Hollande sigue los pasos de Bush

A diferencia de los atentados de enero y la marcha de masas que le siguió, que habían dado oxígeno a Hollande y al régimen republicano, la oleada sangrienta actual obliga a Hollande a girar abiertamente a la derecha y golpear fuerte, tanto a nivel internacional como interno, como medio de preservar una frágil unidad nacional.

 

Los halcones llevan la voz cantante

A pesar de las diferencias con Hollande, el ex presidente Sarkozy se prestó a la unidad nacional reaccionaria, como había hecho en enero, pero no lo hizo gratuitamente. Es que se encuentra bajo la presión de la extrema derecha del Frente Nacional (FN), que a tres semanas de la primera vuelta de las elecciones regionales, desarrolla bien su partitura. El sábado por la tarde Marine Le Pen en la sede de su partido dijo que «Francia y los franceses no están más seguros», exigiendo “medidas de urgencia” para «aniquilar el fundamentalismo islámico». Al mismo tiempo, la líder del Frente Nacional reiteró su discurso sobre «el regreso de las fronteras» y el “rearme del país». Este domingo, en su entrevista de 50 minutos con Hollande en el Eliseo (sede de la presidencia francesa) Marine Le Pen detalló sus posiciones: expulsión de los imanes radicales, cierre de algunas mezquitas, privación de la nacionalidad para los terroristas binacionales, salida del acuerdo de Schengen y restauración de las fronteras, etc. También le habló de la «preocupación» del Frente Nacional por la “infiltración terrorista a través de los inmigrantes «.

En ese marco, Nicolás Sarkozy y los republicanos aunque juegan el juego de la unidad nacional, no se privan de plantear sus críticas. Desde la madrugada del sábado reclamó una «inflexión importante» en términos de la seguridad interior y la política exterior. El ex jefe de Estado reprochó al actual presidente no haberse dado cuenta de “la extrema gravedad de la situación”. A nivel interno, «el principio de precaución debe aplicarse», aseguró el ex-jefe de Estado. «Hay que sacar las consecuencias de las fallas y adaptar nuestros dispositivos (…) Hoy en día, los franceses no se sienten seguros, por lo cual debemos traer los cambios que les permitan estar seguros”, añadió. Nicolás Sarkozy mencionó la prohibición de la consulta de los sitios yihadistas, a la que el gobierno de Hollande se ha negado hasta ahora. En términos de política exterior, Sarkozy, que se reunió hace unos días con Vladimir Putin en Moscú, llamó una «coalición única» contra el Estado islámico. «Necesitamos de todo el mundo para exterminar Daesh [acrónimo de Estado islámico], en particular de los rusos», subrayó. A nivel europeo, Nicolás Sarkozy pidió una «nueva política de inmigración», poniendo énfasis en el reforzamiento de los controles a la entrada de migrantes.

Intensificación de los bombardeos en Siria y nuevas medidas “securitarias”: el curso “neocon” de Hollande

Es en ese contexto, el Ejecutivo francés se encamina a un curso bonapartista fuerte. El ambiente en el Eliseo y el Partido Socialista es abiertamente guerrista: «Debemos tomar medidas de guerra total. Debemos atacar a Daesh, de forma rápida, para reducirlo y vencerlo «, dice una personalidad socialista de alto nivel. «Los bombardeos no son suficientes, dice alguien cercano al presidente. Tenemos que ir a tierra para erradicar las malas raíces. En un momento dado, poner herbicida no sirve mucho, tenemos que ir con la pala. Debemos hacer la guerra, ir al suelo, con todo lo que ello implica: que tomen prisioneros, destruyan los hogares». Por ahora, Matignon (sede del primer ministro) no ha decidido ir tan lejos, pero para calmar a las “fieras” ha intensificado desde el domingo a la noche las bombardeos masivos sobre Daesh en su reducto en a ciudad siria de Raqa.

Este endurecimiento de la política exterior y la demostración que estamos en guerra, sirven para justificar nuevas medidas de seguridad, incluyendo la prórroga de tres meses del estado de emergencia. A su vez, hablando de un «acto de guerra» cometido por «un ejército terrorista” que organiza desde Siria operaciones en Francia, con apoyo logístico en Europa y Francia, y que «quiere atacar a todos los franceses, lo que somos y lo que estamos haciendo luchando contra el terrorismo y por nuestra política exterior «, Hollande retoma no solo las medidas sino el discurso de Bush y su» guerra contra el terrorismo” frente a los atentados en suelo norteamericano del 11/9/2001, quien instituyó la fórmula de «enemigos combatientes ilegales» para justificar las medidas excepcionales de la administración estadounidense.

En este marco, el Elíseo desea modificar la ley de 1955 sobre el estado de emergencia, especialmente en relación con el «perímetro» y la «duración», actualmente limitado a 12 días sin votación del Parlamento. A su vez, la Continuidad de la intervención en Siria se presentará al Parlamento: la Asamblea Nacional debatirá y votará el próximo 25 de noviembre.

“Seguridad total”: ¿hasta dónde?

Si lo anterior saldrá rápidamente, ya está en preparación un nueva vuelta de tuerca sobre la “ley de inteligencia”, abiertamente liberticida votada en los pasados meses. Los lobbies ligados a servicios de inteligencia, quieren volver sobre la reglamentación de los medios de escucha e inteligencia que se han concedido únicamente a los servicios de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) y extenderlos a la policía y la gendarmería.

Otros comienzan a abogar por la ampliación de las medidas de seguridad privada, citando el rigor y la austeridad presupuestaria. Así, el personal de seguridad de la SNCF (empresa de ferrocarriles) y de la RATP (transportes de colectivos y metro de la región parisina) que se encuentra ya armado, pronto podría estar autorizado a detectar el equipaje y a la gente, a la vez que proponen reclutar fuerzas de seguridad privadas armadas para garantizar la seguridad de ciertos lugares en lugar de la policía. La idea, ya planteada por algunos sindicatos policiales, parece estar ya en consideración por parte del Ejecutivo.

Este curso “bushista” sin los medios y la potencia de una superpotencia como EEUU no solo se van a chocar con obstáculos y resistencias mayores sino que a la vez puede ser más peligrosos y tener consecuencias más onerosas para los trabajadores y el pueblo de Francia que la política “neocon” en los EEUU. Es más imperioso que nunca que las organizaciones obreras y populares paremos esta deriva autoritaria.

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