Felipe y los 17 dan un golpe contra Sánchez y parten el PSOE

La guerra abierta en el PSOE tiene su primer movimiento de calado. La dimisión de 17 miembros de la ejecutiva, deja al liderazgo de Pedro Sánchez en serias dudas. Se busca así investir a Rajoy.

Los “críticos” al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, han presentado la dimisión de 17 miembros, de 35 miembros efectivos que componen la ejecutiva del partido.

La decisión de los 17 miembros de la ejecutiva, la mayoría, según entienden los críticos ya que junto a las tres bajas anteriores suman más de la mitad del órgano, supondría la disolución de este órgano de dirección, la pérdida del poder del secretario general y la formación de una gestora que se haría cargo de la dirección del partido.

Esto es un golpe de estado de parte de un sector de la ejecutiva del PSOE, la mayoría de los barones, contra su actual secretario general. Este golpe pretende evitar la consulta a los votantes del PSOE para dar un vuelco a su política de “No es no” con respecto a la investidura del gobierno de Rajoy.

El liderazgo de Sánchez pende de un hilo. Más allá de si por estatutos el secretario general queda despojado de sus poderes o no, sin duda esto representa un enorme vacío político para Sánchez.

Sobre el debate de la interpretación de los estatutos sobre si es la mayoría, o no de la que prescinde hoy pedro Sánchez, deberá tomarla la Comisión de Garantías de Ferraz.

César Luena, El secretario de Organización del PSOE, ha asegurado que la renuncia de los miembros de la ejecutiva no significa la salida de Sánchez. Luena ha declarado que se mantiene la convocatoria del comité federal que estaba previsto para el sábado, y que este, a su vez, convocaría un congreso extraordinario para la elección de una nueva ejecutiva.

Sin embargo Luena, ha anunciado que durante el día de hoy se reunirá la ejecutiva federal, sin los dimitidos. A lo que Pradas, uno de los 17 dirigentes que se dio de baja del ejecutivo y próximo a Susana Díaz, respondió que “La ejecutiva está disuelta y Luena ya no es secretario”. El tono ilustra el nivel de enfrentamiento interno dentro del PSOE.

Los resultados de las elecciones vascas y gallegas, no han desbloqueado la crisis política en el Estado español como algunos esperaban. Para darse una idea de la expectación, fueron unas de las pocas elecciones autonómicas que recibieron una cobertura de casi toda la prensa internacional.

Sin embargo también la ruptura de uno de los partidos era una de las opciones que podía resolver, el bloqueo para la formación de un gobierno. Y parece que estamos asistiendo a la realización de esta variante.

Los malos resultados de Sánchez y la acumulación de derrotas, ha puesto en máxima tensión a las facciones dentro del PSOE. En este escenario, el ex presidente Felipe Gonzáles, un baluarte del centralismo españolista más rancio dentro de las filas socialistas, arremetió contra Sánchez horas antes de conocerse las dimisiones de la ejecutiva, en la guerra abierta en el PSOE.

“Yo hablé con Pedro Sánchez porque él me pidió que nos reuniéramos después de las elecciones del 26 de junio. Y el 29 de junio me explicó que [el PSOE] pasaba a la oposición, que no intentaría ningún gobierno alternativo y que votaría contra la investidura del Gobierno del PP, pero que en segunda votación pasarían a la abstención para no impedir la formación de gobierno.”

«Me siento frustrado, como si me hubieran engañado», aseguró el expresidente del Gobierno, quien sostuvo que Sánchez tendría que dimitir en caso de que el Comité Federal le desautorizara.

El ex presidente ha estado muy activo en la crisis política abierta. Y desde el inicio se posicionó a favor de que el PSOE se abstuviera para facilitar un gobierno del PP, oponiéndose al intento de la formación de un gobierno alternativo. “hoy lo opino con más fuerza” sentenció.

“Es que se puede hablar de un gobierno de coalición para ofrecer un proyecto a España cuando hay dentro de esa coalición muchos componentes que ni siquiera creen que España sea un espacio público compartido y están dispuestos a cuestionarla” Señala en referencia a el necesario pacto con Podemos y los partidos nacionalistas para que dicho gobierno sea posible aritméticamente.

Y zanjó diciendo “Alguien tendrá que asumir la responsabilidad política por ir de derrota en derrota” dando eco a lo que muchos cargos importantes del partido manifestaron a la salida de las últimas elecciones autonómicas. Para el expresidente, Sánchez no sabe cuál es su estrategia, «aparte del bucle».

Entrevistado por eldiario.es antes de conocerse que las dimisiones eran efectivas, Sánchez decía “La cuestión es por qué se dan si las hay. ¿Se está esperando a que haya un número suficiente de dimisiones para derrocar al secretario general y que, en consecuencia, haya una gestora cuando vamos a convocar un congreso que va a dilucidar el liderazgo en cuestión de semanas? ¿Qué es lo que se está intentando trasladar? ¿Qué se va a sustituir el voto de la militancia por una gestora que va a tomar unas decisiones que yo estoy proponiendo que sean sometidas al voto de las bases?”

La crisis en uno de los partidos pilares del Régimen en el Estado español es brutal. Es la crisis más importante del partido socialista desde el congreso del 79 cuando abandonó sus últimos postulados marxistas.

Cualquiera de las salidas tendrá un coste político importante para esta formación. Ya sea la derrota de Sánchez y la abstención que facilitaría un gobierno del PP, o bien la fractura del PSOE, o una combinación de ambas.

Esto podría representar un impulso para la alicaída formación morada cruzada también por sus propias disputas internas, no por sus propias fortalezas, sino por la debilidad de sus competidores.

Esto, además, augura un probable gobierno de Rajoy, ya sea por la derrota de Sánchez y su sector y la abstención a la investidura del candidato del PP o del surgimiento de un sector díscolo en franca ruptura con las siglas del partido socialista. Consiguiendo de esta forma evitar, como reclama el establishment, las terceras elecciones, aunque siguen sin resolver la necesidad de un gobierno fuerte que aplique los ajustes y recortes que se exige Bruselas.

En los próximos días se decidirá el desarrollo de esta crisis sin precedentes.

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