La movilización y autoorganización hacen posible el 1-O. ¡Todos a la huelga general del 3-O!

A pesar de la represión, la movilización y la autoorganización permite que millones puedan votar en el referéndum catalán. La lucha por el respeto a la voluntad de las y los catalanes y contra la represión debe quedar ligada a la pelea por retomar la agenda de la clase obrera y los sectores populares.

Ni la Columna “Piolín”, ni la escalada represiva de las últimas semanas han podido evitar la realización del referéndum del 1-O. Amenazas, denuncias, detenciones, incautaciones de millones de papeletas o material electoral, nada de esto ha conseguido desmantelar la infraestructura mínima necesaria para realizar la votación.

La movilización social y autoorganización tomó como eje en los últimos días la remergencia del movimiento estudiantil y la ocupación de las escuelas, institutos y demás centros de votación. Cientos de estudiantes, trabajadores, vecinos y activistas se fueron organizando y planificando su ocupación desde el viernes. Una red de contactos extendidos por todo el territorio garantizaron urnas y papeletas. Todo junto dio como resultado que a las 9 de la mañana más de la mitad de los centros electorales -que sumaban tres cuartos de las urnas- pudieran abrir protegidos por concentraciones masivas en las calles.

El Estado español, con el gobierno del PP a la cabeza, pero con el apoyo cerrado del PSOE, C’s y todo el Régimen del ‘78, ha lanzado entonces una brutal represión. Miles de policías nacionales y guardias civiles, actuando como un auténtico ejército de ocupación, han entrado violentamente a confiscar urnas en cerca de 100 colegios, más las 300 que estaban clausurados previamente. El saldo ha sido de un muerto, más de 800 heridos, algunos de gravedad, y pelotazos de goma prohibidos.

Pero toda esta maquinaria se mostró impotente para frenar un gran movimiento democrático que ha demostrado que la aspiración a ejercer el derecho a decidir es mayoritaria y muy profunda. El ánimo en el cierre de los colegios, a pesar de la durísima represión sufrida, era de haber vencido el golpe de fuerza del Estado central. Los cánticos pasaron del “votarem” al “hem votat”.

El gobierno de Rajoy asegura que “el referéndum no ha existido”. Rivera le apoya sin fisuras y Sánchez le ofrece lealtad institucional ante esta “crisis de Estado”. Sólo muy secundariamente, le pide que abra negociaciones con la Generalitat, algo a lo que el PP ya ha anunciado que no lo hará. Es muy posible por lo tanto que la represión vivida este 1-O vaya a más, sin descartar medidas contundentes como la aplicación del 155 o imponer un auténtico estado de excepción, sobre todo si la movilización social continua.

Podemos ha salido a condenar la represión vivida, como lo han hecho también los “comunes” con Ada Colau, si bien en todo este tiempo se ha negado a tomar ninguna medida de movilización en solidaridad en el resto del Estado y mantiene su proyecto de un gobierno de coalición con el mismo PSOE que hoy apoya lealmente la represión en Catalunya.

Por su parte el bloque soberanista debate si es el momento de proclamar la república catalana en las próximas 48 horas. Así se han manifestado la ANC, Omnium, ERC y CUP, y más ambiguamente Puigdemont. Desde la CRT, aunque la formación de una república independiente no es nuestro proyecto político, apoyaremos su proclamación y constitución si ésta ha sido la aspiración mayoritaria del pueblo catalán expresada en los resultados definitivos del 1-O.

Sin embargo, consideramos que para poder imponer esta aspiración democrática al Estado español no bastará con una DIU en el Parlament. Para derrotar a todo su aparato represivo será necesario poner en marcha las fuerzas sociales de la clase trabajadora y la juventud y sus propios métodos de lucha. Algo que debe estar indisolublemente unido a pelear por un programa que recoja las principales reivindicaciones obreras y populares. Esta perspectiva, como es de esperar, no será compartida por las direcciones burguesas y pequeñoburguesas que están a la cabeza del procés.

Desde la CRT saludamos la convocatoria a la huelga general del próximo 3 de octubre realizada por la izquierda sindical y a la que han anunciado que se sumarán CCOO y UGT. Una jornada que no debe ser un día de lucha aislado, sino que debe extenderse para poder poner fin a la escalada represiva del Estado y conseguir imponer un verdadero proceso constituyente, y no el que limita la Ley de Transitoriedad, que no parta del marco legal del Estado español y la UE -que incluye leyes como las reformas laborales, leyes de extranjería o la Ley Mordaza- sino que sea impuesto mediante la movilización y autoorganización de la clase trabajadora y los sectores populares.

Esto implica que las organizaciones obreras y de la izquierda anticapitalista, empezando por la CUP, establezcan una hoja de ruta independiente a la de Junts pel Sí. Hoy ERC y las entidades soberanistas saludan la huelga, pero lo hacen desde una visión de que ésta sirva de base de maniobra para su república, un nuevo estado capitalista.

Nada podemos esperar los trabajadores de Catalunya de una república así. Por eso es fundamental pelear por imponer un proceso constituyente verdaderamente libre y no tutelado por el Parlament o grupos de la “sociedad civil” que filtren lo que se puede o no discutir, y en el que se pueda discutir medidas como el reparto de horas de trabajo sin disminución salarial, el aumento del salario mínimo, el fin de la precariedad laboral, el no pago de la deuda, una educación pública totalmente gratuita y sostenida con impuestos a las grandes fortunas o la nacionalización de la banca y las grandes empresas.

La huelga del día 3 debe ser aprovechada en este sentido. Que la clase trabajadora se ponga la cabeza de la lucha contra la represión y la defensa del derecho de autodeterminación y del resultado del 1-O, y que lo haga poniendo en el centro la agenda de los trabajadores, las mujeres, la juventud y los inmigrantes. Contra el falso discurso de la “transversalidad del procés”, que oculta la hegemonía de los representantes históricos de la burguesía catalana, tenemos que pelear por la hegemonía de la clase trabajadora en esta gran batalla contra el Régimen del ‘78.

Al mismo tiempo, es clave que la clase trabajadora del resto del Estado haga suyas las demandas democráticas del pueblo catalán, incluido su derecho a constituirse en una república independiente si así lo desea. Como un paso en esta dirección consideramos que las direcciones sindicales del resto del Estado, tanto de la izquierda sindical como de CCOO y UGT, deberían convocar paros y acciones de solidaridad con la huelga del próximo día 3 en Catalunya, en la perspectiva de organizar una gran huelga general a nivel estatal.

Soldar la unidad de la clase trabajadora de todo el Estado español en una lucha común contra el Régimen del 78 es hoy más que nunca una tarea central, para que un movimiento democrático catalán con la clase obrera a la cabeza sirva de punta de lanza para poder impulsar una lucha general por imponer procesos constituyentes libres y soberanos en todo el Estado para decidirlo todo. Esta pelea en común de los trabajadores y sectores populares del Estado es la que puede sentar las bases para poder conquistar gobiernos de trabajadores basados en los organismos de autoorganización que forjen al calor de esta lucha, en la perspectiva de conquistar una federación libre de repúblicas obreras de la Península Ibérica.

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