“Gobierno de izquierdas”, Regeneración del Régimen y la lucha por un proceso constituyente

El “gobierno de izquierdas” se abre paso. El posible acuerdo PSOE-Podemos abre la puerta a un nuevo pacto por arriba que dé lugar a una regeneración del maltrecho Régimen del ‘78. Se plantea la urgencia de luchar por un verdadero proceso constituyente para que las grandes demandas democráticas y sociales no queden de nuevo en el cajón.

La semana de la Corona parece que termina con “campanas de boda”. Está por verse si habrá enlace finalmente, pero en estos días no han faltado los gestos -y algo más que gestos- para que Pedro Sánchez pueda proponerse para encabezar un “gobierno de izquierdas” –o como gusta llamarle él, un “gobierno progresista”- con el apoyo de Podemos, IU-UP y la abstención de algún otro socio que aún está por determinar.

Hoy viernes, Felipe VI recibirá a Iglesias, Sánchez y Rajoy, por este orden. Pero ya ayer jueves, la Casa Real mandó por medio de un peculiar emisario, el diputado de Compromís Joan Baldoví, el mensaje de que propondría a Rajoy sin mucha esperanza de que saliera elegido. Con una fórmula cortés de “solo no lo propondría si se retirara el mismo”, dejaba entrever que le daba paso por el simple hecho de ser el PP la fuerza más votada. Esto de por sí muestra la soledad del PP… y especialmente del propio Rajoy. Algo que quedó muy bien ilustrado en la broma telefónica que hizo al presidente en funciones una radio catalana (Ràdio Flaixbac) y un imitador de Carles Puigdemont, en la que Rajoy reconocía que tenía “la agenda muy libre”.

El último en visitar Zarzuela ayer fue Albert Rivera. Por enésima vez repitió que trataría de hacer de “celestino” entre Sánchez y Rajoy, pero ni él mismo se lo cree a estas alturas. De hecho, en esta semana C’s ha dejado caer que no descartan abstenerse para facilitar un gobierno del PSOE, siempre y cuando éste no acepte en sus negociaciones el referéndum que le proponía Podemos.

Sobre esto precisamente, otrora “línea roja” de Podemos -y sobre todo de su coalición catalana En Comú Podem-, se han producido las novedades más importantes en estos días. Iglesias y Errejón ya han adelantado que buscarán un acuerdo que fije sus prioridades en una agenda de reformas sociales y económicas. Esto lo han hecho en la misma semana en la que la Mesa de la Cámara, con el PSOE de acuerdo, ha facilitado a Iglesias que su grupo parlamentario cuente con 64 diputados. Su promesa de grupo parlamentario propio a las listas de confluencia en Galicia, País Valenciano y Catalunya, ha quedado en nada y todos los diputados -salvo cuatro de Compromís- ha decidido integrarse en las filas del grupo que encabezará Iglesias.

Aun así, esto no zanja las posibles tensiones con las listas de confluencia si finalmente se opta por dejar aparcado el referéndum en pos de un acuerdo con el PSOE. Pero sí “minimiza” las posibles deserciones, pues seguramente los diputados de estas coaliciones que responden a Podemos, ICV e IU -quienes tampoco plantean esta demanda como “línea roja” para votar a Sánchez- muy probablemente respetarán la disciplina del grupo parlamentario.

Por su parte, el diputado de En Comú Podem, Xavier Domènech, ha salido satisfecho de su audiencia con el monarca. Según ha explicado en su comparecencia, ha mantenido una conversación larga e interesante con el Rey en la que le ha explicado su propuesta de referéndum. Se trataría simplemente de aplicar el artículo 92 de la Constitución del ‘78, el relativo a referendos consultivos. No se trata pues del derecho a decidir, sino el derecho a ser consultados. Algo que deja incólume el principio de unidad forzada de España.

Una línea que coincide con la manifestada por la misma Ada Colau en una entrevista en BTV el pasado miércoles, cuando declaró que “primero nos tenemos que expresar. Y después podemos hablar de reformas constitucionales, de diferentes posibilidades, de la independencia, el federalismo”. La posible votación sería pues un simple hecho consultivo previo a una negociación con el Estado. En ningún caso tendría que llevarse adelante el resultado.

Aclarada esta letra pequeña de la consulta, se puede entender el optimismo de Domènech (quizá exagerado) respecto a las facilidades para convencer a los socialistas sobre la cuestión, que ha dicho serán mayores que en otros temas de la agenda social y de políticas de regeneración democrática.

Todos estos movimientos se producen al mismo tiempo que el recientemente formado govern Puigdemont comienza a descafeinar las expectativas en el proceso de “transición” a la república catalana. Lo de los 18 meses empieza a flexibilizarse y de fundar una república, el mismo Puigdemont ya se ha rebajado a “dejar a las puertas” de una república. Como enero, todo un “clásico” del proceso de CDC, las “rebajas”. Por si acaso esto pone en riesgo el pacto con la CUP, JxSí ya está buscando nuevos socios parlamentarios. Y, ¿quién ha saltado a ofrecerse? El mismo PSC.

Así pues, la obra va cobrando sentido, y hasta me animo a tirar una hipótesis: Sánchez presidente, apoyo de Podemos e IU, abstención de CDC (Democràcia y Llibertat) y algún otro grupo (el PNV siempre presto a ayudar en la estabilidad del gobierno español)… e incluso una negociación encaminada a una consulta no vinculante como desvío al movimiento democrático catalán. Sin duda una buena base, que hasta la Corona podría bendecir, para abrir camino a una regeneración del Régimen del ‘78.

Es pronto para aventurar si será está la combinación u otra, pero lo que este sainete entre las Cortes, la Corte y el Palau indica es que la fórmula del “gobierno de izquierdas”, cocinada en un pacto por arriba con el PSOE, por la que están apostando Iglesias y Garzón no tiene nada de “izquierdas” y mucho de gobierno “restaurador”.

Restaurador de uno de los dos principales agentes del Régimen del ‘78, nada menos que el PSOE, el socio preferente de Podemos, sus listas de confluencia e IU. Un socio con el que todo acuerdo en la agenda social no va a poner en cuestión, ni un milímetro, los compromisos de deuda, las directivas de la Troika o los nuevos paquetes de ajustes y reformas que ya pide la Comisión Europea. ¿Podría sacarse el artículo 135 de la Constitución? Como gesto no está descartado. Ahora bien, no le hizo falta ese artículo ni a Zapatero ni a Rajoy para bajar el sueldo a los funcionarios, aprobar las reformas laborales o el pensionazo. Los grandes problemas de paro, miseria, desahucios o precariedad seguirán sin resolverse, mientras los intereses y beneficios de los grandes capitalistas seguirán blindados. La experiencia griega y el “gobierno de izquierda” de Syriza -que hoy es el encargado de aplicar los recortes, privatizaciones y contra-reformas– promete repetirse amplificada con esta versión encabezada por la pata izquierda de esta democracia para ricos.

Restaurador también de un régimen político corrupto y profundamente anti-democrático. Las grandes demandas democráticas que se pusieron sobre la mesa del 15M en adelante no dejan de licuarse por parte de Iglesias y Errejón. Ocurre de campaña en campaña, y ahora de negociación en negociación. Del cuestionamiento a la casta se ha pasado a su consideración como socio preferente y a plantear medidas mínimas como la de prohibir las puertas giratorias. Del cuestionamiento a la Corona que obligó a abdicar a Juan Carlos I, al reconocimiento y legitimación de su heredero como un sujeto del proceso de cambio culminado con las audiencias de esta semana. Y del referéndum catalán o “derecho a decidir”, a la votación consultiva y no vinculante pactada con la misma Corona que ha explicado hoy Domènech.

La estrategia de “gobierno de izquierda” desplegada por la dirección de Podemos, IU y las candidaturas de confluencia –que en los hechos se acompaña del abandono de toda denuncia al Régimen del ‘78 y la defensa de un proceso constituyente- está pues opuesta por el vértice a cualquier resolución de los graves problemas sociales y a la conquista de demandas democráticas tan elementales como el fin de la “casta” de políticos al servicio de los capitalistas, de la Corona o el ejercicio del derecho de autodeterminación. Ninguna de ellas puede realizarse de la mano de uno de los principales partidos del Régimen del ‘78, y aún menos desde el respeto y la leal colaboración con sus instituciones, empezando por la Monarquía.

Han sido millones los que han confiado en el voto a estas formaciones como vía para lograr sus más sentidas reivindicaciones democráticas y sociales. La opereta de negociación entre élites de la que estamos siendo testigos sólo demuestra que es utópico pensar que podrán ser resueltas en un proceso de regeneración desde adentro del mismo Régimen. En contra de esta ilusión que amenaza con conducir a una nueva “Transición” y un nuevo “desencanto”, es imprescindible pelear por reactivar la movilización social por estas demandas y por imponer verdaderos procesos constituyentes en el Estado español y las nacionalidades, en los que realmente se pueda discutir y resolver todas las reivindicaciones que se están dejando nuevamente en los cajones. Y así hay que exigírselo a todos los dirigentes de estas formaciones reformistas que dicen defenderlas.

Porque procesos de este tipo no nacerán de los pactos de palacio que se están cocinando. Asambleas constituyentes realmente soberanas, elegidas en circunscripción única por todos los mayores de 16 años, con diputados revocables y que no cobren más que el salario medio de un obrero y donde todo esté en discusión -desde la Corona hasta la propiedad de los grandes recursos y empresas- sólo pueden ser conquistadas por medio de una gran movilización social con la clase trabajadora al frente. Esta debería ser la hoja de ruta de todo aquel que se proponga seriamente pelear por una resolución efectiva de los problemas sociales y democráticos pendientes.

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