Colau, la huelga de Movistar y la firma del Mobile World Congres (MWC)

En los últimos días la futura alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha realizado algunos gestos en favor de la huelga de Movistar que han sido acogidos con mucho entusiasmo por los trabajadores. La firma del compromiso de las escaleras y su visita a la sede ocupada del Mobile World Congres (MWC), han sido vista como un espaldarazo a la lucha. Sin embargo su apoyo a la firma de la solicitud para que el MWC se quede en Barcelona hasta 2023, anunciada para mañana, va en dirección opuesta al apoyo a la “revolución de las escaleras”.

En las horas siguientes a la visita de Colau a la sede del MWC se sucedieron una serie de contactos entre Telefónica y el Comité de Huelga, por intermediación de la misma Colau, en los que se llegó al acuerdo de abandonar el edificio a cambio de una reunión entre los trabajadores y Telefónica, y la retirada de los cargos contra el presidente del comité, Aitzol Ruiz.

Se trata de un acuerdo aceptado en condiciones de máxima presión desde diferentes frentes y al que muchos trabajadores veían varios problemas graves. Entre los más importantes,  que Telefónica se niega a ir a la reunión como parte del conflicto, se quiere presentar como mediadora entre los trabajadores y la patronal de las contratas. Una posición que puede ser utilizada para lavarse las manos y dejar la reunión en papel mojado, como ya pasó como el último encuentro después de la primera ocupación del mismo edificio. Esta sensación de desconfianza hacia la empresa era aún mayor en cuanto la reunión se posponía a una fecha entre el 2 y 5 de junio y con la tienda desalojada. Además de la huelga, esta ocupación era hasta el momento la principal arma de presión. Se trata del edificio sede del MWC y en estos días se decide si Barcelona sigue siendo la sede de este mega evento empresarial del que Telefónica es una de las más beneficiadas.

La huelga de los técnicos de Movistar está ahora en un punto crucial. En las últimas semanas la ocupación de la sede del MWC y el apoyo dado por las candidaturas municipales de izquierda han permitido romper el cerco mediático. Además el apoyo social ha crecido y hoy esta lucha es sentida como la lucha de amplios sectores populares y de trabajadores, que se identifican con las penosas condiciones laborales que padecen los trabajadores de contratas, subcontratas y autónomos. Telefónica también sufre los efectos del conflicto. En estos casi dos meses ha perdido 21.000 clientes y ve peligrar las contrataciones de servicio con algunos de los nuevos ayuntamientos, como el de Barcelona.

El hecho de que el conflicto tenga su frente más firme en Barcelona y que haya tomado en dos ocasiones la sede del MWC, ha sido y es lo que más pone de los nervios a la multinacional y a un amplio entramado de intereses de los grandes capitalistas y la casta política de la segunda ciudad del país. Las presiones para permitir que el convenio que garantiza su celebración en la ciudad se firme mañana 2 de junio han sido y son enormes. En primer lugar sobre la futura alcaldesa. En su reunión con Trias, actual alcalde de Barcelona, el único punto de contenido que se trató fue ese. Colau se comprometió a apoyar la renovación del convenio del MWC, e incluso hoy ha declarado en su entrevista al periódico El País que estará presente en la firma del mismo por el alcalde saliente.

Pero además de garantizar el apoyo formal de la futura alcaldesa, Trias y toda la “mafia” que se enriquece con el MWC cada año, necesitaban desbloquear el conflicto de Movistar, sobre todo en el punto de la ocupación. Que la firma se realizara con la sede del MWC ocupada podía poner en peligro la candidatura de Barcelona/Telefónica, y beneficiar a otros competidores internacionales como Paris/France Telecom. Eso es lo que está detrás de la amenaza de desalojo, la imputación de Aitzol y el hecho de que la misma mediación de Barcelona en Común insistiera en que no había otra salida que desalojar el edificio y aceptar la propuesta de la empresa, aunque fuera mala e incierta.

Hoy mismo un huelguista de Movistar twiteaba “@AdaColau sota el compromis de les escales, firmareu el Mobile World Congres a Barcelona? Esta en joc la dignitat dels treballadors!”.

Un tweet de exigencia e indignación con el primer gesto de “responsabilidad de gobierno” de la alcaldesa del “bien común”. En este mismo sentido la asamblea de trabajadores realizada esta mañana ha votado manifestarse mañana en el ayuntamiento de Barcelona cuando se pretende llevar adelante la firma del convenio bajo el lema “NoSoluciónNoMWC”. Exigen que no se rubrique ninguna renovación del MWC hasta que Telefónica atienda sus reivindicaciones.

Y es que para doblarle el brazo a Telefónica, una multinacional con cerca de 2.000 millones de euros de beneficios el año pasado, hacen falta medidas que estén dispuestas a cuestionar los grandes negocios y beneficios de los capitalistas. Perder la concesión de servicio telefónico del ayuntamiento de Barcelona , valorada en 3,5 millones, – como le ha amenazado Colau-  es un golpe importante. Pero poniendo en una balanza esos 3,5 millones de facturación y el coste de acabar con la ultra explotación, sigue pesando más lo segundo. Pero además quitarle ese contrato, pero seguir dejando que use la ciudad y sus recursos para ser la anfitriona del evento mundial más importante de telecomunicaciones -con lo que eso le implica para poder mantener su expansión imperialista como multinacional- es como quitarle un huertecito a la Casa de Alba.

Por lo tanto, el futuro ayuntamiento y la futura alcaldesa tienen un arma que no están dispuestos a utilizar, el MWC. Supeditar su celebración a aceptar las demandas de los trabajadores, tal como han planteado hoy en asamblea, sería una medida de apoyo a la altura de esta histórica huelga en contra de la precariedad, que podría permitir doblarle el brazo a Telefónica y abrir la espita para que otros muchos trabajadores precarios siguieran el ejemplo de la revolución de las escaleras.

Sin embargo la lógica de “gestión humana” del capitalismo, en este caso municipal, que mantiene BeC y que se acentúa con la búsqueda de alianzas con el PSC y ERC, no permite llevar adelante una política que enfrente decididamente los intereses de la “mafia”, la única capaz de servir de apoyo hasta el final para que las luchas de los trabajadores triunfen.

Es paradójico que hablen del MWC con argumentos similares a los que plantea Trias o la misma Telefónica, como que es “un evento muy importante para la ciudad”, para “la economía”… ¿Para qué ciudad? ¿Para qué economía? Como bien denunciaba esta misma mañana el diputado de la CUP David Fernández en Els Matins de TV3, el MWC genera un gasto público de 100 millones de € y los 500 millones de beneficios que da van a manos de la mafia hostelera y otras. A “los de abajo” solo nos quedan las migajas de un trabajo precario de una o dos semanas. Hasta ahora acabar con el WMC -símbolo por excelencia del modelo de ciudad excluyente y elitista- ha sido una reivindicación histórica de los movimientos sociales de la ciudad, incluidos muchos de los que se han integrado en BeC. Sin embargo ésta reivindicación se ha dejado de lado antes incluso de asumir el gobiernio municipal. Una política anticapitalista que llegase a poner en cuestión la celebración de este congreso de multinacionales esclavistas en Barcelona no está en la agenda de Colau y BeC.

El cuestionamiento más serio y contundente a esta renuncia viene desde los trabajadores de Movistar. Por ello los sectores populares que le vienen dando apoyo a esta huelga y los grupos políticos que no comulgan con las “bondades” para la ciudad del MWC, como la CUP y sus regidores, debemos apoyar con todo  la movilización y exigencia de los huelgusitas de Movistar de que no se firme ni apoye ningún convenio de renovación del MWC hasta que Telefónica asuma las reivindicaciones de los huelguistas y se termine con el trabajo semi esclavo reinante en sus contratas, subcontratas y autónomos. La movilización de mañana de los trabajadores de Movistar será la única que cuestione el modelo de ciudad que heredamos de Trias y ante el que la nueva alcaldesa plantea una política de continuiad responsable. Sin duda para acabar con la ciudad de los MWC, los Montmeló y otros grandes eventos que sólo benefician a los capitalistas será necesario seguir peleándolos desde la movilización social.

Ante el hecho de que “agenda del bien común” resulte demasiado condescendiente con los intereses de la mafia, como vemos con el MWC, es necesario imponer “agenda de las luchas” por medio de la movilización social y la exigencia de que las reivindicaciones de los trabajadores y sectores populares sean atendidas.

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