El complejo movimiento de fichas después del No a Mas

Las reacciones a la decisión de la CUP, que finalmente se decantó por no investir a Mas, fueron múltiples. No solo dentro de la CUP, en la que hubo muestras de malestar, sino también dentro de CDC y sus hasta ahora socios de ERC.

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Foto: EFE

Hubo muestras importantes de malestar dentro de la CUP. Estas dan cuenta de las fuertes tensiones a la que ésta organización se sometió internamente, además de las presiones externas.

La última de estas reacciones, y una de las de más calado, fue la decisión del cabeza de lista de la CUP en las pasadas elecciones catalanas, Antonio Baños, quien abandona su escaño tras el rechazo a la investidura de Atur Mas.
Baños señala que no puede defender “una postura política discrepante con sus ideas y objetivos” y recuerda que “Yo me encontraba entre los partidarios de aceptar la propuesta de acuerdo de Junts pel Sí” y señala que “me voy con un sentimiento de frustración personal muy vivo que no puedo ocultar”.

Sin embargo la CUP está haciendo un último esfuerzo para intentar forzar a Artur Mas a dar un paso al costado y evitar el escenario de unas nuevas elecciones en marzo. La diputada por la CUP Anna Gabriel sugirió que si la propuesta de President fuera Oriol Junqueras, contarían con el apoyo de la CUP, así como de otros partidos, haciendo una referencia implícita a Catalunya Sí que Es Pot, formada por ICV y Podemos.

Pero la CUP no limita sus opciones a ERC. Sus dirigentes ya dejaron claro que están dispuestos a aceptar cualquier candidato que no sea Mas. Tras Junqueras, la diputada ha citado a Raül Romeva, o incluso a la vicepresidenta y convergente Neus Munté.

La CUP ya había propuesto estos nombres durante las negociaciones con poca repercusión. En su momento tanto Junqueras como Romeva y Munté se han negado a optar a la presidencia.

Por lo pronto Artur Mas no parece estar dispuesto a dar ese paso. “Tengo ganas de plantar cara en Madrid y a las fuerzas de aquí que no nos lo ponen nada fácil”, han sido sus palabras antes de entrar a la reunión que mantuvo este lunes con la dirección de su formación.

A la salida de la misma, Josep Rull, coordinador general de CDC, le achacó a la CUP ser “la gran aliada de los poderes fácticos y políticos del Estado para echar al presidente de la Generalitat”. A su vez reiteró que no presentarán un candidato alternativo, por lo que ven como inevitable unas nuevas elecciones en marzo.

Por otro lado, ERC, quien reunió esta tarde a la dirección de su organización, está intentando evitar el escenario de elecciones y se dan hasta el 10 de enero para evitarlo ya que según el propio Junqueras, las elecciones en marzo no son garantía de un escenario de mayor gobernabilidad.

Los republicanos, hasta ahora socios de CDC, se proponen mediar exigiendo a CDC negociar hasta el último minuto para buscar alguna alternativa. Ya a la salida de su reunión dejaron claro que “Esquerra Republicana no pone ninguna condición para llegar a un acuerdo”, lo que incluye a la figura de Artur Mas como President de la Generalitat.

Aunque junqueras ha evitado hacer una propuesta concreta y se ha limitado a repetir insistentemente que “las partes implicadas”, CDC y las CUP, deben volver a la mesa de negociación, remarcó que si no hubiera acuerdo ya habría tiempo de hablar de elecciones.

Por su parte desde En Comú Podem ya se prepara para participar en marzo en unas eventuales elecciones apoyándose en el éxito conseguido el 20D, en especial en Catalunya donde fue primera fuerza. Su portavoz, Xavier Domenech, ha dicho que “deberán abrir un debate en el caso de que finalmente se repitan elecciones en Catalunya, para decidir si mantienen su alianza de las generales en los nuevos comicios autonómicos” y ha señalado que Colau sería un gran activo en este sentido si se decidiese a liderar esta hipotética candidatura.

Este es el nuevo actor emergente que puede cobrar más peso en el futuro de la política catalana intentando reencaminar el proceso a una hoja de ruta regeneracionista del régimen a nivel estatal.

Más allá de la posibilidad de llegar a un acuerdo con la actual aritmética parlamentaria, que parece difícil, ERC sabe que en caso de nuevos comicios, puede llegar a convertirse en la principal fuerza política del soberanismo, nutriéndose de los votos de sectores descontentos tanto de CDC como de la CUP, lo que le permitiría ganar las próximas probables elecciones.

Sin embargo, ERC no es la alternativa que los trabajadores y los sectores populares necesitamos en Catalunya. Ya se han demostrado hábiles gestores de los intereses del capital.

Tampoco Podemos, respetando las reglas del juego, explica como hará que el derecho de autodeterminación del pueblo catalán se pueda imponer, por sobre los intereses de la burguesía de todo el Estado español y su Régimen político.
Lo que aún deja al movimiento independentista catalán huérfano de un referente político que levante una estrategia de independencia política de clase hasta el final y se base en la movilización social y de la clase trabajadora como el eje de su estrategia para cumplir sus objetivos.

No es verdad que Catalunya sólo puede conseguir su independencia junto a un sector de su burguesía nacional y sus representantes políticos.
Pero lo que sí es una certeza es que toda medida en favor de los trabajadores y los sectores populares de Catalunya y en detrimento de los ricos y los poderosos van encontrar en esta burguesía y sus representantes políticos su principal enemigo.

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