La manifestación del 11 de julio en Madrid se desarrollaba en medio de los anuncios de Rajoy a más recortes, que el Consejo de Ministros presidido por el Rey confirmaría el viernes siguiente. El 10 de julio los mineros entraban por el Arco de Moncloa provenientes de las distintas comarcas, donde los recibimos con una gran pancarta: “Nacionalización de las minas del carbón bajo control de los trabajadores”. Los cascos iluminaban con sus luces a una marea humana que gritaba: “Sí se puede”, “Que viva la lucha de la clase obrera“, “Hoy con banderitas, mañana dinamita”. Así hasta la manifestación del 11 de julio, que dejó su siembra con manifestaciones en las calles de Madrid hasta estos días, llena de jóvenes y trabajadores, esta vez funcionarios públicos.
En esta nota destacamos la voz de algunas mineras en lucha.
Mientras se escuchaban los cantos de: “Madrid, entero se siente minero”, “Que sí, que sí nos representan”, Concepción, minera asturiana, explicaba cómo en Asturias no sólo se cierran las minas: “Las multinacionales que vienen, invierten se montan por cuatro días y se largan. Esto no afecta sólo a los mineros, afecta a todos los que viven alrededor. Incluso, ¿qué pasaría con las centrales térmicas que se abastecen del carbón?, ¡irán al cierre también! Es por eso que el mayor nivel de paro juvenil de toda España está en las cuencas mineras. Les dijimos: ‘Sois un ejemplo a seguir para toda la clase trabajadora’; a lo que Mar, otra minera, contesta: ‘Ojala nos copien, y tomen ejemplo porque ya no es solamente el país, es el mundo entero que tiene que moverse’
“Sabemos cuando entramos, pero no si vamos a salir”
Mar es una minera del Pozo María Luisa de Asturias, de la empresa Hunosa donde hoy trabajan dos mil mineros de las cuales doscientos son mujeres. Entró a trabajar a los 29 años, después de una larga lucha para que las mujeres puedan trabajar en las minas. Día a día baja a un pozo de 689 metros de profundidad en la ‘jaula’, como le llaman: “Sabemos a qué hora entramos, pero no sabemos si vamos a salir. Es muy duro trabajar en la mina, para hombres y para mujeres, es infrahumano. Por eso somos tan duros, tan luchadores; y también muy humanos. Mi abuelo trabajó en la mina, mi padre también, ahí murió a los 47 años. Es muy duro para mi hermano tener que trabajar en el pozo donde murió mi padre. Sabemos cuando entramos, pero no si vamos a salir.”
Dice el himno de los mineros: “En el poso María Luisa, 16 mineros muertos, mirai mirai Maruxina, mirai, como vengo yo…”. Lo que parece lejano en el tiempo se vive como si fuera ayer. El sepia o blanco y negro de la historia y tradición de lucha de los mineros de décadas pasadas, toma vida y color con los hijos, nietos y nietas de los mineros que hoy trabajan en las minas. El pozo María Luisa, donde trabaja Mar y su hermano, hoy está impregnado de tradición obrera: cientos de obreros dejaron su vida en el trabajo y en la lucha. Hasta hoy se recuerda aquel 13 de julio de 1949, cuando 17 mineros murieron en el pozo María Luisa trabajando, causando tanta conmoción que espontáneamente los obreros paralizaron casi todas las instalaciones. Así nacían las primeras huelgas, con masivas manifestaciones hasta el funeral. Mar nos cuenta cuando murió su padre en el pozo, la conmoción que causó en todo el pueblo, la casi manifestación hasta el cementerio. Pero también recuerda con amargura que la empresa sólo le dio palabras de promesas perdidas. “Somos duros, porque nuestro trabajo es duro”, repite.
Ser mujer y minera
¿Sois esposas, hijas o amigas de mineros? “No, ¡somos mineras!” contestaron Mar y Concepción. Y ¿de qué trabajan las mujeres mineras? Asombradas por la pregunta contestaron al unísono: “Cualquier tipo de trabajo, como cualquier otro minero, podemos estar en cintas transportadoras, podemos estar en arranque, donde sea, cualquier tipo de trabajo, somos una más”. Mar le exige gritando a su compañera que cuente cómo lograron que las mujeres puedan entrar a las minas: “Es que me da vergüenza. He ganado un recurso en el Tribunal Constitucional para que las mujeres entraran en la mina, la sentencia salió en diciembre de 1992, antes las mujeres no podían trabajar en las minas. Las primeras mujeres que quisimos entrar a trabajar fue en el año 1985, éramos muy pocas y nuestra empresa había convocado a unas mil plazas de los mineros. Ahí estábamos las mujeres y tardamos dos años para que nos llamaran al reconocimiento médico, mientras que los hombres ya estaban trabajando.” Mar también cuenta: “Yo tuve que luchar mucho para poder entrar. Antes pasamos por el reconocimiento médico, lo que nos llevó dos años de lucha con las mujeres. A mí no me quisieron aceptar con la excusa de mi astigmatismo, cuando yo tenía menos que mi hermano. A él sí lo dejaron entrar. Me operé del ojo para que no tuvieran excusas y poder entrar”. Continúa Concepción: “Tuvimos muy pocos apoyos, vamos, casi ninguno, sólo algunos de mujeres progresistas y luego, sobre todo, la lucha de los mineros, de la familia vamos, totalmente a favor, porque eres hija, nieta, hermana y sobrina de mineros: somos familia minera; como ella” Le sigue Mar: “Sí, yo entré porque mi padre perdió la vida en la mina, sino no podemos entrar. Nosotros pertenecemos al colectivo de régimen de preferencia, yo en mi caso perdí a mi padre con 47 años en la mina, y entró también mi hermano a los 18 años a trabajar.”
Ellas hacen el mismo trabajo que los hombres. “Pero claro que para una mujer es más difícil, ya no tener baño lo hace más difícil para nosotras. Igualmente los mineros nos tratan con mucho respeto comparado con otros sectores donde yo he trabajado, hay mucho compañerismo con las mujeres mineras. En la mina es así, porque es un trabajo muy duro y trabajamos todos por igual.”
“Las condiciones son infrahumanas para mujeres y hombres”
Las mineras nos cuentan las terribles condiciones de trabajo en los pozos del carbón: “Las condiciones son infrahumanas para hombres y mujeres. Para comer el bocadillo hay que cuidar que no se lo coman las cucarachas, las ratas. Hay mucha humedad y hace mucho calor, nuestros cuerpos están mojados 8 horas, con la humedad del carbón. Ni mi madre podía hacer frente a la ropa de mi hermano cuando llegaba de la mina. Además, un accidente en la mina, ahí abajo, no es lo mismo que en otro trabajo. Cuando yo entré a trabajar en el año 2000, a los tres meses un compañero mío tuvo un accidente, yo sola tuve que arrastrarlo casi 300 metros, le salvé la vida. Al otro día tuve que levantarme como siempre, a las seis de la mañana a trabajar, bajar al pozo y sentir el olor y ver de la sangre que había quedado de mi compañero, y trabajar como un día más”. Mar sigue hablando sin esperar más preguntas y cuenta: “Estamos abajo, a casi 700 metros de profundidad, a oscuras, no vemos la luz y por los olores podemos saber si afuera llueve o hay sol, desarrollamos el sentido del olfato, porque no podemos ver nada hasta que salimos”. La campaña mediática de que los mineros son ‘privilegiados’ de altos salarios y prejubilaciones cala hondo en la sociedad, pero Mar denuncia que no es así: “Lo único que tenemos diferente es seis meses más que otros trabajadores por año cotizado. ¿Pero por qué no dicen nada de los policías que se jubilan a los 52 años?”. Claro está que no puede ser un privilegio dejar el cuerpo, la sangre y la vida en las minas: “Precisamente porque es un trabajo muy duro es lo que nos hace ser fuertes, estar unidos, porque sabemos lo duro que es la mina” “Por eso, es un orgullo para nosotros estar luchando hoy. Luchamos por lo que es justo, las empresas mineras lo que hicieron fue aprovecharse de esos fondos mineros y con las ayudas abrieron lo que son otras empresas fantasmas, luego cerrarlas y quedarse con fortunas. Esas ayudas tenían que estar destinadas para la diversificación para el momento que cerrara la mina, y nos den una diversificación y una alternativa; y lo que hicieron la mayoría de la empresas fue llevarse el dinero.”
La Plataforma de Mujeres Mineras
La Plataforma de Mujeres Mineras nace para organizar acciones de solidaridad a las reivindicaciones de la huelga de los mineros. Pero uno de los objetivos que se propusieron es dar a conocer la lucha de los mineros, mientras son parte activa de las barricadas y movilizaciones.
Concepción arranca respondiendo cómo se formó la Plataforma: “A raíz de la huelga, nos fuimos organizando y se fueron sumando cada vez más mujeres y entre ellas no sólo están las mujeres de los mineros, estamos también las trabajadoras mineras. Lo hacemos para que se nos oiga. Porque nos están boicoteando los medios de comunicación, tenemos ahora nueve mineros encerrados en el pozo a 700 metros y llevan 45 días ahí. Y esto no interesa, esto no lo dicen, esto no lo publican. Esto es en el pozo Candín y en el pozo Santiago, en las comarcas de Asturias. La mujeres lo que hacemos es organizarnos y apoyar las manifestaciones, hemos hecho una manifestación desde una cuenca minera andando con velas por la noche hasta la zona donde están encerrados en los pozos, unos 10 km, lo que queremos es que se oiga, porque no se pública, ¡que cuenten la verdad!. Es increíble, en una democracia que está actuando peor que si fuese una dictadura.»
La represión:“Cuando los mineros se manifiestan, hacen barricadas, van a muerte por ellos”
Esta semana en Asturias, en Mieres, la policía le dio con una pelota a una niña que estaba asomada en la ventana y le destrozó el lado izquierdo de la cara: Mar nos relata la durísima represión: “entran a las casas la policía nacional, agrediendo a personas mayores, a niños, no les importa absolutamente nada, cogen a los mineros, les cogen las matrículas de los coches. Cuando dejan los coches aparcados para hacer una barricada o protestar, cuando vuelven los mineros tiene todas las ruedas de los coches rajadas. El gobierno está vetando todo, está vetando toda la información, vamos, no sale ni la mitad de lo que en realidad está sucediendo. Las movilizaciones son en toda España, en todas las cuencas mineras. Pero en Asturias en concreto, es donde la minería está más arraigada, donde más minería hay y las movilizaciones son tremendas. El gobierno nos está vetando y ahora llevaron cuatrocientos policías de Madrid, al principio eran trescientos,, ahora hay más de 1.000 policías en Asturias, además Guardia Civil, es increíble. No nos podemos mover, no nos dejan manifestarnos. Cuando los mineros se manifiestan, hacen barricadas, van a muerte por ellos. Esto que es la pura realidad no está saliendo en la prensa, estamos en una dictadura, muy duro”. “Los policías nos dicen: ’no tienen ni para comer, ni tendrán para nada’, es increíble.” “Público muchas cosas en el facebook, lo que la prensa no saca, fotos de mineros heridos, ya que la prensa saca los altercados que pueda haber de algún minero con la policía, pero no cuando hay un herido civil, y lo trastocan todo como si fueran los mineros y no los policías.”
Se reviven décadas pasadas
No es que la historia se repite, es que la lucha de clases acelera los tiempos que ‘hacen’ la historia, más aún en momentos en que el capitalismo recrudece su violenta explotación. Ellas nos cuentan cómo en Pola de Lena los mineros, ante la persecución policial se refugian en casas de vecinos, abuelos de 70 y 80 años que seguramente reviven las luchas de décadas pasadas. No es casualidad que después los identifiquen y les lleguen citas judiciales y multas: estos abuelos serán una fuente de tradición y conocimiento para la actual generación de mineras y mineros de Mieres; María Luisa; Pola de Lena. Acabada la masiva manifestación con los pelotazos de la policía contra los mineros y manifestantes. Los mineros y mineras se enfrentan sin miedo, cantan su himno, se abrazan, uno grita: “los mineros no tenemos miedo a morir”. Claro, es que en la mina saben cuando entran pero no si salen. Y otra vez, nuestras cámaras fotográficas fijan las imágenes a color, trasladándonos al sepia del pasado. No tenemos más que confiar en la potencialidad revolucionaria de la clase obrera, que cuando vuelve a salir a escena no lo hace desde el vacío, ni desde cero. La experiencia de de Asturias en 1934 o la “huelgona” de 1962 que animó a la clase obrera en casi todo el Estado a luchar bajo el franquismo, son algunas de sus grandes gestas. Tal vez hoy los mineros y mineras en huelga sean una fuente de inspiración para la juventud sin futuro del 15M, que siente “que sí los representan”. O una fuente de inspiración para el conjunto de la clase obrera del Estado Español, y así se dispongan a dar una respuesta generalizada al ataque generalizado de un sistema de explotación en decadencia. Salir del chaleco de fuerzas de las direcciones sindicales burocráticas y los engaños de la patronal, será un paso necesario para ello.
Pero también las imágenes del fuego y las barricadas de los mineros recorrieron el mundo. Como dice Mar, “es el mundo entero que tiene que moverse”. A los obreros franceses de Peugeot les esperan ocho mil despidos y con ellos a otras empresas como Air France, Citroën, y tantas otras. Los ‘obreros de mono’ podrán demostrar que no son un ‘fantasma’, o cuerpos en extinción, sino la fuerza social que puede hacer temblar a una Europa en crisis, o develar el mito de la ‘reactivación norteamericana’.