Los desahucios: otra cara dramática de la crisis

Esta nota es parte de una serie de artículos en los que abordaremos un análisis de los grandes problemas sociales de la crisis capitalista española, así como la alternativa programática que proponemos los revolucionarios marxistas, para dar una salida independiente de los trabajadores y las grandes mayorías populares a las dramáticas consecuencias de la crisis y la ruina a la que nos arroja el sistema capitalista.

Sobre un capitalismo español que estaba hecho de cemento, la crisis del ladrillo muestra una de sus caras más dramática en los “desahucios”; mecanismo por el cual se obliga por la fuerza al desalojo a de cientos de miles familias. Desde 2008, se han decretado en España entre 350.000 y 400.000 desahucios y el ritmo se ha acelerado en los últimos meses. El segundo trimestre de 2012 ha marcado un nuevo récord de desahucios de viviendas y locales, con un total de 47.943; lo que se traduce en una media diaria de 526 desalojos. Esta es una de las caras más destructivas de un capitalismo siniestro que deja en la calle, sin trabajo y sin vivienda, a aquellos que con sus manos, su sudor y su sangre construyeron las obras que levantaron al capitalismo español.

Más personas sin casa, más casas sin personas: las medidas del PP y PSOE

Después de quitarles el trabajo y las prestaciones, cientos de familias no pudieron pagar las hipotecas. Lo único que les dejaron es una deuda enorme e impagable. Este arrebato ha llegado incluso al de sus vidas mismas: ya son varios los suicidios momentos antes o después de una ejecución. El último fue de Amaya Egaña, la ex concejala socialista vasca, de 53 años, quien se tiró al vacío en Barakaldo cuando la comitiva que iba a desahuciarla subía las escaleras. O el caso en Granada de José Miguel Domingo, de 53 años, quien se ahorcó horas antes también; y un día más tarde, en Valencia, un hombre de su misma edad saltó por la ventana, provocándose gravísimas heridas. Estos casos han causado una gran conmoción social. En Barakaldo miles se manifestaron bajo el lema “No al paro. No a los desahucios” y al grito de “No es un suicidio, es un homicidio”. Esta reacción no es nueva. Durante los últimos años, diversas organizaciones de vecinos, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca -PAH- o Stop Desahucios, junto a jóvenes del 15M y organizaciones de izquierda hemos sido parte de una importante movilización contra los desahucios, y hasta se logró paralizar en todo el Estado a 480; lo que ha llevado muchas veces a la represión policial. Ante esto, el Gobierno del PP impuso el “desahucio exprés”, que aceleraba las ejecuciones sin anunciarlas, para no dar tiempo a que ninguna movilización las frenara.

Luego de la conmoción causada por el terrible suicidio en Barakaldo, el PSOE y el PP se reunieron de urgencia para intentar pactar medidas sobre los desahucios, pero no llegaron a un acuerdo. Finalmente el Gobierno sacó un real decreto en el que plantea una supuesta moratoria de dos años, muy restrictiva, y que sólo paraliza el desalojo pero no el resto de la ejecución. Aparentemente, casi nadie podrá acogerse a este decreto ley, y quiénes lo consigan estarán peor porque acumularán intereses muy altos en los dos años de moratoria de desahucio. Por tanto, además de ser totalmente insuficiente, continúan jugando a favor de los intereses de las entidades financieras.

Nada podemos esperar de este Régimen: los diferentes Gobiernos han rescatado a la banca usurera, que contabiliza las deudas de cientos de familias y multiplican cada euro de retraso por diez. Los Gobiernos del PP y PSOE -salpicados ambos por la escandalosa corrupción- fomentaron y permitieron que un derecho elemental como el de la vivienda, pasara a ser una jugosa fuente de ganancias para los promotores del ladrillo sin escrúpulos. El Estado ha sido central para el surgimiento de una fuerte oligarquía empresarial del sector de la construcción. Los alcaldes y concejales han sido los amos y señores de las faraónicas construcciones, en complicidad con los bancos y las cajas1.

La dación en pago: sin deuda, pero sin vivienda…

Como decíamos, una moratoria sólo suspende la deuda pero no la anula; por lo que continúa beneficiando a los bancos que cargan con más intereses. Pero otra medida reclamada por diversas asociaciones e incluso corrientes de izquierda es la “dación en pago” o retroactiva. Creemos que esta medida aliviaría la vida de las familias que se quedan en la calle. Es decir, lo harían libres de deuda pero no resolverían su otro gran problema: la falta de vivienda. Sería una medida que equipararía el drama de los desahucios en el Estado español al que se vive por ejemplo en los Estados Unidos, donde ya hay dación en pago, así como cientos de miles de familias sin vivienda, durmiendo en tiendas de campaña y en coches.

Nuestra perspectiva debe ser luchar por un derecho básico: por el acceso universal a la vivienda. Mientras nos dejan en la calle, hay miles de casas vacías, por ello la solución de fondo es: Expropiación inmediata sin indemnización de todas las viviendas vacías en manos de los bancos y destinadas a la especulación. Expropiación sin pago de las grandes constructoras e inmobiliarias bajo control obrero y todas sus viviendas vacías, incluidas las de la Iglesia. De ésta forma se puede crear un parque de alquiler social de viviendas cuyo precio no sea superior al 10-15% de los ingresos.

La burbuja inmobiliaria explota en la cara de los trabajadores y el pueblo

Son las familias de la clase trabajadora y sectores populares los que pagan la explosión de la burbuja inmobiliaria. Como decíamos en estas mismas páginas al inicio de la crisis:“El desate de la especulación urbanística trajo consigo una de las burbujas inmobiliarias más grandes del mundo, que ha significado el 50% del crecimiento económico español de los últimos años. Si la burbuja estadounidense llegó a ocupar el 6% de su PIB, en el caso español el porcentaje alcanzó la friolera cifra del19%.” 2

Los intermediarios como los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) y las sociedades financieras fueron tan agresivas como los bancos, acumulando una morosidad escandalosa. Los tipos de interés estaban en sus niveles más bajos de la historia tras la llegada del euro; lo que permitió la concesión de créditos baratos mientras tasaban las viviendas a precios falsamente elevados, por medio de sus sociedades filiales de tasación.3 La idea de que “vivimos por encima de nuestras posibilidades”, o que “la culpa es de los que se endeudaron por encima de sus posibilidades”, no da cuenta de que durante el “boom” los salarios reales retrocedieron un 10%. La combinación de salarios relativamente bajos y la promoción del consumo vía créditos fluidos y a bajas tasas estuvieron en la base del fuerte endeudamiento. Es así que para obtener un derecho a la vivienda, no quedaba otra opción que endeudarse. El consumo no creció por aumento del salario real sino “hipotecando” los salarios futuros. A la vez que se “inflaba” artificialmente el patrimonio de las familias tras los altos precios de las viviendas: es así que la burbuja inmobiliaria hipotecó a las familias y sus generaciones siguientes. Esto generaba un “efecto riqueza” ficticio, que la crisis se lo cobró con un dramático “efecto pobreza”.

Mientras, los bancos siguen haciendo sus negocios. Todos estos años, las viviendas desalojadas pasaron de nuevo a manos de los expoliadores, que venden o subastan con precios irrisorios. La mayor parte estas viviendas permanecen años sin ocupar con la finalidad de disminuir la cifra de impagados del banco, mientras 400.000 familias se quedan sin techo.

Veamos un informe detallado sobre cuántos pisos adjudicados acumulan los bancos en sus carteras: “El banco malo, denominado sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), ha hecho público que recibirá 89.000 viviendas y 13 millones de metros cuadrados de suelo de las antiguas cajas nacionalizadas: Bankia, CatalunyaCaixa, Novagalicia y Banco de Valencia. Pero las cifras de Bankia y de su matriz BFA son peores: acumula 100 millones de metros cuadrados (equivalente a todo el municipio de Las Palmas de Gran Canaria) de suelo improductivo; 45.000 viviendas sin vender y 15.000 locales, garajes… Los ejecutivos que ahora están al frente de Bankia no lo niegan”. Las cajas aprovecharon la burbuja inmobiliaria: “Entre 1993 y 2008 pasaron de 14.000 a 25.000 oficinas mientras que los bancos redujeron las sucursales de 18.000 a 15.000. Bloque de edificios que financiaban, sucursal que se colocaba en los bajos. (…). El API traía las 50 familias y la oficina bancaria había cerrado el gran negocio”. (El País, La codicia de la banca propició la concesión de hipotecas a insolventes, 11/11/2012).

Sin tocar a fondo los intereses del sistema bancario, que obviamente ningún “Código de buenas costumbres” puede cambiar, es utópico resolver el grave problema de la vivienda. Ante esto planteamos: Ni un rescate más a los bancos. Nacionalización de la banca, por una Banca Única Estatal bajo control de los trabajadores. Renegociación de todas las hipotecas en base, no a la deuda contraída, sino al precio de coste de la vivienda amortizada según las reales posibilidades de los trabajadores y los sectores populares, que garanticen que la letra mensual no suponga más del 10-15% del salario.

Los más perjudicados: los trabajadores inmigrantes

De los 480.000 latinoamericanos que viven en España, la comunidad ecuatoriana es la más afectada, siendo 12 de cada 50 los desahuciados en Madrid. Y como si esto fuera poco: “Cientos de ecuatorianos comentan que cuando ya no pudieron pagar las cuotas de sus hipotecas, producto de la crisis que vive España, algunos bancos pretendían amedrentarlos con argumentos como que sus deudas serían perseguidas en Ecuador” (El País, El largo brazo de los bancos no llega a Ecuador, 13/11/2012). La llamada “hipoteca bienvenida” aplicada durante el “boom” estuvo especialmente dirigida a este sector, ofrecida en el año 2005 por la intermediaria financiera CreditServices. Con tres meses de trabajo en España, los trabajadores inmigrantes podían acceder a un crédito que cubría el 120% del valor de una vivienda: “El crédito lo concedían entidades de Estados Unidos. La hipoteca bienvenida conseguía unos 50.000 clientes al año”. (…). Según declaró el presidente de CreditServices, Javier López, a este periódico en 2010, ‘hay siete millones de hipotecas que, si los bancos no hacen un esfuerzo por refinanciar, van a caer’. (…) Son los mismos préstamos que en octubre de 2007, el número dos del Santander, Alfredo Sáenz, bautizó como “hipotecas subprime. Claro que hay hipotecas subprime en España. Los criterios por los que una hipoteca se considera subprime en los países anglosajones se pueden aplicar perfectamente a España”, afirmó Sáenz.”. (El País, La codicia de la banca propició la concesión de hipotecas a insolventes, 11/11/2012).

La morosidad en el crédito hipotecario en los trabajadores inmigrantes supera el 5% frente al 3% del conjunto del sector. Además, han sido ellos parte de esa gran mano de obra masiva de la construcción, que sólo en el año 2008: “ha llevado a la calle a más de 200.000 trabajadores de la construcción en un año, lo que supone un aumento del 85% del paro en este sector.” 4 Mientras construían pisos, se les concedía créditos para que los compraran, pero con precarios contratos laborales y tasas elevadísimas de explotación como lo demostró la alta mortalidad en el tajo. Con la caída de la burbuja inmobiliaria fueron los primeros en quedarse sin trabajo, y por ende, sin sus viviendas.

Ante esto proponemos: Elaboración de un plan de obras públicas de interés social, entre los trabajadores y comisiones de usuarios de servicios públicos; que mientras garantice el pleno empleo, se construyan, hospitales, guarderías, colegios, entre otros. Basta de que las obras públicas estén destinadas a los intereses de grandes empresarios, quienes despilfarraron en grandes obras faraónicas -en complicidad con los políticos corruptos-, totalmente inservibles para los trabajadores y sectores populares.

Nacionalización sin pago bajo control obrero de todas las empresas que cierren o despidan. Prohibición inmediata de los despidos. Rechazo contundente de todos los ERE’s. Distribución de las horas de trabajo entre todas las manos hasta acabar con el desempleo, sin reducción salarial.

Papeles para todos. Regularización de todos los trabajadores extranjeros, con los mismos derechos que los nativos. Contrato único, fijo. A Igual trabajo, igual salario, ninguna discriminación por sexo, edad o nacionalidad.

Sólo un programa así puede salvar a los trabajadores y sus familias, que son la amplia mayoría de la población, de la completa decadencia a la que los condena el capitalismo. La solución a estos problemas está en luchar hasta el final contra el capitalismo, lo que significa cuestionar sus bases más profundas, expropiando a los expropiadores de nuestro trabajo, de nuestros derechos básicos como el de la vivienda. Por ejemplo, expropiando a las viviendas vacías, que los bancos y las grandes constructoras nos saquean. La moratoria dación en pagos es una medida parcial, que nos deja igualmente sin techo. Sólo la clase trabajadora con un programa independiente puede resolver los grandes problemas del paro, de vivienda y la precariedad laboral.

NOTAS 

1 Ver por Didac Ramírez, “El Estado al servicio del ladrillo y la Banca”. En http://www.clasecontraclase.org/El-…).

2 Santiago Lupe y Carlos Munis, “La explosión de la burbuja inmobiliaria y el fin del ‘milagro español’”. En http://www.clasecontraclase.org/La-….

3 Para analizar sobre la crisis del ladrillo y del patrón de acumulación del capitalismo español, ver Carlos Munis y Santiago Lupe, “El fin de los ‘30 gloriosos’ españoles. La crisis del patrón de acumulación capitalista español”. En http://www.clasecontraclase.org/La-…

4 Ver Santiago Lupe, “Paro de masas, desahucios y pérdida de ahorros”. En http://www.clasecontraclase.org/Un-…

 

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