El martes 8/10 la capital de Grecia amaneció paralizada por el llamado de distintas organizaciones a manifestarse en repudio a la visita de la canciller alemana Ángela Merkel. El conservador premier griego, Antonis Samarás, cínicamente recibió con honores a Merkel, que llegó para pedir que se cumpla el nuevo ajuste exigido por la Troika (FMI, UE y BCE), mientras dispuso un enorme operativo de 7.000 policías para reprimir a los manifestantes.
Mientras Samarás le aseguraba a Merkel que “Atenas cumplirá con sus obligaciones”, decenas de miles de jóvenes y trabajadores se manifestaban por las calles de la capital denunciando la política de la Troika y del gobierno conservador, y repudiando a Merkel. A pesar de la prohibición del gobierno los manifestantes ocuparon la plaza Syntagma, frente al Parlamento donde se produjeron enfrentamientos con la policía durante gran parte del día y cerca de 200 personas fueron detenidas.
La visita de Merkel se produce a solo dos semanas de la última huelga general contra la coalición gubernamental que lidera Samarás y que paralizó Grecia contra un nuevo recorte de 13.500 millones de euros que prepara el gobierno en respuesta a las exigencias de la Troika.
Los ajustes de los últimos años han reducido hasta en un 60% las pensiones y los salarios de los trabajadores públicos y han llevado al 55% el índice de desocupación entre los jóvenes. Los grupos fascistas ligados al partido de ultra derecha Amanecer Dorado, que actúan en connivencia con la policía y los cuerpos de seguridad, tratan de sacar provecho de la situación de miseria a la que son arrastrados los trabajadores y el pueblo griego, culpando a los inmigrantes, que son los sectores más oprimidos, a los que salen a apalear y perseguir por las calles.
Los trabajadores, la juventud y el pueblo griego han dado sobradas muestras de su disposición a la lucha pero tanto las direcciones sindicales que llaman a acciones aisladas, como la principal coalición opositora, la reformista Syriza (que salió segunda en las últimas elecciones) cuya política es la permanencia de Grecia en el euro y negociar en “mejores condiciones” con la Troika, no representan ninguna salida progresiva para el pueblo griego.
Para enfrentar la nueva ofensiva es necesario plantear una política de independencia de clase frente a las distintas variantes capitalistas y luchar por una huelga general por tiempo indeterminado para acabar con los planes de ajuste y para que la crisis la paguen los capitalistas.