Colau da su apoyo a la represión de la Guardia Urbana contra los “manteros”

Este jueves por la tarde se ha producido una redada de la Guardia Urbana contra los “manteros” que ha finalizado con persecuciones y cargas policiales dentro del metro. Ada Colau ha salido en defensa de la actuación policial y a condenar la “violencia” de los vendedores.

La capital catalana ha vuelto a presenciar una de esas estampas racistas a las que desgraciadamente nos tiene acostumbrados. A primera hora de la tarde, un operativo de la Guardia Urbana ha efectuado una redada contra un grupo de “manteros” que se encontraban en las Ramblas y que ha finalizado con su persecución hasta el metro y su represión por parte de esta policía municipal que responde a las órdenes del gobierno de Ada Colau.

Para llevar adelante esta operación la policía consideró oportuno cercar a los manteros y cortar el paso en las Ramlas a esa altura. La escena de estigmatización y persecución era impactante. Un grupo de turistas observando como la Guardia Urbana expulsa de la calle a los “manteros”.

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Cuando un miembro de la Guardia Urbana requirió los papeles a uno de los vendedores, éste salió corriendo con otros compañeros hacía el metro de Plaza Cataluña. En ese momento comenzaron a perseguirles miembros de la unidad antidisturbios de ese cuerpo, la misma que Colau había prometido disolver y que está acusada de un buen número de casos de malos tratos, torturas y montajes policiales, como el que denuncia el documental “Ciutat Morta”.

Dentro ya de la estación los miembros del dispositivo policial cargaron contra los “manteros” mientras estos se defendían con piedras. Además muchos de los usuarios que se encontraban en aquel momento en el metro han denunciado que durante la persecución de la Guardia Urbana, éstos les propinaros empujones y codazos para abrirse paso.

El operativo policial ha finalizado sin detenciones, si bien la Guardia Urbana ha anunciado que se ha iniciado una investigación y que en los próximos días se va a trabajar en identificación de los “manteros” que estaban presentes, para su detención.

En un video publicado por el diario LaVanguardia, uno de los vendedores, Harib, denunciaba con estas palabras la acción policial: “ellos me han pegado, yo solo iba a comprar comida y me han identificado. Entonces ha llegado un compañero suyo y me empuja, alguno que me insulta, me tratan como un animal”.

Horas más tarde la Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha realizado declaraciones a los medios de comunicación sobre lo sucedido. En todo momento ha dado por buena la versión de la Guardia Urbana que tacha a los “manteros” de violentos. Ha asegurado que no tolerará que se pase la línea roja de la violencia. ¿De qué violencia hablaba? ¿De la que diariamente sufren estos vendedores a manos de la Guardia Urbana? ¿Del acoso y humillación al que se ven sometidos? No. Colau ha limitado sus acusaciones de violentos a los “manteros”, que cansados del acoso al que le somete el ayuntamiento de Barcelona en Comú -como los anteriores de CiU o el PSC- se han defendido y rebelado ante el operativo y la persecución de hoy.

Moralidad en las redes, persecución en las calles

El pasado 28 de agosto Ada Colau, compartía en la red social Facebook su opinión sobre los trágicos sucesos que hoy en día estamos viviendo con la oleada de refugiados provenientes de Siria y otros países.

En este texto la alcaldesa de Barcelona apuntaba que el problema de los refugiados y de la inmigración debía ser abordado “desde la capacidad de amar que nos hace humanos, o acabaremos todos deshumanizados”. En el escrito publicado en su perfil público añadía además que “lo que necesita Europa, urgentemente, es una “llamada al afecto”, una llamada a la empatía”. Y denunciaba como “algunos de forma irresponsable promueven el miedo a “los otros”, “los ilegales”, “los que vienen a vender sin licencia”,” a gastar nuestra sanidad”, “a quedarse nuestras ayudas”, “a ocupar nuestras plazas de colegio”, “a pedir”, “a mendigar” “a delinquir”…”

La moralidad y las buenas intenciones de la Ada Colau en las redes sociales chocan con la política municipal frente a los “manteros”. Su política hacia “los que vienen a vender sin licencia” es hasta ahora la misma que la de los equipos municipales anteriores. Y sus declaraciones de amor se convierten en justificación de porrazos y violencia policial si estos que sufren a diario ese “odio” que ella denuncia osan rebelarse y decir “basta”.

Desde que asumiera su cargo, Ada Colau no solo no ha acometido el tan prometido cambio en las estructuras internas de la Guardia Urbana de Barcelona sino que además ha cedido a gran parte de sus pretensiones. Ni siquiera su tradicional campaña estival contra el top manta, una de las estampas más patentes del racismo institucional en Barcelona, fue anulada como han pedido en reiteradas ocasiones muchas asociaciones de inmigrantes. Entre las demandas de los mandos de la urbana que ha aceptado, cabe destacar justamente lo contrario, el aumentar en horas y número de personal el dispositivo que el cuerpo de policía municipal destina a perseguir y reprimir a los “manteros”, incluida la participación del temido y odiado cuerpo de antidisturbios.

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