15M: Si no somos nosotros ¿Quién? Si no es ahora ¿Cuándo?

El movimiento de los indignados irrumpió en la escena política con fuerza sorprendiendo gratamente a muchos e inquietando al Estado, la banca y la patronal. Un movimiento que ha mostrado en las calles el día 19J un amplio apoyo popular a pesar de la furiosa campaña de criminalización y caza de brujas por parte tanto del Govern de Catalunya como del gobierno central después de las jornadas del 14 y 15 en el Parlament catalán. Contradiciendo a todos los tertulianos y opinólogos a sueldo de los grandes medios de comunicación, que sólo reflejan los miedos y los deseos de la mano que les da de comer, este movimiento no da muestras de desaparecer. Por el contrario, más allá de los flujos y reflujos, el movimiento se mantiene aún con vitalidad expresado en un crecimiento de las asambleas barriales y especialmente en una lucha activa de sectores de trabajadores como hoy los de Sanidad.

No intentaré hacer aquí un balance general del movimiento, ni tampoco una enumeración de todos sus aspectos positivos. No creemos que la tarea de los que se reivindican revolucionarios sea adaptarse a la realidad tal cual se da, ni embellecer o adular los movimientos y fenómenos, sino ver todas sus potencialidades, pero también sus limitaciones. Hacerse consciente estas limitaciones y contradicciones es la base para intentar superarlas mediante una política revolucionaria. Es una debilidad manifiesta del movimiento la intervención diluida de miles de trabajadores, bajo la engañosa forma de ciudadanía, basada en la no participación de los sindicatos mayoritarios bajo un nervioso silencio de sus dirigentes y en la debilidad y aún tibia intervención de la izquierda sindical.

De lo que se trata es que los trabajadores podamos intervenir como la poderosa fuerza social que somos. Los creadores de toda la riqueza material. Es necesario volver a poner en práctica los métodos de lucha que desarrollamos durante doscientos años y para esto utilizar las organizaciones sindicales que forjamos, a pesar e incluso contra sus actuales direcciones.

En el movimiento del 15M se expresa cierto asindicalismo, por otro lado comprensible por la canallesca actitud de sus máximos exponentes. A su vez la tibia intervención de la izquierda sindical, no ayuda a diferenciarlos claramente de los mayoritarios a los ojos de la inmensa mayoría del movimiento, y por omisión alimentando sus fuertes prejuicios antisindicalistas. Por eso la importancia que tiene para nosotros la pelea dada por la exigencia a CCOO y UGT de una huelga general y la de hacer llegar la indignación y las asambleas, símbolo de este movimiento, a las fábricas y centros de trabajo para discutir cómo acabar con la paz social de los Toxos y los Mendez.

Esto es lo que nos llevó a impulsar junto a un sector del movimiento las “expediciones” a las fábricas, hospitales, y conflictos. Los que nos llevó a trabajar un primer encuentro de trabajadores y empresas en lucha que se propuso impulsar más ampliamente un segundo encuentro que como plantea la invitación pueda ser tomado “por el conjunto de las organizaciones del movimiento obrero que mantienen una perspectiva de combate y de clase” (…) “los sindicatos de la izquierda sindical, las secciones sindicales y comités que se oponen a la línea de pacto social de Toxo y Méndez, los delegados luchadores… para que asistan y difundan esta convocatoria en los centros de trabajo donde tienen presencia, con el fin de que este II Encuentro signifique un avance en la activación de la participación de la clase trabajadora en el movimiento del 15M y en la solidaridad y coordinación de las luchas.”

Donde los trabajadores más allá de nuestra afiliación sindical podamos discutir cómo coordinar nuestras luchas hoy encajonadas y llevadas a callejones sin salida y al desgaste, al aislamiento y la desmovilización. Donde los burócratas en complicidad con la patronal nos terminan imponiendo elegir entre lo malo y lo peor. Para evitar esto, es necesario rodear de solidaridad activa todo conflicto y convertirlo en una causa común, peleando contra los prejuicios y posiciones corporativas que abundan entre los trabajadores.

El enemigo es el mismo, en primer lugar, el gobierno de turno más allá de su color, representante de los intereses comunes de los banqueros y las patronales. Los únicos beneficiados de no unificar las luchas. Y, todas las instituciones de este podrido Régimen capitalista que tiene al Rey, heredero de Franco, como Jefe del tinglado.

La tarea de extender la indignación a los trabajadores y unificar sus luchas entre si y a la del movimiento en general, no puede ser una tarea que sólo se declame en los pequeños círculos de la izquierda sindical y política como una posición meramente literaria. Menos aún constatar las dificultades como simples espectadores pasivos. Se impone la necesidad de un trabajo consecuente, activo y perseverante de los que nos reclamamos revolucionarios y de los que se proponen ser alternativa a los sindicatos mayoritarios. Las posiciones conquistadas como CGT, que es tercera fuerza sindical a nivel estatal, o la IAC que es el sindicato de mayor afiliación en Ensenyament y con presencia destacada entre los funcionarios catalanes, deben poner todos sus recursos militantes al servicio de esta perspectiva.

Lamentablemente se puede constatar que las organizaciones políticas como Revolta Global o En Lucha, a pesar de sus discursos de ir “de las plazas a los centros de trabajos y fábricas”, mantienen una práctica exclusivamente centrada en el trabajo territorial de los barrios y ajena a los principales conflictos obreros como Alstom, Derby, Yamaha, IPSEN, así como a la lucha de los trabajadores de hospitales, y en los hechos ninguneando políticamente en la discusión de coordinación a comisiones, como la de trabajadores indignados hacia una huelga general, que viene haciendo ya hace algún tiempo, lo que ellos dicen que habría que hacer, pero no hacen.

En esta comisión además de participar compañeros de Clase contra Clase, lo hacen de otras organizaciones y colectivos así como independientes. Es una situación favorable para despertar de su letargo a importantes batallones de nuestra clase, de la mano de los que ya están en conflictos, pero aun se mantienen aislados. Es de vital importancia que intervengan en los combates que marcarán el futuro de los próximos años.

 

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