Conversaciones con trabajadores de PANRICO

“Vosotros estáis comprometidos con la lucha desde hace mucho tiempo. A nosotros nos han obligado a comprometernos, pero después de toda esta experiencia va a haber mucha gente más comprometida”

Es 17 de noviembre. Arranca el que podemos considerar el primer domingo de invierno. El cielo amenaza lluvia y el abrigo ya lleva varios días siendo prenda obligatoria. Es el primer domingo con frío, pero el quinto desde que los trabajadores de la planta de PANRICO en Santa Perpetua de la Mogoda iniciaron su huelga indefinida. Desde entonces muchas cosas han pasado. Una experiencia difícil pero nueva para muchos trabajadores que ha ido cambiando a la plantilla. En estas cinco semanas se han ido organizando, contando con el apoyo de varias organizaciones como la nuestra, que desde el primer día hemos estado poniendo el cuerpo en todas estas peleas.

Fuimos a Sabadell a participar en la manifestación que los trabajadores de PANRICO habían convocado ese día. Allí estuvimos con unos trabajadores que ya son compañeros cotidianos de lucha, con los que hemos compartido momentos muy intensos en esta huelga. Después de la manifestación marchamos a tomar una cañas con algunos trabajadores, concretamente con Julián, Joaquín y Antonio, y allí pudimos charlar distendidamente, pero con una profundidad que a veces también es posible encontrar en la barra de un bar o en una terraza, sobre todo cuando se habla “un mismo idioma”: el de los trabajadores.

El inicio del conflicto. “Todos entendíamos que era en una huelga indefinida donde podíamos realmente defender lo que estamos defendiendo, lo nuestro, que no nos quiten los salarios y que no despidan gente”

Les pedimos que nos contaran un poco desde el principio, cómo había comenzado el conflicto y en qué punto se encontraban. Antonio se arrancó rápido. “El conflicto empieza en septiembre. La empresa comunica que va a dejar de pagar las nóminas, aun sabiendo que había dinero en tesorería, y que nos va a poner en un nuevo plan de viabilidad, cuando ni siquiera está acabado el que nosotros tenemos en vigor ahora que terminaba en el 2015. Un nuevo plan en el que nos quiere rebajar el salario un 35 o 40 %, y despidos de casi 2.000 trabajadores de 4.000 que somos. Cuando resulta que en las plantas no sobraba gente, y en la de Santa Perpetua menos, porque además había diariamente 40 contrataciones”. Una noticia que leímos todos con estupor en la prensa, y que para Antonio fue parte de la guerra de desgaste que se proponía la patronal. “Todo esto se mediatizó. La empresa lo lanzó a los medios. La idea era clara. Que todos los vecinos, tus amigos, familiares… ante una noticia tan potente, con unos despidos tan bestiales y un rebaje salarial tan grande, que todo el mundo, toda la gente te preguntara preocupada por la calle, cada día, y te aconsejaran, «cuidado Antonio, que la situación está muy mal, que tal, que cual…» y creasen dudas. La mayoría de la gente tiene una posición muy conservadora, « cuidado que la situación está muy dura, no hay trabajo… no hay tal, la mayoría de la gente cobra el dinero que os quieren pagar a vosotros». La empresa supongo que buscaba eso, que minasen la fuerza que pudiésemos tener”. Una guerra de miedo y amenazas que siguió después del inicio de la huelga, como nos recordaba Joaquín “Luego vino la carta que nos enviaron a casa diciendo que la huelga podía ser ilegal. Envió una carta para que se enterase nuestra familia, diciendo que podía ser una huelga ilegal y que nuestros bienes podían quedar al aire por culpa de eso”.

Pero todas estas maniobras fueron en vano, los trabajadores de Santa Perpetua desde el primer día dejaron claro que iban a luchar. Antonio cuenta como “cuando nos comunican estos planes, que además vienen en el mismo año en el que ya nos han pegado un recorte salarial de un 25%, pues al final en una asamblea tiramos del Comité y lo arrastramos hacia una huelga indefinida. Porque todos entendíamos que era en una huelga indefinida donde podíamos realmente defender lo que estamos defendiendo, lo nuestro, que no nos quiten los salarios y que no despidan gente”.

La empresa se mantiene en una posición muy dura, y no es de extrañar. Julián nos recuerda que PANRICO ha sido comprada por “una empresa de capital de riesgo, que no le importan nada, no les importa como vivamos, las personas… solo les importa el dinero. Estas empresas debería estar fuera de este país y de los demás países del mundo, no debería existir.” Antonio añade que “son empresas que están proliferando, que compran fábricas y también paquetes hipotecarios. A ti te quitan el piso por una deuda de 10.000 euros y luego le venden esa deuda a esta empresa por 300 porque está comprando un paquete muy grande. Es increíble que los políticos que tenemos en este país permitan y consientan estas cosas. Los que están robando porque están con la faena de robar y los que no están robando, que van de “legales”, están mirando hacia otro lado. Esto no hay que consentirlo. Llegan, no aportan apenas capital, solo una pequeña parte que recuperan inmediatamente vendiendo activos, y la deuda de la compra la cargan sobre los trabajadores, nos la han cargado a nosotros. Nosotros somos los que al final pagamos las consecuencias”. Para ellos es clara la relación entre su situación y la que vive toda la clase trabajadora, gracias a la convivencia del Estado y sus políticos con las empresas. Antonio se indigna cuando recuerda como “cuando entro APAX en PANRICO dejo en la calle a 4500 familias. Y luego recibió ayudas del Estado para tirar adelante. Son ayudas de nuestro dinero, de los trabajadores. Te da rabia, que estas empresas despidan así y luego reciben ayuda del Gobierno. Un dinero que va a parar a manos de accionistas sin escrúpulos”. Joaquín lo ve claro, “el obrero no puede dejarse nada por el camino, no podemos renunciar a nada. Nos están haciendo perder cosas por esto de la UE. Pero yo creo que tendríamos que hacer como en Grecia, todo el día en la calle”.

Y es que la ley está hecha para ellos, y si no les cuadra, buscan la manera de saltársela con la complicidad del Estado y los jueces. Joaquín nos cuenta como lo de no pagar la nómina en septiembre fue una medida para asustar “nos enteramos que hasta el mes de junio de 2014 había una tesorería suficiente como para pagarnos las nóminas”. También la siguiente medida que usó la empresa para meter presión, el pre-concurso de acreedores, es decir la amenaza de quiebra, fue todo un montaje como nos contó Antonio, “había metido a la empresa en un pre-concurso de acreedores, sin necesidad. La empresa no tenía deudas. Así que ella se generó unas deudas a propósito con las ETT para que un juez al final lo aceptará. Siempre para meter presión. Ahora la siguiente medida será la de llevarnos a un concurso de acreedores”.

La huelga como escuela de lucha.“Al final descubres que si hay mucha gente unidad y comprometida, un porrazo más o un porrazo menos, si al final se consigue algo, merece la pena que te lo den”

Vamos recordando algunos de los episodios de la lucha, muchos compartidos personalmente entre los que estamos en la mesa, y cómo les ha ido cambiando su forma de ver el mundo. Hablamos mucho de estas cinco semanas, de cómo en palabras de Antonio “aquí se ganaban buenos sueldos. Nos tenían engañados, pero de un tortazo nos han devuelto a la realidad. En cinco semanas estamos descubriendo la conciencia de clase, que en este país se había perdido. Al principio cuando empiezas a oír hablar de conciencia de clase te suena a una cosa y poco a poco lo vas entendiendo. Es como cuando empiezas a escuchar un idioma en televisión. El primer día no te enteras de nada y al cabo de un tiempo acabas entendiendo algunas palabras. Pues a nosotros nos está pasando esto, con eso de la conciencia de clase nos ha pasado igual. Yo a lo mejor no soy muy listo, pero lo he ido entendiendo así, a golpe de realidad”.

Cuando recordamos las cargas de los Mossos de los primeros días Antonio explica muy gráficamente cómo las vivieron. “La Policía siempre da miedo. Yo pertenezco a una generación en que te asustaban con la Policía y la Guardia Civil. En aquella época nos repartían bastante leña. Te pedían la documentación y antes de que la sacaras ya te habían pegado cuatro tortas. A mí me ha pasado eso con 16, 17 años. Entonces inclusive tus padres te decían “o te portas bien o llamo a la policía”, ya no era el coco, era la Policía o la Guardia Civil. Todo eso crece contigo y cuando un día te tienes que enfrentarse a la Policía tienes esos condicionantes. Pero poco a poco te vas quitando esas capas y esos miedos, y al final descubres que si hay mucha gente unidad y comprometida, un porrazo más o un porrazo menos, si al final se consigue algo, merece la pena que te lo den”.

La importancia de la solidaridad de clase. “Si no fuera por la solidaridad de gente como vosotros no estaríamos como estamos tan fuertes y tan bien organizados”

Hablamos de las iniciativas que los trabajadores han tomado para fortalecer la lucha. Como cuando vinieron a la universidad con los estudiantes, a otras empresas a pasar la caja de resistencia, a las plantas de la empresa en Valladolid, Zaragoza y Madrid para hablar con los trabajadores e intentar que se sumen a la huelga, que presionen a sus Comités de Empresa… Unas iniciativas que marcan el camino de hacia dónde hay que dirigirse para fortalecer la lucha. Y que sin duda habrá que exigir a la dirección de CCOO y el Comité que busque las vías para que se extiendan y se multipliquen.

Antonio nos cuenta como ha sido muy importante el que hayan “recibido apoyo de mucha gente que nos ha dado ideas a nosotros, incluso la caja de resistencia fue una idea de fuera. Esto nos ha ayudado a saber qué tipo de actos y pasos había que dar. Y ahora hemos empezado a organizarnos. Al principio todo salía de una forma espontánea pero ya no, realmente la gente ya ha empezado a organizarse, han cogido conciencia de la situación… hoy por ejemplo nos han propuesto hacer una fiesta en un polideportivo. Es una idea que viene de fuera. Si no fuera por la solidaridad de gente como vosotros no estaríamos como estamos tan fuertes y tan bien organizados. Además la mayoría sois gente joven, y que la juventud este tirando te da mucha más fuerza. Porque yo ya tengo 50 años, cuando me jubile, realmente los que van a tener que luchar y los que van a garantizar que yo cobre la jubilación vais a ser vosotros. Ver esta gente en la lucha, en la pelea con las ideas tan claras te da una seguridad”.

Todos se sienten orgullosos de lo que están haciendo. De una manera especial de la solidaridad que han tenido con la lucha de los trabajadores de ALUPU, una pyme en la que el patrón pretendía -como es habitual en muchas empresas así- dejar en la calle y sin un duro a sus 13 trabajadores. Antonio nos cuenta cómo “fruto de la solidaridad que hemos recibido nosotros, un día descubrimos una gente en una empresa que les querían despedir sin derechos ni nada. Llevaban ya 3 días de huelga, y la administración y altos ejecutivos entraban riéndose y amenazándolos. Y de golpe y porrazo fuimos un piquete organizado por parte de nosotros, de nuestra empresa y otra gente que siempre ha estado con nosotros. Nos concentramos 70-80 personas, y se consigue que ese día no entren ni las administrativas, ni el gerente, ni nadie… Al día siguiente nos volvemos a concentrar otra vez. En esta pelea es donde uno va entendiendo lo que significa la correlación de fuerzas, porque la teoría es una cosa y luego la práctica se entiende sobre el terreno. Cuando te encuentran en una puerta, te vienen los Mossos d´Escuadra, la Policía, la Guardia Civil o lo que sea, y vienen blandiendo la porra intentando asustarte, amenazándote con demandas, con denuncias… y al final no sucede nada. Tú defiendes lo que está defendiendo, si ahí estamos una mayoría con las cosas claras, no tienen nada que hacer. Cuando hay 4 personas, te humillan, te patean, incluso te hacen sentir que eres débil. Incluso aunque la ley esté a tu favor. Pero si te encuentras con un montón de gente a tu lado te sientes fuerte. Está pasando con lo de los desahucios, ahora que estamos teniendo la oportunidad de ir a muchos sitios a contar nuestra situación, a hablar y a escuchar también a otras personas, realmente estamos descubriendo lo que veíamos en televisión y que ahora lo vemos en la realidad, y es muy diferente, ver que una persona, que te cuente, que llora, te emociona”. Joaquín incluso se emociona al recordarlo “Lo de ALUPU ha sido una de las cosas más bonitas que nos ha pasado. Veníamos de Zaragoza de piquetes informativos, a las 3:30 de la mañana nos acostábamos, y a las 6:30 estábamos allí, de piquetes. Eso ha sido emocionante, casi sin dormir y al pie del cañón. Eso es lo que te hace ser consciente”. Antonio entre risas nos dice, “Es muy chulo llegar a la puerta de ALUPU y encontrarte con compañeros de la empresa, y dices ¡hostia qué bien!. Pero además te encuentras con estos -señalándonos- y dices ¡Joder! ¿Cómo carajo se han enterado? ¿Qué hacen aquí? ¡Hostia puta, estos chavales están en todos lados!.”

La lucha continúa hasta el final. “La lucha está servida, no podemos bajar las armas. La empresa jugará sus cartas, pero nosotros tenemos una fuerza que ella no pensaba que la íbamos a tener”

Los trabajadores han mostrado una tenacidad en la lucha que la patronal no se esperaba, y seguramente tampoco buena parte de los dirigentes de UGT y CCOO de otras plantas. La empresa pretende pasar el plan con el apoyo activo de UGT, y la pasividad de CCOO en todo el Estado. Antonio nos explica como “estamos en la recta final”, y Julián apostilla “del periodo de negociaciones, no de la lucha”, lo cual todos comparten. “El 21 acaban las negociaciones, hay un sindicato, que en este caso es la de UGT, que todos pensamos que es un sindicato que está vendido. Como también lo pensamos de las cúpulas de CCOO. Ahora es realmente la UGT la que ha hecho un pre-acuerdo. Un pre-acuerdo que no entendemos cómo ha podido aceptar ese recorte salarial y la cantidad de despidos de 745 trabajadores, cuando en la empresa realmente no sobraba nadie. No entendemos cómo puede aceptar eso, lo acepta y lo somete a votación”. A la tarde después de la entrevista, los trabajadores de Santa Perpetua realizaron la votación, con 218 votos en contra y dos a favor, seguramente el de los dos únicos representantes de UGT en la planta. Pero con lo que no contaba la empresa, ni UGT, es que el no también se iba a imponer en Zaragoza, Madrid y Valladolid, donde los despidos prometidos eran o pocos o ninguno. Todo un golpe para la empresa y sus planes, y una muestra de que si no se han sumado a la lucha la responsabilidad es de sus representantes sindicales. El ejemplo de lucha de la plantea de Santa Perpetua, los viajes de los huelguistas a otras plantas… han logrado que en el referéndum para aprobar este pre-acuerdo nefasto saliera victorioso el NO.

Justo por eso la empresa ha puesto en el punto de mira a la planta del Vallés. Antonio nos cuenta como “primeramente la empresa planteaba unos despidos en Santa Perpetua que en fabricación podrían ser de 30 más o menos, eran muy poquitos, y en administración, eran el grueso. Desde que comienza el conflicto todo esto cambia, y ahora nos quiere despedir a casi todos. Hay gente que dice que puede estar entrando en un ERE discriminatorio hacia la planta de Santa Perpetua. Y encima la Comisión Negociadora esto no lo denuncia tampoco, ni tampoco nuestro Comité. Esperemos que el nuestro por lo menos denuncie lo que hace esta Comisión. La empresa lo que está haciendo es intentar castigarnos porque estamos haciendo huelga. Esto vulnera el derecho a la huelga”. Y es que la política de los representantes sindicales del resto de plantas ha sido en la práctica de esquiroles, negándose a sumarse a la huelga, y a ni siquiera evitar que la producción de las otras plantas se usase para abastecer el mercado habitual de Santa Perpetua. Algo que por el momento ni el Comité de Santa Perpetua ni la Federación Agroalimentaria de CCOO en Catalunya han denunciado públicamente, cosa que sí han hecho los trabajadores en sus viajes a las plantas de otras ciudades. Antonio nos cuenta la anécdota de su encontronazo con uno de los dirigentes de CCOO en la planta de Paracuellos (Madrid). “Al del Comité de Paracuellos le puse verde. Sale a la puerta y se pone «que par de cojones que tenéis » ”. Y le respondí «nosotros sí, pero tú no. Eres un desgraciado. Tienes aquí un montón de gente por la huelga, y vienes a decir que tenemos un par de cojones. Y tú ¿dónde los tienes?» ”

Les preguntamos cómo ven las perspectivas de la lucha y en sus respuestas sólo hay tenacidad y optimismo, ganas de seguir y confianza en sus fuerzas y el apoyo que pueden recabar. Antonio nos presenta el panorama de los próximos días “cuando el 21 terminen las negociaciones ¿Qué debemos hacer? La huelga es indefinida. Ya hay alguno que empieza a decir que si la huelga se puede convertir en ilegal, en no legal…. nosotros creemos que no es así, y en todo caso, si así lo fuese, lo tendría que decir un juez ¿no? No basta con lo que diga el abogado de la empresa. La mayoría de los trabajadores, creo que yo hablo en nombre de casi todos, porque nosotros hablamos allí en las hogueras, en el centro de trabajo… la mayoría de la gente está por la huelga. La ilegalidad siempre da miedo, no a mí, pero a alguna gente sí que le puede dar miedo”.

Y es que precisamente la cuestión de la ilegalidad de la huelga y la amenaza de la empresa de solicitar una multa que llegase a cobrarse con el patrimonio personal de los obreros, es un run run que se deja correr para desgastar el conflicto. Lo cierto es que no hay ni un solo precedente en la historia del movimiento obrero reciente del Estado español en la que se haya tomado una medida tal. Ni siquiera en huelgas declaradas ilegales de gran repercusión como la de los controladores aéreos de 2010 o la del metro de Madrid de 2009. Nos parece que la actitud del Comité, de dejar pasar e incluso ser portavoz de este run run como en la última asamblea, es totalmente inaceptable, pues solo consigue desgastar y sembrar confusión, dejar que las mentiras y amenazas sin fundamento de la empresa hagan su efecto. Además olvidan incluso los orígenes de las mismas CCOO, y de cómo los trabajadores hemos conquistado buena parte de nuestros derechos con grandes huelgas en unos tiempos en los que en este país, la huelga, salir a la calle o reunirse era ilegal, tal como dijo nuestro compañero Salva en el saludo al final de la manifestación de Sabadell.

Para Antonio la cosa está muy clara en este tema “sobre la ilegalidad a mí me da igual. Si hubiera tenido que empezar la huelga de una manera ilegal la hubiera empezado, y si ahora no me dan otra oportunidad para defendernos también. También es ilegal todo lo que ellos están haciendo, son unos chorizos, y están jugando con nuestra casa, nuestras vidas, nuestras familias… todo dentro de su legalidad. Sea ilegal o no, para mí lo es, defiendo lo mío, que no me quiten dinero, que no despidan a nadie… y además sabemos que la empresa genera dinero, y que genera riqueza, y puestos de trabajo…” Joaquín asiente, y Julián añade “yo tengo tu misma línea, la lucha es lo único que nos queda”. Antonio concluye “nunca imaginábamos que íbamos a estar en huelga después de 5 semanas. Yo y la mayoría de los compañeros creemos que la cosa va a salir mejor de lo que en un principio se nos presentaba y vamos a pelear hasta el final por ello. La lucha está servida, no podemos bajar las armas. La empresa jugará sus cartas, pero nosotros tenemos una fuerza que ella no pensaba que la íbamos a tener”.

El papel de los sindicatos mayoritarios en la huelga de Panrico. “Queremos que el comité este delante en la lucha, que se deje de tonterías y entienda que la pelea están donde la tenemos. Y si no pueden estar ahí al frente, donde tienen que estar, que se larguen y que dejen estar a otras personas que tengan bien claro que lo que están defendiendo es simplemente lo nuestro, el derecho a trabajar y el derecho a un sueldo digno”

Después entramos a charlar sobre cuál debía ser el rol del Comité de Empresa, y cómo lo está haciendo. Antonio lo deja claro, y tal como plantearon otros trabajadores en la asamblea del sábado, nos dice que “queremos que el comité este delante en la lucha, que se deje de tonterías y entienda que la pelea están donde la tenemos. Y si no pueden estar ahí al frente, donde tienen que estar, que se larguen y que dejen estar a otras personas que tengan bien claro que lo que están defendiendo es simplemente lo nuestro, el derecho a trabajar y el derecho a un sueldo digno. Porque ahora todos dicen que lo importante son los puestos de trabajo, sí, los puestos de trabajo sí, pero ¿A qué precio? Esto es indignante. Muchos diputados cuando hemos hablado con ellos nos han dicho «es que los puestos de trabajo hay que mantenerlos» Ya, pero ¿A qué precio? Es decir hay que defender los puestos de trabajo con un sueldo decente y digno como el que nos merecemos”. Unas palabras que sin duda cuestionan lo central del discurso que llevan adelante las direcciones sindicales mayoritarias en muchas empresas, donde defienden dejar pasar recortes, rebajas, ERTE´s… a cambio de promesas, que rara vez se cumplen, del mantenimiento de empleo, pero en cada vez peores condiciones.

Antonio lleva la reflexión más allá del conflicto de PANRICO, y nos da su visión de CCOO. “Nosotros somos de CCOO, pero los vemos flojos. Yo me acuerdo cuando era chaval y las CCOO eran otra cosa, peleaban. La patronal los atacaba diciendo que eran los culpables de que se cerrasen empresas aquí en Sabadell”. Una visión crítica pero que no es anti-sindical. Julián insiste en que “hay que estar afiliado a un sindicato, y que hay que luchar porque no dependan de las subvenciones del Estado” y Antonio prosigue con que “la solución no es dejarlos, hay que pelear desde abajo, con sindicalistas de base, poniendo a los vendidos contra la pared, es una pelea”.

Las enseñanzas de una experiencia obrera. “Creo que nos han despertado. Y cuando te despiertan ya no te apagas, ya no vuelves a dormirte”

Se va acercando la hora de comer, las tripas rugen, pero las ganas de seguir charlando ganan la pelea. No queremos irnos sin antes preguntarles cómo les ha impactado esta rica experiencia de lucha a su forma de ver la vida y el mundo. Sus respuestas, ideas, reflexiones… nos muestran la profundidad de su experiencia, y demuestran como en contra de todas las visiones escépticas de que se puede luchar por un futuro mejor, de que los trabajadores pueden acabar con este sistema de explotación, la experiencia puede acelerar mucho la toma de conciencia obrera. Antonio nos cuenta su historia “Yo tengo 50 años, he estado un poco narcotizado. Empecé a trabajar joven. El bachillerato lo hice trabajando 12 horas en un horno toda la noche. Yo pertenezco a una familia emigrante, con seis hijos y había que trabajar. Y cuando acabé ¿Qué haces? Sigues trabajando, no me faltaba faena, a mí me ha ido muy bien. He trabajado en bastantes sitios. Luego entre en PANRICO, pagaban bien, buen ambiente… He vivido de muerte la verdad. He tenido mis hijos, he hecho muchas cosas… Sabía que era un obrero, pero no… como que contigo no iba la pelea. Tenía ese individualismo que nos meten. Que te hacer pensar que tú solo puedes hacer las cosas, como ganas bien, vas a tu rollo… Aunque el individualismo siempre falla en los malos momentos, por ejemplo cuando uno que se pone enfermo, sabe valorar el apoyo de los tuyos… pero después cuando eso pasa vuelves a lo de siempre. Yo creo que eso ha cambiado en mí para siempre. Por ejemplo yo pase por aquí hace un tiempo, por la Rambla y había un desahucio. Iba con mis hijos, y tenía tiempo. Me podía haber parado en el desahucio ese, era una protesta en un banco, haber gritado, apoyado… pero sin embargo me limité a mirarlo desde el otro lado. Sí que me llegaba, porque yo siempre he sido una persona que estas cosas me han afectado, nunca me han resbalado. Pero desde luego que si ahora volviese a ser aquel día, yo desde luego entraría en el banco y estaría allí dentro, gritando y apoyando… Hemos aprendido esas cosas, es que hasta ahora no sabíamos defender los derechos desde una puerta, gritando, peleando con la policía… Y también nos hemos hecho más sensibles, sientes todo mucho más intensamente, hasta los besos de tus hijos. Cuando ahora me dan un beso lo siento distinto, como que me está apoyando en esta lucha”.

Julián piensa igual “creo que nos han despertado. Y cuando te despiertan ya no te apagas, ya no vuelves a dormirte. Nos tenían engañados con eso de la clase media, y somos clase obrera”, Antonio le da la razón “Hemos estado en esta empresa mucho tiempo, incluso mucha gente que no sabía a qué clase social pertenecía” y añade “además hablas con personas que nos dicen cosas y puntos como vosotros. Vosotros estáis comprometidos con la lucha desde hace mucho tiempo. A nosotros nos han obligado a comprometernos, pero después de toda esta experiencia va a haber mucha gente más comprometida”.

El tiempo ha pasado volando, empezábamos la conversación a la hora del vermut y el reloj ya marca la del café y la siesta. Casi dos horas de conversación en las que han sintetizado cinco semanas de lucha, sus episodios, los problemas que surgen en el camino… también cómo ésta experiencia está sirviendo a ellos y a otros muchos como una escuela de lucha, de la que se pueden sacar importantes lecciones que podrían servir para que puedan alcanzar una victoria y también para otros combates futuros. Y por último, y una de las cosas más valiosas para los que aspiramos a cambiar este mundo de forma revolucionaria, cómo los trabajadores en los combates que libren al calor de esta crisis pueden desprenderse de las cargas del individualismo, el escepticismo… y empezar a verse como una clase con intereses propios y descubrir el potencial para torcerle el brazo a la patronal y avanzar en la pelea por acabar con la explotación capitalista. Nos despedimos, pero para vernos en un rato, en la asamblea de las ocho de la noche de un domingo lluvioso.

 

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