El Estado Español está al borde de un rescate financiero que promete hundir todavía más en la miseria a la población. El escenario de ataque generalizado a los trabajadores, la juventud y los sectores populares –incluidas amplias capas de las clases medias- se profundiza sin pausa. Pero al calor de los ataques, también se viene generalizando la lucha de clases. Así lo demostró el crítico mes de julio, en el que se concentraron la amenaza de la catástrofe económica, el conflicto minero concitando la solidaridad de miles y la explosión de las movilizaciones del sector público. Pero en ese momento, la burocracia de CCOO y UGT nuevamente brindó un gran servicio al Régimen ayudando a “desactivar” los peligros de la situación. Así desconvocó la huelga minera en su punto más alto tras la Marcha Negra a Madrid,1 postergó indefinidamente una nueva huelga general y dejó aisladas las protestas de los trabajadores públicos esperando que las vacaciones hicieran su propia labor pasivizadora.
Sin embargo, a pesar de las traiciones de Toxo y Mendez, el otoño se avecina insuflado de nuevos conflictos y la cadena de la paz social tiembla por sus eslabones más débiles, aquellos sectores en los que el corsé de los Toxo y Méndez menos fuerza tienen, sobre todo la juventud, pero también en muchos sectores de trabajadores. Aun sufriendo duros ataques, el sector público está lejos de haber sido derrotado, especialmente en educación, que en varias regiones ya ha emprendido acciones de lucha que pueden extenderse a otros sectores como la Sanidad y que reaviva las tendencias a la confluencia con el movimiento estudiantil. En el País Vasco y Galicia ya se ha lanzado por parte de los sindicatos nacionalistas y la izquierda sindical la convocatoria de una nueva huelga general para el 26S. Los trabajadores del Transporte acaban de hacer una importante demostración de fuerzas el 17S, que colapsó el tráfico de las dos capitales del país y mostró la gran potencialidad de los sectores más concentrados del movimiento obrero cuando salen a la lucha. En la industria y las grandes empresas, los trabajadores enfrentan en conflictos aislados la aplicación de la Reforma Laboral. En las minas, a pesar del desgaste producido tras 65 días de huelga, la paz social buscada por la burocracia comienza a romperse. Incluso las acciones contra de la carestía de la vida de los jornaleros, trabajadores y parados del SAT en Andalucía, aunque expresan un sector de vanguardia, pueden estar marcando una predisposición a la emergencia de los sectores más explotados a la lucha.
En este marco de múltiples focos de conflicto, Toxo y Méndez no pudieron mantener una política de desmovilización total como lo han hecho desde el 29M. La presión “desde abajo” les obligó a ponerse de nuevo en movimiento.
15S, o cómo calentar lo que queda del verano para enfriar el otoño
El 15S fue una gran movilización. La clave fueron los sindicatos, aunque formalmente la acción fue convocada por la Cumbre Social impulsada por COOO y UGT junto a otros sindicatos menores y ONGs. Siendo la primera manifestación después del verano, se esperaba que fuera masiva y lo fue. Centenares de miles de manifestantes de distintos puntos del país participaron de la protesta. Cuatro columnas y seis mareas con sus colores que marcharon desde distintos puntos de Madrid. Una importante fuerza social que expresó de múltiples formas, muchas de ellas muy creativas, la bronca contra el Gobierno y los ajustes.
También participó un importante bloque crítico del 15M y la izquierda sindical. Un hecho auspicioso, ya que muestra un cambio en la tradicional línea abstencionista y sectaria hacia las bases de CCOO y UGT (usualmente seguida de altas dosis de oportunismo) que ha mantenido la izquierda sindical, particularmente la CGT. Desde Clase contra Clase, participamos con una pequeña delegación de compañeros dentro del “bloque crítico”, denunciando la pasividad de la burocracia y exigiendo un plan de lucha nacional y una nueva huelga general. Sin embargo, para medir las consecuencias políticas del 15S es necesario ver más allá de la propia movilización, e indagar sobre los objetivos políticos de sus convocantes. Toxo fue el encargado de dejar clara la nueva táctica: “los que votaron al PP tienen derecho a que se les explique por que se abandonó el programa con el que se concurrió a las elecciones y que se les permita expresar su opinión en las urnas con un referéndum sobre la política económica española…”, un discurso que sonaba como música para los oídos de los varios miembros de la dirección del PSOE que participaron en la manifestación.
Lejos de cualquier visión edulcorada y superficial, como la de algunos sectores de la llamada izquierda anticapitalista 2, la manifestación del 15S fue el escenario diseñado por los líderes sindicales para desplegar una nueva política para desviar la lucha de clases.
La trampa del Referéndum
Cuando los trabajadores y sectores populares están sufriendo las brutales consecuencias de los recortes, los ataques permanentes de la patronal y la represión, la gran política de CCOO y UGT es nada menos que “montar ‘comités pro-referéndum en cada ciudad, en cada pueblo y en cada barrio, como se hizo con el referéndum de la OTAN en 1986’” 3, una política que lo único que puede lograr efectivamente es desviar las energías del movimiento obrero hacia una tarea infructuosa y desmoralizante. Una política consciente de las direcciones sindicales, cuyo principal objetivo es contener la lucha de clases, intentando desviar la movilización obrera y popular hacia las amañadas urnas de un improbable referéndum, negando la necesidad de contar con la centralidad obrera y sus métodos para enfrentar al gobierno y diluyendo a los trabajadores en la “ciudadanía”. Pero al mismo tiempo, un intento de fortalecer las alicaídas ilusiones en la degradada democracia española y el reaccionario Régimen del ‘78, al cual tanto aportaron los líderes de los sindicatos a parir y sostener. Sin embargo, esta línea tiene una gran contradicción, que es intentar llevar detrás de una política pasiva y parlamentaria a amplios sectores sociales cuyos sufrimientos se agravan a cada minuto. A pesar de las ilusiones que aún quedan en la democracia burguesa, la rabia social difícilmente pueda desviarse juntando firmas. Es por ello que en su discurso el 15S, Toxo tuvo que culminar diciendo que la huelga general no estaba descartada… Consciente de las presiones por abajo la burocracia hará lo imposible para que, si se ve obligada a convocar a una nueva huelga general, la misma esté lo menos preparada posible.
Preparar una nueva huelga general y un plan de lucha para que la crisis la paguen los capitalistas
Para enfrentar la trampa del Referéndum y el intento de la burocracia de disolver la centralidad de la clase trabajadora detrás de una campaña “ciudadana” que no lleva a ningún lado, es necesario que las luchas en curso continúen y se unifiquen detrás de la exigencia de una nueva huelga general y un plan de lucha en todo el Estado que derrote los planes de ajuste.
En esta faena, las organizaciones de la izquierda sindical y los activistas honestos y combativos de CCOO y UGT pueden jugar un gran papel organizador. La convocatoria de CGT para una huelga general el 31 de Octubre, aunque le sobran justos motivos, no deja de ser formal si la misma no se organiza como una huelga del conjunto del movimiento obrero. 4 Para ello, es necesario hacer una gran campaña de organización en todo el Estado por la Huelga General, una campaña que debería comenzar por convocar asambleas en todos los lugares de trabajo, buscando confluir con los sectores más críticos y combativos de las bases de CCOO y UGT, a la vez que se busca organizar a los sectores de trabajadores más explotados que sobreviven con trabajos precarios y están fuera de los sindicatos. Para que la crisis la paguen los capitalistas, los trabajadores deben dotarse de un programa que unifique sus filas y plantee una salida para el conjunto de masas explotadas y oprimidas que son la mayoría aplastante del país. Esta es la tarea del momento.
Notas: 1 Ver “Aporte a un balance de 65 días de huelga indefinida. Lucha minera: ¿y ahora?” en este número de CC.
2 En su crónica del 15S, Izquierda Anticapitalista hace una mera descripción periodística que termina con un insulso “Esta marcha solo debe ser el aperitivo de un otoño plagado de luchas contra los recortes, la deuda y a favor de la sanidad y la educación públicas. IA estará en todas ellas con todas sus fuerzas”. http://www.anticapitalistas.
3 El País, “La gran marcha sobre Madrid abre un otoño sindical caliente”, 15/09/2012
4 Ver artículo polémica con CGT.
[box color=»gray» icon=»information»]Un instrumento antidemocrático
En un artículo publicado en la revista Viento Sur, el dirigente de IU Carlos Girbau, sostiene que “La organización de esa consulta constituye la forma de responder positivamente contra el fraude democrático que representa esta crisis y su gestión por quienes se comprometieron a todo lo contrario en su programa electoral.”1 Pero lejos de esto, los referéndums o plebiscitos son instrumentos a los que han recurrido históricamente los regímenes bonapartistas plebiscitarios, entre los cuales podemos contar a los regímenes de Hitler, Mussolini, Franco y hasta el mismísimo Stalin. Los plebiscitos son una de las herramientas más antidemocrática de la democracia burguesa, pues sólo permiten votar a favor o en contra. Y peor aún, en el caso del Estado Español, posiblemente adquieran su forma más reaccionaria: sólo pueden ser convocados por el Presidente. Como decíamos en otro artículo hace un año, a propósito del “decretazo constitucional” impuesto por el PP y el PSOE, la historia reciente de nuestro país ofrece muy buenos ejemplos de esto. “Es el caso del referéndum sobre la Ley de Reforma Política de Suárez en Diciembre de 1976. Fue convocado pasado el punto álgido de la oleada huelguística que arranca en Enero y después que la política traidora del PCE por medio de su dirección en CCOO hubiera evitado la Huelga General política contra los primeros gobiernos de la Monarquía. Las opciones fueron o esta Reforma franquista o seguimos con la Dictadura. El resultado, con una amplia participación, fue de una abrumadora victoria del Sí. La primera legitimación por plebiscito de una Transición que era cuestionada en las fábricas y la calle. El referéndum sobre la Constitución del ‘78 tuvo el mismo carácter -aún mayor porque se sumó la ‘oposición democrática’ con el PCE a la cabeza- de desvío y cierre por la ‘vía de las urnas’ del auge obrero y estudiantil que había metido en crisis a la Dictadura. O la Constitución Monárquica o vuelta a la Dictadura, y por si había dudas ahí estaban los ‘ruidos de sable’ para aclararlas. El referéndum sobre la OTAN en 1986 sirvió para liquidar el movimiento anti-imperialista y anti-bélico en nuestro país, la cuestión fue presentada en los términos ‘o entramos en la OTAN, o seguiremos excluidos de la prosperidad europea por décadas’”.2
Notas: 1 Carlos Girbau, “Después del 15-S: No pares, sigue, sigue…” http://www.sinpermiso.info/textos/i…
2 Santiago Lupe, Referéndum: ¿Una verdadera salida democrática contra la Constitución del 78? http://www.clasecontraclase.org/Ref…[/box]