Premios Goya 2015: una velada llena de reivindicaciones

Fuera de la pompa y el glamour que envolvió la 29 edición de los premios Goya de la cinematografía española, la noche estuvo cargada de reivindicaciones y luchas dentro y fuera del centro Príncipe Felipe en Madrid, donde se celebró la velada.

Cada año la Gala de los Premios Goya, premios otorgados por la Academia de la Cinematografía Española, causan gran expectación. En primer lugar, por el efecto que pueden tener algunos de estos premios en las distintas categorías, tanto en las carreras de los profesionales del sector, como en la distribución de las obras cinematográficas.

Este año el mayor reconocimiento ha sido para La isla mínima, consiguiendo diez de los premios, entre ellos los de mejor película y mejor guion. Después de esta se ubicaron otras de las dos producciones más taquilleras, Ocho apellidos vascos con tres galardones y El niño con el mismo número de premios.

Las tres producciones protagonistas de la noche han sido además las que contaron con mayores presupuestos para su producción. Cifras que aunque en comparación con filmes de otras cinematografías como la estadounidense o la francesa no son importantes, en la industria del cine español son dotaciones significativas. La isla mínima 4.100.000€, El niño 6.000.000€ y Ocho apellidos vascos 3.000.000€.

Pero la expectativa durante esta noche del cine no solo está centrada en la deliberación del jurado. Generalmente el público y los periodistas esperan con atención el discurso de apertura pronunciado por el director de la Academia, en la actualidad Enrique González Macho. Un discurso que en muchas ocasiones, y más acentuadamente en los últimos años, está marcado por las críticas al gobierno y ministerio de cultura, cuyo representante, el ministro, es uno de los invitados a esta cita cinematográfica.

González Macho expresó las dificultades del desarrollo de una cinematografía de calidad ante los ataques del gobierno que afectan al sector cultural, y del cine en particular. El IVA cultural que hoy asciende al 21% y que impide a amplias capas de la población acceder a las salas de cine es un problema no sólo para la industria del cine sino de índole social.

“Ya va siendo hora de que nos bajen el maldito IVA”, con estas palabras se dirigía el presidente al ministro Wert y otros cargos políticos que se encontraban entre el público. Aunque a lo largo de la gala siguieron otras críticas a la política cultural y la poca implicación estatal en el cine, quizás la fuerza del discurso no estuvo a la altura del gran ataque que está sufriendo la cultura en el Estado español.

Pero este año las reivindicaciones no sólo estuvieron sólo dentro de la sala, sino que además, aprovechando la gran cobertura mediática que tiene esta cita anual, algunas de las luchas más importantes que hoy se están llevando a cabo por parte de trabajadores y colectivos sociales en el Estado español quisieron buscar el apoyo de actores y directores.

Conflictos silenciados por los medios de comunicación como es el caso de la impresionante huelga de las y los trabajadores de coca cola en Fuenlabrada, Madrid, que fue iniciada hace ya más de un año, junto con los enfermos de Hepatitis C que reclaman desesperadamente sus tratamientos, los cuales a pesar de estar suscritos en algunos casos desde hace más de año y medio no reciben los medicamentos. Bajo los gritos de “no consumas coca cola” y “tratamiento para todos” se unificaron los trabajadores de coca cola con los enfermos de hepatitis C, sectores representativos de los que más están sufriendo las consecuencias de la crisis.

Algunos de los actores y directores como Alex de la Iglesia, antiguo director de la Academia; Javier Gutiérrez, quien recibió el premio a la mejor interpretación masculina protagonista por su papel en La isla mínima; también los actores Rodolfo Sancho, Juana Acosta y Jorge Sanz entre otros, se fotografiaron con los trabajadores de coca cola y recibieron camisetas de los enfermos de Hepatitis C.

Además, dos de los cortometrajes que competían en la categoría de mejor corto, la ficción Todo un futuro juntos, de Pablo Remón, y Trato preferente, de Carlos Polo, centran sus argumentos en el escándalo de las Preferentes, una estafa bancaria que sufrieron muchos miles de personas, perdiendo gran parte de sus ahorros ante la impunidad de Bankia, entidad que lanzó este fraude y fue “rescatada” con dinero público.

La gala del cine sirvió para expresar, al menos entre bambalinas, algunos de los temas y conflictos más sensibles de la actualidad. Situaciones como la de los enfermos de hepatitis C que pelean por acceder a tratamientos y los trabajadores que luchan por recuperar sus puestos de trabajo. Colectivos sociales que buscan desesperadamente algo de visibilidad ante la clara censura por gran parte de los medios de comunicación. El gran premio a la lucha se lo merecen ellos, no hay dudas.

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