Apoyemos la rebelión del pueblo catalán y su derecho de autodeterminación

DECLARACIÓN DE LA FRACCION TROTSKISTA – CUARTA INTERNACIONAL

Apoyemos la rebelión del pueblo catalán y su derecho de autodeterminación. Por una República catalana independiente y socialista. Por una Federación libre de Repúblicas Socialistas Ibéricas.

1. El 1º de octubre el pueblo catalán manifestó de forma mayoritaria su voluntad por la independencia

El 1º de octubre más de dos millones de personas votaron en el referéndum por la independencia de Catalunya, derrotando los intentos del Gobierno conservador del PP y del Régimen del ‘78 de impedirlo mediante una brutal ofensiva represiva. Ese día decenas de miles de personas ocuparon las escuelas y puntos de votación, resistiendo contra más de 10.000 policías y guardias civiles trasladados a Catalunya como verdaderas tropas de ocupación. El 3 de octubre esa voluntad se expresó nuevamente en una huelga general con alto seguimiento, con 50 cortes de carretera y masivas movilizaciones. A pesar del boicot de las cúpulas burocráticas de los sindicatos CCOO y UGT, la huelga fue contundente. Los intentos del gobierno de Catalunya de transformarla en un “paro cívico” junto a la patronal y las direcciones de los sindicatos mayoritarios, no impidieron que la clase trabajadora apareciera en la escena política.

La fuerte represión del 1-O profundizó a su vez un amplio sentimiento democrático en el resto del Estado español en apoyo al pueblo catalán, como mostraron las movilizaciones en Madrid, Zaragoza, Bilbao y decenas de ciudades y su rechazo a la represión y el apoyo al derecho a decidir, a pesar de que éste aún no se manifestó en acciones masivas.

Los socialistas revolucionarios internacionalistas consideramos fundamental extender la solidaridad internacional con el pueblo catalán, contra la represión y en defensa a su derecho a la autodeterminación, lo que incluye su derecho a separarse, derrotando la ofensiva reaccionaria de la monarquía, el gobierno y el régimen.

Las organizaciones que firmamos esta declaración, siempre hemos defendido incondicionalmente el derecho a la autodeterminación del pueblo catalán, así como de todas las nacionalidades históricas del Estado español. Lo hemos hecho sin ser independentistas; no hemos asumido la separación como el proyecto por el que debiera luchar la clase trabajadora catalana, sino la lucha para que este derecho fuera parte del programa de lucha del conjunto de la clase trabajadora del Estado español, conquistarlo en una lucha común con la clase trabajadora del resto del Estado para soldar por esta vía la unidad de la clase obrera en la perspectiva de una federación de repúblicas obreras ibéricas. Ningún pueblo que oprima a otro podrá nunca ser libre y solo luchando contra el conjunto de la clase capitalista podrá lograrse poner fin a la opresión y la explotación.

Después del 1O y el 3O, dado el pronunciamiento masivo y mayoritario del pueblo catalán por la independencia, defendemos el derecho a que ésta pueda efectivizarse con los métodos de la lucha de clases y desde la clara perspectiva de una Catalunya independiente y socialista, opuesta al proyecto de las direcciones burguesas y pequeñoburguesas del movimiento, a la vez que llamamos al conjunto de la clase trabajadora de todo el Estado a enfrentar el Régimen del ’78 y a defender el derecho de los catalanes como la condición necesaria para poder forjar la unidad de la clase obrera y abrir la perspectiva de la lucha por una libre federación de repúblicas socialistas ibéricas.

2. El régimen capitalista español se encuentra en la crisis más profunda desde su nacimiento en 1978

La “cuestión catalana” ahonda la aguda crisis del Régimen del ’78, nacido de la Transición pactada con la dictadura franquista. Un régimen basado en la restauración de la monarquía, la defensa de la “unidad indivisible” de España -negando el derecho de autodeterminación de las naciones que conforman el Estado español-, y el ataque de los capitalistas a la clase trabajadora.

La crisis capitalista y la emergencia del 15M abrieron una profunda crisis de representación de los grandes partidos capitalistas españoles, el llamado bipartidismo de PP y el PSOE, así como la aparición de nuevas fuerzas políticas por derecha (Ciudadanos) y de la izquierda reformista (Podemos). Pero la crisis del Régimen se expresó también con el crecimiento del sentimiento independentista en Catalunya, que no era mayoritario hace unos años atrás. Este fue inflamado en primer lugar por la derecha del PP y el Estado en su cerrazón a rediscutir su autonomía oponiendo un plan recentralizador. Pero también por los sectores de la burguesía y la pequeñoburguesía catalanas, para conjurar el malestar generado por las políticas austericidas y liberticidas de recortes, precariedad que ellos mismos habían impuesto desde la Generalitat.

Las vías para una “restauración” del Régimen político, a través de una modificación del pacto de 1978 sin cuestionar las bases del mismo, promovidas por la nueva izquierda reformista como Podemos encuentran un obstáculo insalvable en Catalunya. Se han abierto brechas por arriba muy difíciles de cerrar. Una “crisis orgánica” que se agudiza y abre la posibilidad de “salidas de fuerza” y opciones bonapartistas de mayor represión, pero que también ha dado paso a la emergencia del movimiento de masas y la clase trabajadora, planteando la posibilidad de una mayor radicalización.

A pesar de las declaraciones de la Comisión Europea y de distintos gobiernos como el alemán, la “crisis catalana” no es solamente una crisis interna del Estado Español. Por el contrario, una posible independencia de Catalunya llevaría a un salto enorme en la crisis europea y alentaría a otras cuestiones nacionales en toda Europa, sobre todo si ésta se da en el marco de movilizaciones masivas. Por esto, la Comisión Europea y el gobierno alemán- con el apoyo no solo de los conservadores sino de la socialdemocracia alemana y la burocracia sindical – están con todo detrás del gobierno de Rajoy, quien fue su aliado central para imponer sus políticas de austeridad en el Estado Español.

3. La monarquía alista fuerzas para una respuesta más bonapartista y represiva

El discurso de Felipe VI, la misma noche de la huelga general, ha sido una fuerte apelación a la unidad de todos los agentes del Régimen para una escalada represiva sin precedentes contra las instituciones catalanas y el masivo movimiento democrático en curso. Un apoyo pleno de la monarquía al Régimen y al gobierno de Rajoy, que quedó muy debilitado después del referéndum, justificando la represión y avalando nuevas medidas “excepcionales”, como podría ser la aplicación del artículo 155, con medidas que podrían incluir la liquidación de la Generalitat y el Parlament, incluso la detención de miembros del Govern, la ilegalización de los partidos independentistas, etc. Dos días después, el Tribunal Constitucional español suspendió la sesión del Parlament de Catalunya para impedir una posible la declaración unilateral de independencia (DUI) por parte del Govern catalán. Una medida solicitada por el PSC (Partido Socialista catalán), que junto al PSOE está actuando como sostén directo del Régimen y su represión. Los próximos días se pueden esperar nuevas medidas excepcionales, en una deriva claramente más autoritaria del régimen político.

Los socialistas revolucionarios internacionalistas exigimos el cese inmediato de todas las medidas represivas y la retirada de todas las tropas de ocupación (Guardia Civil y Policía Nacional), al mismo tiempo que rechazamos todas las medidas que atenten contra las libertades democráticas y vulneren los designios del pueblo catalán tal como quedaron expresados el pasado domingo.

4. Los partidos reformistas y sus llamados al “diálogo” político que nada va a resolver de fondo

La izquierda reformista de Unidos Podemos (integrada por Podemos e Izquierda Unida), que se encuentra al frente de los gobiernos de las principales ciudades del Estado como Barcelona o Madrid y tiene una fuerza de 70 diputados en el Congreso, se ubica en el “centro” político constitucionalista, haciendo llamados al “diálogo” y al “entendimiento”, proponiendo la mediación del Papa y la Unión Europea. Frente a la línea dura del rey y Rajoy estos llamados son por ahora infructuosos. Los reformistas no apoyaron ni reconocen la legitimidad del referéndum del 1 de octubre, con el argumento de que ellos quieren un referéndum “pactado” y “con garantías” o sea que respete el marco fijado por el régimen de 1978. Pero, ¿cómo esperar un referéndum pactado con el mismo Régimen que niega por principio el derecho a la autodeterminación? Unidos Podemos siembra ilusiones en un imposible “referéndum pactado”, mientras se niega a poner toda su fuerza e influencia política al servicio de una defensa efectiva del derecho a decidir y de la voluntad expresada por el pueblo catalán. Se ubican como el apéndice por izquierda del Régimen del ‘78 y su “legalidad”, defendiendo una estrategia utópica de regeneración democrática del reaccionario régimen imperialista español. Unidos Podemos debería romper inmediatamente con esta política para ponerse al servicio de llamar a una masiva movilización social, en Catalunya y en todo el Estado español, contra la represión, por el derecho a decidir y en apoyo a la voluntad del pueblo catalán.

5. La dirección burguesa y pequeñoburguesa del procés catalán

La dirección del procés, el PdeCat y Esquerra Republicana de Catalunya (coaligados en Junts pel Sí), representa a los partidos históricos de la burguesía y la pequeña burguesía catalana, que durante décadas impusieron duros ajustes contra el pueblo trabajador, promoviendo la precariedad laboral, el desempleo, los recortes sociales y la represión contra la clase trabajadora y la juventud con los Mossos d’Esquadra como su brazo represivo.

La gran burguesía catalana, que congrega a los principales grupos capitalistas, bancos y corporaciones, siempre ha sido, y lo sigue siendo, defensora de la unidad de la España imperialista (y de sus negocios con ella) y contraria a la independencia. El giro independentista de un sector del personal político de la burguesía catalana, apoyado por sectores de la burguesía mediana y pequeña, fue el subproducto de un reacomodamiento frente al surgimiento de un enorme movimiento democrático y para evitar su desprestigio frente a las masas. Esto dio lugar a un nuevo equilibrio dentro del bloque soberanista con mayor peso de las organizaciones políticas y sociales de la pequeñoburguesía independentista, como ERC y la Asamblea Nacional Catalana (ANC), así como un enorme peso a la CUP por la propia aritmética parlamentaria a pesar de ser minoritaria con respecto a las otras formaciones. La CUP, que se reivindica “anticapitalista”, ha sido una pieza clave para sostener la hoja de ruta del independentismo burgués y pequeñoburgués.

La estrategia de la dirección del procés es llevar toda la energía del movimiento de masas y los trabajadores detrás de una salida burguesa, ya sea mediante la proclamación de una República capitalista independiente o, ante las dificultades para hacer efectivo semejante proyecto, una nueva renegociación del Estado de las Autonomías con el Régimen. En este camino siembran ilusiones en que la Unión Europea apoye la independencia catalana, la misma UE imperialista que no dudó en aplastar al pueblo de Grecia y que por boca del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, repite una y otra vez que una independencia de Catalunya significa su salida del euro y de la UE y que si quiere volver a ésta deberá ser admitida de forma unánime, es decir superar el seguro veto español.

Para intentar hacer efectiva esa República burguesa independiente, las masas tendrán que enfrentar a las fuerzas represivas del Estado español, en medio del fuerte rechazo de las principales potencias mundiales a reconocer un Estado propio en Catalunya.

Pero la dirección del procés intentará una vez más (como ya lo han hecho varias veces en la historia los partidos nacionalistas burgueses y pequeñoburgueses en Catalunya) utilizar la movilización de masas como base de maniobras para una negociación de sus propios intereses, que no son otros que ganar mayor autonomía política y económica a partir del genuino reclamo de autodeterminación del pueblo catalán para ampliar sus ganancias. Por ello, mientras bancos y empresas como el Sabadell, la Caixa o Gas Natural ya están anunciando su traslado fuera de Catalunya en lo que constituye el inicio de la guerra económica de los capitalistas contra el resultado del referéndum, ya comienzan a escucharse las voces dentro del Gobierno catalán llamando al compromiso y a la negociación, entre ellas nada menos que la del expresidente de la Generalitat y líder del PDeCat, Artur Mas. Mientras tanto, sectores como la CUP y las entidades soberanistas como ANC y Omnium siguen empujando hacia la independencia, lo que preanuncia una crisis dentro del bloque soberanista.

La posibilidad de una mediación o negociación in extremis que posponga la declaración de independencia puede permitirles ganar tiempo a los líderes del procés, pero será sólo una manera de patear hacia adelante una crisis a la que no puede dar salida ni la estrategia de la burguesía catalana ni el reaccionario Régimen del 78.

Los socialistas revolucionarios internacionalistas planteamos que la clase trabajadora de Catalunya debe intervenir audazmente en defensa de su derecho a la autodeterminación, pero con su propia “hoja de ruta”, sin confiar en la dirección burguesa y pequeñoburguesa del Govern de la Generalitat. Avanzar en esta perspectiva sólo es posible mediante los métodos de la lucha de clases. Es necesario impulsar los comités de defensa del referéndum que siguen activos en los barrios y extenderlos en universidades, barrios y centros de trabajo, que tienen que tomar en sus manos la tarea de defender con la movilización su resultado frente a la amenaza del Estado central, desarrollando nuevos organismos de democracia directa de las masas en lucha, así como de autodefensa frente a la inevitable escalada represiva.

6. Por asambleas Constituyentes libres y soberanas para decidirlo todo

La profundidad del movimiento en curso plantea la necesidad de desarrollar la lucha de clases para abrir procesos constituyentes libres y soberanos en Catalunya y en todas las nacionalidades históricas del Estado español. Asambleas constituyentes elegidas por sufragio universal de forma proporcional por todos los mayores de 16 años y que puedan decidirlo todo. Desde la autodeterminación de todos los pueblos, hasta terminar con la monarquía y establecer las medidas elementales en defensa de la mayoría obrera y popular como la estatización de los servicios públicos y la nacionalización de banca bajo control de los trabajadores. Esta es ya una medida defensiva elemental en Catalunya, cuando grandes bancos como el Sabadell y el Caixa están anunciando el traslado de sus sedes, lo que pueden repetir otras empresas para promover un “golpe de mercado”. La lucha por estas Asambleas constituyentes, con representantes revocables y con un salario no mayor que el de una maestra, elegidos de forma proporcional entre toda la población mayor de 16 años, plantearía una lucha frontal contra este Régimen del ‘78, sus partidos y sus instituciones, al mismo tiempo que unificaría la lucha de la clase trabajadora del conjunto del Estado español contra su enemigo común: la monarquía, el Régimen del ‘78 y sus partidos.

Esta unidad debe soldarse desde ahora. La clase trabajadora del conjunto del Estado español superando las trabas de las burocracias sindicales de CCOO y UGT cuyo papel en esta crisis no ha sido otro que el sostén del Régimen del `78, tiene que tomar la bandera del derecho de autodeterminación y junto a la clase trabajadora catalana luchar por la expulsión de las tropas de ocupación y toda intervención judicial del Estado español en Catalunya, llamando a huelgas de solidaridad en todo el Estado en la perspectiva de una huelga general.

7. Por la unidad de la clase trabajadora de todo el Estado español. Por una Republica catalana independiente obrera y socialista y una libre Federación de Repúblicas socialistas Ibéricas

Dado que la voluntad mayoritaria del pueblo catalán es la de separarse y crear una República, los revolucionarios internacionalistas apoyamos incondicionalmente su derecho a autodeterminarse. Sin embargo, lo hacemos luchando por una República catalana independiente que sea obrera y socialista. No estamos porque los trabajadores, que seguramente tendrán nuevas víctimas por la represión, pongan toda su energía y sacrifico al servicio de una eventual República capitalista como pretende defender Puigdemont junto a los sectores del empresariado que apoya el procésDefendemos la lucha por una República independiente socialista como parte de la lucha por unificar al conjunto de la clase trabajadora del Estado español en una Federación de Repúblicas socialistas ibéricas, en el camino de conquistar los Estados Unidos Socialistas de Europa contra la Europa del capital y los monopolios.

8. Por un partido revolucionario en el Estado español

La lucha por un programa y una estrategia de clase y revolucionaria en la cuestión catalana y la crisis del Régimen del 78 está borrada de las principales fuerzas de la izquierda del Estado español y Catalunya. El principal fenómeno político surgido por izquierda en estos años, Podemos, se encuentra en una posición cada vez más comprometida con la reforma del Régimen del 78. Busca favorecer una “tercera vía”, junto a IU y sectores del PSOE, que encontrara un mejor encaje de Catalunya en él un modelo territorial más descentralizado, a la vez que se niega a reconocer los resultados del 1O. En Catalunya los “comunes” replican esta política y la izquierda independentista que se reclama anticapitalista, la CUP, viene de cinco años de subordinación e integración en el bloque soberanista dirigido por la burguesía, asumiendo su hoja de ruta para conquistar la “república catalana” -que apuesta a la mediación internacional y no la lucha de clases-, el proceso constituyente burgués y desde arriba que plantea la Ley de Transitoriedad y el contenido burgués y capitalista de la república de Puigdemont.

Con estas direcciones políticas, se plantea una necesidad y tarea histórica urgente para evitar que la lucha del pueblo catalán no acabe en la bancarrota y pueda empalmar con una lucha revolucionaria común contra el Estado capitalista español. Partiendo de las lecciones de la revolución española de 1936-37 y de la gran traición de las direcciones obreras estalinistas y reformistas durante la Transición, desde la CRT, el grupo de la FT en el Estado español, peleamos por la construcción de un partido revolucionario de trabajadores en todo el Estado español que se proponga pelear la dirección política de la actual lucha por la independencia catalana y contra el Régimen del 78 a las direcciones reformistas y de conciliación de clases que solo la pueden conducir a la derrota, para transformarla en una gran lucha anticapitalista y por el socialismo.

9. Por las amplia solidaridad internacional y movilización en apoyo al pueblo catalán

La lucha del pueblo catalán por su destino no solo se juega en Catalunya y el estado español, sino en especial en Europa y todo el mundo. Por eso llamamos a todas las organizaciones obreras, populares y democráticas a organizar la más amplia campaña de solidaridad por el respecto a la decisión soberana del pueblo catalán y contra todo intento de represión del Estado central.

Es nuestro deber elemental frente a una rebelión de masas que constituye un ejemplo de lucha frente a la decadencia de la Europa del capital y su barbarie, racismo y xenofobia. En un momento en donde la ofensiva capitalista en Europa implica ataques en regla contra los derechos democráticos de los trabajadores, la rebelión que viene del sur del Mediterráneo muestra un camino que puede levantar la moral y la confianza en sus fuerzas y en la lucha de clases de los explotados y oprimidos de todo el continente.

Fracción Trotskista – Cuarta Internacional

Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) – Estado Español
Integrantes de la FT-CI en la Courant Communiste Révolutionnaire (CCR) del NPA – Francia
Revolutionäre Internationalistische Organisation (RIO) – Alemania
Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) – Argentina
Movimento Revolucionário de Trabalhadores (MRT) – Brasil
Partido de Trabajadores Revolucionario (PTR) – Chile
Left Voice (LV) – Estados Unidos
Movimiento de Trabajadores Socialistas (MTS) – México
Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) – Venezuela
Liga Obrera Revolucionaria por la Cuarta Internacional (LOR-CI) – Bolivia
Juventud Revolucionaria Internacionalista (JRI) – Uruguay

Adhieren
Frazione Internazionalista Rivoluzionaria (FIR) – Italia
Colectivo Resistencia Sur – Perú
Organización Socialista – Costa Rica

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