Sindicato suspende la huelga de los maquinistas alemanes

Después de la huelga más larga en la historia de la empresa ferroviaria alemana, Deutsche Bahn AG, desde el pasado martes había comenzado un nuevo paro de actividades. Pero el jueves la huelga fue suspendida por el sindicato sin consultar a las bases, para negociar con la empresa. Hasta el 17 de junio habrá un proceso de conciliación, con obligación de respetar la “paz social”.

Después del nuevo fracaso de las negociaciones entre la ferroviaria alemana Deutsche Bahn (DB) y el Sindicato de Maquinistas Alemanes (GDL, según sus siglas en alemán), el pasado fin de semana, el martes empezó un nuevo paro en los trenes de mercancías, seguido por un paro en el transporte público. El sindicato entró en huelga con todo. Si bien el paro no se definió como de tiempo indefinido, tampoco se anunció el probable fin de la medida. Además, el sindicato aumentó los subsidios de huelga a 100 euros por día para cada trabajador en huelga para elevar otra vez la participación en la huelga.

Pero este jueves se anunció de golpe que la huelga se suspendiera inmediatamente. La semana que viene comenzará un proceso de conciliación, que durará hasta el 17 de junio. Como mediador, la empresa nombró a Matthias Platzeck, el ex primer ministro de la provincia de Brandenburgo y ex jefe del partido socialdemócrata (SPD). El sindicato GDL, nombro por su parte a Bodo Ramelow, el primer ministro de Turingia y alto funcionario del partido Die Linke. Durante la conciliación hay una obligación de respetar la “paz social”, con lo cual nuevos paros o medidas de fuerza están prohibidos.

La base del GDL recibió este anuncio sin preparación. En línea con el secretismo de las negociaciones lideradas por la cúpula del GDL de Claus Weselsky, los trabajadores en huelga supieron de la decisión sólo después de que fuera tomada. Un sindicalista combativo mencionó que los trabajadores en huelga estaban en contra de la conciliación, pero no tienen ninguna influencia en las negociaciones. Por ahora, hasta el 17 de junio enfrentan una dura prueba de paciencia.

Una huelga histórica

Hasta hoy, los trabajadores del GDL lucharon con total determinación. Hace poco terminó el paro más largo en la historia de la Deutsche Bahn AG, con casi una semana de duración. Según la empresa, uno de cada dos trenes no circuló, lo que generó pérdidas importantes no solo para la DB sino también para las grandes empresas automotrices y químicas, que tuvieron que utilizar otros medios de transporte para sus cadenas de producción y así mantener sus sistemas de “just in time”, aunque no tuvieron que parar por completo su producción.

Por su dureza, la lucha de los maquinistas es una de las expresiones más avanzadas de la actual oleada de huelgas que recorre Alemania, junto a la huelga de las guarderías, en los correos y la lucha de Amazon. En los hechos, sus demandas económicas como la suba de salarios y la disminución de las horas de trabajo, se combinan con el conflicto político por el derecho a la huelga, que se encuentra bajo ataque por el gobierno y los capitalistas junto a los sindicatos oficialistas de la confederación sindical DGB. Pero la dirección del GDL se negó hasta hoy a liderar este conflicto de esa manera justamente política y ligar la huelga directa y ofensivamente con la cuestión de la defensa del derecho a la huelga – una estrategia que hubiera necesitado una amplia movilización de frente único contra la limitación de este elemental derecho de los trabajadores.

Por el contrario, los medios, los partidos burgueses y los capitalistas se han concentrado en esa dimensión política desde el principio. Solo así se explica su enorme campaña reaccionaria que intento demonizar al GDL y su jefe Claus Weselsky: desde la acusación de “tomar por rehén a todo el país”, hasta comparaciones con Hitler, se utilizó todo un armario de insultos y reproches.

Con un relativo éxito, la propaganda de los medios generó un cierto distanciamiento de la población contra la huelga ferroviaria. Pero por otro lado, también hubo una simpatía y un apoyo enorme, sobre todo desde los sectores más combativos de los trabajadores y de izquierda, que en los medios se silenció por completo. También en el sindicato competidor, el EVG, la base de los trabajadores tiene una amplia simpatía por las medidas de lucha, ya que ellos también se enfrentan en las negociaciones con la intransigencia de la empresa.

¿En qué resultará la conciliación?

Con su estrategia negociadora intransigente, la DB intenta responsabilizar al GDL por la huelga y por los problemas causados para los trabajadores y la juventud. Esperan el cansancio de los trabajadores en huelga y la implementación de la ley anti-obrera de “unidad de convenios”, que prohibirá a los sindicatos minoritarios en una empresa a entrar en huelga. Sobre todo por ese trasfondo, resulta peligrosa la conciliación, ya que imposibilita una movilización de los maquinistas contra la “ley de unidad de convenios” que se votaría este viernes.

También los mediadores mismos representan un problema: Platzeck era el jefe de un gobierno provincial de austeridad y perpetuó el “legado” de la Agenda 2010 como jefe del partido socialdemócrata. Su compañera de partido, Andrea Nahles, es responsable máxima de la ley de unidad de convenios. Y el primer ministro del partido Die Linke, Bodo Ramelow, que es visto por mucha gente de izquierda en Alemania con buenos ojos y grandes aspiraciones, si bien ataca verbalmente a la empresa y al gobierno, en el Bundesrat (segunda cámara legislativa en Alemania), su gobierno se abstuvo en la votación de esa ley para no complicar demasiado su relación con la socialdemocracia. En las huelgas en el servicio público y ahora en los jardines de infantes, criticó varias veces a los trabajadores por sus demandas “demasiado altas”.

La dirección del GDL ha sido tan combativa hasta ahora solo porque está en juego su propia existencia como sindicato. Pero el secretismo de su estrategia en las negociaciones y en la huelga, que con su anuncio de conciliación tomó por sorpresa a los trabajadores, actúa como freno. Por el contrario, en la base del GDL se discute ampliamente la necesidad de una huelga indefinida y la convergencia con las otras luchas en curso.

Es por eso que, a pesar de la conciliación, es necesario no esperar pasivamente que se negocie una “solución”, sino continuar con las acciones de solidaridad y de presión a las negociaciones. Los trabajadores tienen que estar alertas, como también opinaron los huelguistas en su local en Berlín. Porque los sindicalistas del GDL no solo luchan por sus propias demandas, sino también por el derecho a la huelga de todos los trabajadores en el país. Para que esa lucha no termine en vano, tendrán que tener lugar más acciones. Ahora, no solo a pesar de la conciliación obligatorias, sino justamente por ella.

About Stefan Schneider

Stefan Schneider | Berlín