Gran cortejo del bloque anticapitalista y de clase el 27M

El cortejo de No Hay Tiempo que Perder, impulsado por la CRT, IZAR, Acción anticapitalista, Pan y Rosas, junto a activistas independientes, se movilizó con un gran cortejo este 27M “por una salida anticapitalista y de clase” y para “luchar por la huelga general”

“Luchar, vencer, no hay tiempo que perder”. Ese fue uno de los cánticos que se contagió en el cortejo del bloque anticapitalista y de clase impulsado por No Hay Tiempo Que Perder este 27M, encabezado por una gran pancarta: “Por una alternativa anticapitalista y de clase”, “luchemos por la huelga general”.

Más de 150 compañeras y compañeros de las organizaciones que integramos el bloque nos movilizamos desde diferentes puntos del Estado español para confluir este sábado 27 de mayo en Madrid, provenientes de Cataluña, Aragón, Castilla y León, Andalucía y otras regiones.

Desde temprano participamos de las diferentes columnas que tomaron las calles de Madrid para apoyar las reivindicaciones de las Marchas de la Dignidad y plantear un programa para que la crisis la paguen los capitalistas.

Las y los militantes de la CRT y Pan y Rosas marchamos en la columna Igualdad desde Vallecas en un combativo cortejo al que se sumaron también Las Kellys, trabajadoras precarias de la hostelería en lucha contra la precariedad y la superexplotación laboral.

Los grupos y organizaciones que impulsamos NHTQP nos encontramos en Plaza Neptuno, desde donde marchamos con un vistoso y animado cortejo.

Desde el bloque de No Hay Tiempo que Perder, venimos sosteniendo la importancia de impulsar las Marchas de la Dignidad como un primer paso para reactivar la movilización social. La marcha del 27M aparece como un punto de confluencia de sectores de la izquierda combativa y trabajadores en lucha, después de un largo período de reflujo de la lucha de clase donde primó la “ilusión política” alrededor de Unidos Podemos y la acción parlamentaria.

Como decíamos en la declaración de No Hay Tiempo que Perder que publicamos los días previos: “Después del éxito de la manifestación del 22 de marzo de 2014, la mayoría de las organizaciones políticas y sindicales convocantes no supieron dar perspectivas para seguir ampliando la movilización. En lugar de avanzar en una lucha decidida por la huelga general y nuevas fechas de movilización, dichas organizaciones también asumieron en su mayoría el paso al ciclo electoral contribuyendo de ese modo a la ilusión de que mediante el asalto a las instituciones se podría conseguir las demandas por las que se venía luchando desde años.”

“La emergencia de fenómenos políticos como Podemos o las “candidaturas ciudadanas” en los meses posteriores, contribuyeron, aún más, a desactivar esta dinámica de movilización social, junto al rol profundamente desmovilizador de las direcciones sindicales de CCOO y UGT que buscaron como siempre llevar a cabo su política de diálogo social intentando negociar migajas con la patronal y el gobierno en lugar de organizar un movimiento de conjunto capaz de frenar las políticas anti sociales. Todas estas formaciones generaron una gran “ilusión” en el cambio gradual y electoral, y fueron contribuyendo al abandono de gran parte de las demandas sociales y democráticas por las que se venía peleando en las plazas y centros de estudio y trabajo.”

La reactivación de las Marchas de la Dignidad, sin embargo, es síntoma de un cambio que se está comenzando a producir desde abajo, en sectores de vanguardia que comienzan a perder esas “ilusiones” y ven la necesidad de retomar la movilización social. Como también lo han sido las masivas manifestaciones del 8M, las huelgas estudiantiles, conflictos como el de los estibadores, el telemarketing, las huelgas del metro de Barcelona o la de los bomberos en Málaga, la lucha de los trabajadores y trabajadoras de la hostelería, o procesos de organización muy importantes como las trabajadoras organizadas en Las Kellys o el sindicato de manteros.

La tarea urgente que plantean las Marchas de la Dignidad es seguir profundizando el camino de la unidad para la lucha. Como decimos en la declaración de NHTQP: “La Marchas de la Dignidad y las organizaciones que las impulsamos tenemos que ser un actor clave que haga masiva la denuncia a la política de paz social y una exigencia pública a las direcciones de CCOO y UGT de que se convoquen asambleas en los centros de trabajo, se unifiquen los sectores ya en lucha y se prepare un plan de lucha que incluya una convocatoria de huelga general contra el gobierno de Rajoy y los ajustes acumulados en los últimos años.”

Santiago Lupe, de la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT), al finalizar las Marchas, reafirmó la necesidad de “levantar un programa anticapitalista, alternativo al que levanta el nuevo reformismo, que ya estamos viendo como fracasa en los ayuntamientos donde gobierna como en Madrid”. Un programa que defienda “el reparto de las horas de trabajo sin reducción salarial, el no pago de la deuda, y a la vez, un programa que se plantea intervenir en la crisis del Régimen del 78. Que plantee que la clase trabajadora intervenga en la crisis del Régimen dándole una salida revolucionaria, que no se nos cuele una segunda transición como la que propone Podemos, que no se nos cuele ninguna salida gatopardista. Desde la CRT consideramos que hay que luchar por imponer mediante la movilización social verdaderos procesos constituyentes en todas las nacionalidades del Estado español y el conjunto del Estado, para acabar con la corona, para conquistar el derecho de autodeterminación. Para terminar con esta ‘democracia para ricos’ y construir un gobierno de los trabajadores»

El éxito del 27M, y como parte de ello, del bloque anticapitalista y de clase, plantea a todas las organizaciones y activistas que participamos de la iniciativa No Hay Tiempo Que Perder, la necesidad de profundizar en la intervención común impulsando las Marchas de la Dignidad como parte de la batalla por la construcción de una alternativa política anticapitalista y de clase, que defienda un programa de independencia de clase para dar una salida revolucionaria a la crisis del Régimen del ‘78.

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