CUP: cortometrajes, metáforas y gobierno de concentración

Un cortometraje de la CUP presenta varias metáforas cargadas de verdad sobre el proceso catalán, el rol de CDC y cual debe ser su verdadero motor. Sin embargo la propuesta de gobierno de concentración de su campaña electoral va en dirección opuesta al buen guión del video.

Este miércoles se estrenó un cortometraje realizado por la CUP que tiene como principales actores a sus tres diputados salientes – David Fernández, Quim Arrufat y Isabel Vallet- y cinco de sus candidatos para el 27S -Antonio Baños, Gabriela Serra, Anna Gabriel, Albert Botrán y Jose Manel Busqueta-. El corto ha impactado en la campaña electoral y en las redes sociales. En un formato original y creativo, la CUP presenta una metáfora en forma de pequeña historia de cuál es la hoja de ruta que propone la izquierda independentista.

Lleva por título “Anaven lents perquè anaven lluny” (Iban lentos porque iban lejos) y en él una vieja furgoneta se queda varada en mitad de un camino inhóspito. Ésta representa el “proceso” y ha sufrido una avería y el pinchazo de una rueda. Los “actores” discuten de qué se trata el fallo mecánico. No lo saben con seguridad pero Fernández dice que “tiene toda la pinta del “núcleo irradiador”. Una alusión a un famoso twitt de Iñigo Errejón, dirigente de Podemos, que fue motivo de bromas en las redes.

Este primer “gag” la CUP lo dirige al partido de Pablo Iglesias, al que se vienen subordinando sus socios catalanes de la candidatura “Catalunya sí que es pot”, y que viene dejando el derecho a decidir en un segundo plano y defendiendo su dependencia de una reforma constitucional en las Cortes españolas.

Fernández continúa refiriéndose a las “piedras del camino” tanto “las que ponen ellos como las que ponemos nosotros mismos”. La diputada Isabel Vellet le contesta que “no les gusta esquivarlas, nosotros siempre vamos directo”. Cuando se disponen a buscar una solución lo primero es cambiar la rueda pinchada. En candidato Busqueta apunta a que o “dejamos de pagar la deuda o no tenemos ni para una rueda de bicicleta”.

David Fernández hace por un momento de “abogado del diablo” y se dirige a sus compañeros diciéndoles “lo queremos todo, lo queremos todo, y al final hemos forzado demasiado la máquina, ya os he dicho que íbamos demasiado deprisa”y Vellet le replica “a veces parece que avanzamos y a veces parece que estemos en el mismo kilómetro que en noviembre de 2012”, fecha de las anteriores elecciones catalanas, posteriores a la primera Diada masiva y que Artur Mas señaló como inicio del “proceso”.

En ese momento se produce uno de los momentos más certeros del corto, cuando Baños dice “esto parece el día de la marmota” y se repite el clip en un bucle. Parodia así cómo la hoja de ruta de Mas ha prometido ya varios “puntos de inflexión” -las anticipadas de 2012 o la consulta del 9N- para después volver a la casilla de inicio: demandar al Estado español que negocie. Algo que apunta a que se repetirá después del 27S como están dejando claro los candidatos de “Junts pel Sí”.

Finalmente logran encontrar una rueda y solucionar el problema. Pero aún les falta la avería del motor sin el cual el “proceso” no puede continuar. Mientras encuentran un remedio pasan dos coches por la misma carretera.

El primero va en la misma dirección que ellos. Son supuestos compañeros de ruta que los diputados y candidatos de la CUP rechazan como ayuda. Dos personajes viajan en un coche negro con pintas de potentados, se refiere a la furgoneta como un “trasto” y Baños les responde a su ofrecimiento de ayuda “pasando del capitalismo de amiguetes”. Este coche oscuro representa a CDC. Queda claro cuando al señalarle la candidata Gabriela Serra que su coche no ha pasado la ITV (Inspección Técnica de Vehículos) el copiloto responde “nosotros somos la ITV”. Una clara referencia al ex-“delfín” de Artur Mas, Oriol Pujol, hijo del dirigente histórico de CDC Jordi Pujol, que está imputado en un caso de corrupción por las concesiones de este servicio.

El segundo de ellos es un coche en contra-dirección. Pasa a toda velocidad y chafa una boca de juguete. Un símbolo de las formaciones españolistas que tienen en el catalán uno de sus objetivos a perseguir y que como dice Vellet se dirigen hacia atrás. Un cartel en el camino marca que esa es la dirección hacia “Madrid 1978”.

Finalmente lograrán hacer andar la furgoneta “sin renunciar a nada”. A falta de motor mecánico Arrufat llama por teléfono a pedir “refuerzos”. En ese momento un buen puñado de gente comienza a empujar la furgoneta y hacerla andar “por el carril de la izquierda” ya que “por el de la derecha jamás se avanza”.

Sin duda las metáforas empleadas, además de creativas, tienen una alta carga de verdad. Y quizá las más significativas sean el rechazo a CDC como “compañero de ruta” y la apuesta por tirar adelante con el proceso “sin renunciar a nada” y tomando como motor la movilización popular. Tal vez por eso el video ha logrado más de 250.000 visitas en apenas 24 horas y ha sido difundido por una gran parte de los activistas de la izquierda catalana.

Sin embargo el corto -la metáfora- está bastante más a la izquierda que la hoja de ruta que el cabeza de lista está defendiendo en diversos medios durante esta campaña -su “realpolitik”-.

El escenario parlamentario post-27S apunta a una mayoría absoluta de las fuerzas soberanistas. Aún así es muy poco probable que “Junts pel Sí” la logre por sí sola. Necesitarán de al menos la abstención de la CUP para mantener su hoja de ruta: “abrir un proceso de negociación con el Estado”, mientras siguen aplicando las mismas políticas de austeridad que en los últimos cinco años con Artur Mas como president.

El mismo día que el corto se viralizaba Baños mandaba un mensaje bien distinto al de su guión. En una entrevista en Catalunya Radio aseguraba que los diputados de la CUP podrían abstenerse para facilitar la investidura de Artur Mas, eso sí “con todo el dolor de su corazón”. También volvía a explicar su contra-propuesta a la hoja de ruta de Mas, remarcando que darían apoyo “a muerte” a un futuro gobierno de “concentración, plural, amplio, leal, de consenso” y “comprometido con la constitución de una república catalana y un plan de choque de emergencia contra la pobreza”.

Para ser coherentes con esta “realpolitik” en el corto Baños tendría que haber preguntado al coche negro si necesitaban algo para continuar el viaje y haber optado por llamar a un autobús en el que poder retomar el viaje con éstos, aunque eso sí cambiando de conductor y copiloto. Nada más lejos de mi intención desear que el guión sea coherente con su línea política. Más bien creo que lo necesario es a la inversa. Hace falta que la hoja de ruta de la CUP se acerque al significado de las metáforas del cortometraje.

Como dice Serra cuando rechazan subirse al coche negro el problema es que “no vamos al mismo sitio”. Y es que CDC, por medio ahora de la lista de “Junts pel Sí”, pretende re-editar un nuevo “día de la marmota” después del 27S. La verdadera hoja de ruta de Mas es “ganar tiempo” hasta que se den las condiciones para una negociación con el Estado central que permita echar de nuevo el candado sobre el derecho a decidir a cambio de alguna reforma constitucional que incluya el modelo territorial y fiscal. Una denuncia que la CUP hace relativamente en su metáfora, pero que se encuentra ausente de su discurso y sobre todo ha estado ausente en los tres años de “proceso”, en el que han optado por ser la pata izquierda de la hoja de ruta de Mas.

Es necesario romper con esta política de “mano extendida en lo nacional”. Dejar que pase el coche de CDC, y si no le alcanza la gasolina para continuar, no actuar de auxiliadores con una abstención que habilite un nuevo gobierno de recortes y ataques en lo social y desvío en lo nacional.

Pero el problema con CDC no se puede limitar a la figura de Artur Mas. La contra-propuesta de un gobierno de concentración repite esta misma lógica de “mano extendida”. ¿Con qué fuerzas y sujetos sociales aspira a que se constituya dicho gobierno? Con las mismas que hoy están en la lista de “Junts pel Sí”. Es decir el aparato y la base social del principal partido de la burguesía catalana, y su socio ERC. Una versión de la “mano extendida” que profundiza la estrategia de “unidad popular”, entendida como la unidad de los trabajadores y sectores populares, con la burguesía y los representantes políticos de las grandes familias. Una política de conciliación de clases que convierte en utópico abrir el camino para que el “proceso” y sus tareas -tanto las democráticas como las sociales- pueda ser llevado adelante.

Si en algo tiene total razón el cortometraje, aunque sea en forma de metáfora, es que el único motor realmente interesado y capaz de conquistar el derecho de autodeterminación y resolver las grandes demandas sociales, es la movilización popular, yo añadiría que con la clase trabajadora al frente y en alianza con el resto de sectores populares del Estado. Esta es la única manera de “ir lejos” aunque sea “yendo lentos”.

Esa hoja de ruta, nada tiene que ver con apostar por un gobierno de concentración con los representantes políticos de una clase social que tienen verdadero pánico a que se pongan en marcha esas fuerzas sociales y trabaja para evitarlo. Este carácter timorato no se puede “curar” presionándolos desde la izquierda o apostando a que los diputados de la izquierda independentista sean condicionantes esenciales de sus siguientes pasos.

El problema en última instancia tiene hondas raíces sociales. Los representantes políticos de las grandes familias catalanas -así como los “independientes” que pudieran presentar como hombres de paja- son conscientes, que si la clase trabajadora y los sectores populares toman la iniciativa en la lucha contra el Régimen del 78 por el derecho a decidir, es muy posible que no se conformen con eso y realmente intenten “cambiarlo todo”.

Sus temores a “perderlo todo” es lo que convierte en utópica toda ilusión en una estrategia de unidad de todo el pueblo para conquistar el derecho a decidir. La “unidad popular” implica un peaje inaceptable para las aspiraciones sociales y democráticas de los trabajadores y sectores populares. La única posibilidad de lograr y mantener dicha unidad es subordinándose a la hoja de ruta y la agenda de quienes están hoy por hoy a la cabeza del “proceso”. Los mismo que trabajan desde 2012 para evitar que se transforme en una verdadera crisis revolucionaria que deje herido de muerte al régimen político y abra la espita para acabar con el mismo capitalismo español y catalán. Los que trabajan día día para que no se pueda “cambiar todo”, aunque eso implique que ni siquiera se termine conquistando el derecho a decidir.

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