un “golpe de mercado” contra Catalunya y la base para que su economía esté al servicio de las necesidades populares.

4. ¡Huelga general contra el nuevo ataque que prepara el Régimen! Es necesario, una intervención decidida del conjunto del movimiento obrero, que dio una muestra de su fuerza y determinación en la huelga del 3-O a pesar de la traición de CCOO y UGT. Y que las organizaciones obreras apoyen sin condiciones la lucha por la independencia, lo que no quiere decir que dejen de plantear sus propias demandas, sino todo lo contrario. Desplegando un programa con medidas como el reparto de horas de trabajo sin disminución salarial, el aumento del salario mínimo, el fin de la precariedad laboral, el no pago de la deuda, una educación pública totalmente gratuita y sostenida con impuestos a las grandes fortunas entre otras.

5. ¿Qué proceso constituyente necesitamos la clase trabajadora y sectores populares? Un proceso constituyente que pueda debatir sobre todos los grandes problemas sociales, que no podremos resolver si no es cuestionando los intereses y privilegios de los capitalistas que nos están llevando al paro, la pobreza, la precariedad. Y que pueda debatir también qué república queremos conquistar ¿Una república capitalista con Puigdemont y Junqueras?

Desde nuestra perspectiva, aunque no somos independentistas, defendemos la lucha del pueblo catalán por constituirse en una República independiente, contra todo ataque del Estado español. Pero no lo hacemos desde el punto de vista de una República burguesa más, como algunas de las que forman hoy la reaccionaria Unión Europea del capital. La Europa de la vergüenza. La República catalana que proyectan hoy Junts pel Sí se asemeja a la del Estado español que pretenden abandonar, patente en la Ley de Transitoriedad, sin trastocar todo el orden social existente y sin resolver todos los grandes problemas sociales.

Por eso peleamos por una Catalunya independiente y socialista. Una República de los trabajadores, los oprimidos y el pueblo pobre que tome las riendas de sus propios destinos no solo en un sentido de emancipación nacional, sino también de clase.

Esta es la única posición que puede soldar la unidad de la clase trabajadora de todo el Estado en una lucha común que permita acabar con la Monarquía y el régimen. Es decir, la perspectiva de extender el derecho a decidir a todas las nacionalidades históricas del Estado español, soldando la fraternidad entre sus pueblos en el camino de la construcción de la libre federación de los Estados socialistas ibéricos. 

Creemos que solo un proyecto de este tipo puede hacer realidad las reivindicaciones sociales que en el imaginario de las grandes masas representa el proyecto de la República. Y aunque sabemos que nuestra perspectiva no es compartida hoy por la mayoría, estamos dispuestos a pelear de forma consecuente para que se cumpla el mandato y la voluntad de la mayoría del pueblo catalán, luchando por este programa.

Para ello es necesario desarrollar las herramientas y las fuerzas sociales para hacerlo verdaderamente posible frente a las vacilaciones de la dirección del proceso y la oposición frontal del Estado español y el Régimen del 78`.

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