Una revista para fortalecer las armas de la crítica frente a la crisis capitalista y los nuevos reformismos

En este mes de marzo, desde Clase contra Clase inauguramos un nuevo sistema de medios para dar una respuesta ideológica y política frente a la situación política abierta en el Estado español, en el marco de una realidad internacional atravesada por grandes tensiones sociales, políticas y geopolíticas, producto de la crisis capitalista. Una situación que nos plantea el desafío de actualizar las “armas de la crítica” y poner a la ofensiva las ideas del marxismo revolucionario.

En primer lugar, lanzamos un nuevo sitio web más ágil y con un nuevo diseño para difundir las elaboraciones, la política y actividad de nuestro grupo y el resto de organizaciones que forman parte de nuestra corriente internacional, la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional (FT-CI). Desde allí abordaremos los principales temas de actualidad política, los debates en la izquierda y nuestra intervención en los fenómenos políticos y la lucha de clases. También acompañamos orgullosos la aparición de La Izquierda Diario, el diario digital de la izquierda editado desde América Latina, en cuyo portal internacional participamos como corresponsales europeos con un seguimiento diario de la actualidad política, económica y de la lucha de clases internacional. Con el reciente lanzamiento de la edición de La Izquierda Diario Chile y de la edición en portugués de Esquerda Diário Brasil, LID se transforma en el primer diario internacional de la izquierda. Una experiencia político-periodística colectiva que no registra antecedentes.

En segundo lugar iniciamos la edición de una serie de folletos ideológicos divulgativos sobre los fundamentos del marxismo, las principales gestas de la lucha de clases, la revolución española, la revolución rusa o la historia de las internacionales obreras. Queremos que permitan a las nuevas generaciones conocer las principales lecciones de los combates pasados de nuestra clase y los pensadores revolucionarios. Los jóvenes y trabajadores que salimos a luchar contra el capitalismo en el siglo XXI no tenemos por qué partir de cero.

Para esta pelea en el terreno de las ideas contamos además con el esfuerzo editorial del Instituto del Pensamiento Socialista (IPS) de Argentina, que viene publicando una amplia variedad de títulos de autores marxistas y una colección de obras escogidas de León Trotsky, cuyas ediciones nos proponemos distribuir a amplia escala desde nuestra web de venta on line y en librerías.

Por último nos hemos propuesto renovar nuestro periódico Contracorriente como revista teórico-política, también con un nuevo diseño y formato. Con este número inauguramos una nueva época, que contará con artículos de análisis y debate sobre las grandes cuestiones internacionales y del Estado español, de estrategia y programa frente a la realidad dinámica de una crisis en todos los órdenes -económico, político y de la lucha de clases. También aportará a combatir el machismo, la homofobia, el racismo y la islamofobia, y al análisis crítico desde el marxismo sobre temas de arte y cultura desde una perspectiva de emancipación y lucha contra este sistema de opresión y explotación.

El Régimen del ‘78 en una crisis sin retorno

La crisis del Régimen del ‘78 se encuentra en un punto de difícil retorno. El mantenimiento del andamiaje institucional y el sistema de partidos que nació de la Transición es cada vez más difícil. Sin embargo, en el horizonte más inmediato se debilitan las perspectivas de “colapso” del mismo fruto de la movilización social, a la vez que se fortalecen las que apuntan a algún tipo de “restauración democrática” en la que cambie algo, para que no cambie nada.

La crisis capitalista internacional situó al Estado español en el ojo del huracán. El hundimiento de un patrón de acumulación capitalista que abusó de los elementos especulativos y parasitarios propios del periodo anterior -burbuja inmobiliaria, de crédito, baja tasa de inversión productiva-, ha llevado a una situación de emergencia social en tiempo récord. Que el tsunami de la crisis haya actuado de forma tan arrasadora expresa lo precaria que era ya la situación para millones antes de 2008, muy especialmente para la juventud trabajadora, los inmigrantes y las mujeres de los sectores populares, sobre quienes la ofensiva neoliberal de González y Aznar, sostenida por Zapatero, había hecho estragos.

Con la crisis, las bases materiales del “consenso” de la Transición se han deshecho definitivamente y el Régimen, especialmente sus partidos políticos, se ha visto cuestionado por millones desde el 15M en adelante. Otros pilares, como el principio de unidad indisoluble de España, también han entrado en barrena. Las aspiraciones democráticas de los catalanes han vuelto a la escena con más fuerza que en cualquier momento del siglo XX.

Este desfondamiento por abajo tiene su expresión en la descomposición por arriba. El destape de cientos de casos de corrupción sólo se puede entender como la pelea entre los diferentes agentes del régimen por ver quien se monta en los “botes salvavidas de primera clase”. Desde la Corona a la burocracia sindical, pasando por todos los partidos e instituciones. Que la Justicia, la Policía y el Ejército, se mantengan aún por fuera de la mayoría de estos affaires no es por su pulcritud sino porque “la sangre aún no ha llegado al río”, aunque hay que ver si el caso del comisario Villarejo no “abre la veda” para que hasta los intocables sean tocados.

Aunque en el caso de las fuerzas represivas, la naturalización de su accionar durante décadas de bonanza económica y gobiernos con fachada democrática, comenzó a entrar en crisis con el recrudecimiento de la represión y persecución a los luchadores. Lamentablemente, el discurso conservador de Pablo Iglesias y los portavoces de Podemos mostrando su orgullo por las Fuerzas Armadas, la Policía y la Guardia Civil, vienen a fortalecer nuevamente esta naturalización con aires ciudadanistas.

En la crisis en el Estado español hubo una etapa más “catastrófica” de la crisis de deuda y en el tablero se produjo la emergencia de la juventud con los indignados y después el movimiento estudiantil, grandes luchas en el sector público -con las mareas-, las dos huelgas generales acompañadas de importantes combates callejeros, la huelga minera y su marcha sobre Madrid, el fortalecimiento de movimientos sociales como las PAH y en Catalunya el retorno de las demandas democrático nacionales con una movilización de masas sin precedentes hasta la fecha.

El principal límite de este ascenso de luchas fue sin duda las debilidades de la intervención del movimiento obrero. A pesar de la voluntad de pelea expresada en que las direcciones sindicales se vieron obligadas a llamar a jornadas de movilización, el control sobre los centros de trabajo siguió siendo importante. Su labor de años dividiendo y desorganizando a la clase, especialmente a los sectores más explotados y precarios, ha hecho muy difícil que la clase obrera pueda dar pelea en los centros de trabajo, y no solo en la calle o centros de estudio. Los dirigentes de CCOO y UGT, la “casta sindical», desactivaron toda movilización general y dejaron aisladas heroicas luchas de resistencia, como la de los mineros, o las luchas ejemplares como Panrico y Coca-Cola.

En los artículos “La crisis de representación y la ‘casta sindical’”, de Arsén Sabaté, y en la entrevista a Asier Ubico, delegado de CGT Telepizza en Zaragoza, abordamos la cuestión de la burocracia sindical, el movimiento obrero y la situación de la juventud trabajadora.

La imposibilidad de abrir un ciclo ascendente de movilización con la hegemonía de la clase trabajadora terminó desgastando a otros movimientos sociales y bloqueó el desarrollo de un norte político para echar abajo el gobierno y el régimen imponiendo un programa de emergencia para que la crisis la pagaran los capitalistas.

La ofensiva del gobierno ha propinado derrotas significativas como la aplicación de la reforma laboral o la expulsión de miles de estudiantes de las universidades tras el “tasazo” de 2012. En el artículo “Universidad de clases, reestructuración neoliberal y lucha estudiantil”, de Iván Borvba y Carlos Muro, analizamos la situación de la universidad y los desafíos del movimiento estudiantil.

De una “ilusión en lo social” que consideraba que bastaba con la realización de movilizaciones populares –sin generalizar ni radicalizar la lucha obrera- para que las cosas cambiasen por presión sobre los gobernantes, se ha pasado a una etapa de “ilusión de lo político” en clave electoral.

La emergencia de un nuevo reformismo y los peligros de una restauración democrática

La crisis del Régimen continuó desarrollándose aunque no generó nuevos enfrentamientos entre las clases. Entran en juego varios elementos, entre ellos, el “factor miedo” en los sectores de la clase trabajadora que aún conserva el empleo -incluso un efecto conservador similar en muchos estudiantes que aún pueden estudiar a costa de un gran esfuerzo económico o dependiendo de una beca- y, por otro lado, la labor conciliadora de las direcciones sindicales.

A nivel estatal la “ilusión de lo político” se muestra en la emergencia de Podemos y las expectativas electorales que genera en millones de personas, cansadas de pagar las consecuencias de la crisis, de la impunidad de los corruptos y los banqueros. Una primer prueba fueron las elecciones en Andalucía, cuyos resultados muestran una consolidación de Podemos, pero a la vez un límite de su ascenso ante la victoria del PSOE y la irrupción de la derecha liberal de Ciudadanos. Un resultado que marca los límites del nuevo reformismo de Podemos para repetir el efecto Syriza en las generales de noviembre. Se puede ver un análisis detallado en distintos artículos en nuestra web.

Los dirigentes de Podemos fomentan las esperanzas en un cambio evolutivo, llevado adelante por medio de la conquista electoral de las “instituciones” (los gobiernos municipales, autonómicos y el central), para dar curso a un programa de regeneración democrática muy limitada y un programa de reformas económicas de corte socialdemócrata, totalmente respetuoso con los derechos e intereses de los grandes capitalistas.

La estrategia y las propuestas programáticas, cada vez más moderadas, del equipo de Pablo Iglesias, sin embargo, imposibilitan la resolución de los grandes problemas sociales de la inmensa mayoría de la sociedad, como ya estamos viendo en Grecia.

En el Dossier “Crisis de régimen y emergencia de un nuevo reformismo en Europa”, analizamos críticamente los nuevos fenómenos políticos reformistas como Syriza y Podemos. En los artículos “Syriza, Podemos y la ilusión socialdemócrata” y “El nuevo reformismo y la izquierda anticapitalista”, Josefina Martínez y Diego Lolito exponen cómo estos fenómenos políticos son tributarios del viejo Eurocomunismo (y antes de él de la vieja socialdemocracia) que abrigó la fallida idea de que era posible ir avanzando paulatinamente en sucesivas mejoras y ampliaciones de derechos en los marcos de la democracia burguesa, a la vez que debaten con los sectores de izquierda que son parte de estas organizaciones, con posturas “criticas” pero sin plantear una política independiente de las direcciones reformistas.

Con el crecimiento de estas formaciones, ha vuelto a ponerse en debate la vieja idea de la “ruptura democrática”. Santiago Lupe hace un recorrido histórico político sobre este concepto en el artículo “Del eurocomunismo a Podemos: de vuelta con la ‘ruptura democrática’”, criticando sus límites y desarticulando los aires de novedad en el terreno de la estrategia política que le atribuyen no solo los líderes del nuevo reformismo, sino aún más sus sectores críticos o “alas izquierda”.

También en el Dossier, analizaremos el gran potencial disruptivo del proceso de autodeterminación catalán que inauguró la Diada de 2012. Sin embargo, con la hoja de ruta de Artur Mas aceptada hasta el 9N por todo el bloque soberanista incluida la CUP, el movimiento por el derecho a decidir se encuentra en un peligroso impasse y desgaste. Distinto hubiese sido para CiU si el clima social catalán hubiera mantenido el grado de contestación obrera y popular que se vivió en Barcelona en la huelga del 29 de marzo de 2012; algo a lo que ni la burocracia sindical ni la izquierda del bloque soberanista apostaron, en pos de una estrategia de “unidad nacional”.

A dos años de la irrupción de este proceso, Cynthia Lub da cuenta de los debates de estrategias en la izquierda independentistas catalana y la ubicación de Podemos en el terreno de la lucha por la autodeterminación. Mientras que en el artículo “El marxismo revolucionario y las demandas democráticas”, Federico Grom hace un recorrido histórico-político sobre la utilización de las demandas democráticas por parte de los marxistas en distintos procesos revolucionarios y de agudización de la lucha de clases en el siglo XX.

Este número de la revista aborda también otros debates y reflexiones. En el artículo “El feminismo frente a la islamofobia occidental” publicado en la sección Géneros y Sexualidades, Cynthia Lub reflexiona sobre las tradiciones de lucha de las mujeres por su emancipación en el mundo árabe y musulmán, ignoradas históricamente por el feminismo occidental.

En la sección Internacional, publicamos el artículo “Lear Argentina: una lucha ejemplar”, en el que el PTS argentino (organización hermana de Clase contra Clase), desarrolla elementos clave para un primer balance de la histórica lucha de los trabajadores de Lear en Argentina, apuntando algunas de las principales lecciones del conflicto tras nueve meses de lucha. En el artículo, “Contra el Gobierno, el PT y la corrupción: qué expresan las protestas del 15M en Brasil”, Iuri Tonelo, militante de la LERQI de Brasil (también organización hermana de CcC), analiza qué expresa como fenómeno político-social las manifestaciones multitudinarias que hubo recientemente en diversas capitales de Brasil.

Dedicamos también una sección especial de Homenaje a nuestro compañero Leonardo Norniella, dirigente obrero del PTS, recientemente fallecido en Argentina.

Finalmente, en la sección Cultura, que inauguramos en este número de Contracorriente, Clara Mallo se adentra en el submundo de los hípster y gafapastas, haciendo una crítica desde el marxismo en el artículo “Cultura hípster, individualismo y nueva dominación cultural capitalista”.

La izquierda y las tareas de los revolucionarios

Ante la emergencia de este nuevo reformismo la mayor parte de la izquierda viene adaptándose al mismo. Grupos que se reclaman anticapitalistas, como Izquierda Anticapitalista -ahora reconvertida en movimiento “Anticapitalistas”-, se resisten a plantear críticas tanto al programa cada vez más moderado como a la estrategia electoralista y de gestión del Estado capitalista planteada por la dirección de Podemos. La única pelea política reconocible hasta ahora ha sido por el régimen interno de la nueva formación.

A lo más que se ha llegado es a reformular la estrategia de “ruptura democrática” para revalorizar que además de ganar elecciones hay que mantener la tensión de la movilización, pero siempre subordinada al nuevo gobierno, para apoyarlo o presionarlo.

¿Para qué escenario debemos prepararnos los que apostamos por una verdadera transformación social? El Estado español y Grecia son dos países donde la respuesta contraria al orden político y económico neoliberal la hegemoniza el reformismo de izquierda. En otros países de Europa lo hace la derecha xenófoba y populista. Aunque en Grecia Aurora Dorada ha disminuido su peso electoral, se prepara ya una alternativa reaccionaria que puede fortalecerse ante la frustración por la “experiencia” con un cambio que no cambie nada.

Esto hace aún más urgente comenzar a trabajar por un agrupamiento de la izquierda anti-capitalista y revolucionaria que quiera pelear por una estrategia de ruptura real con el Régimen del ‘78 y el capitalismo español.

Es necesario abrir el debate estratégico y buscar la confluencia en la intervención en la lucha de clases y sobre los principales fenómenos políticos, entre los grupos, colectivos o individuos que compartimos una visión anticapitalista revolucionaria, de autoorganización y de clase. Los que pensamos que las propuestas de “auto reforma” del régimen son una trampa y que las demandas democráticas se conquistan sobre las ruinas de este Régimen; los que compartimos la necesidad de defender un programa de demandas transicionales, que partiendo de las necesidades más urgentes como pan, trabajo y techo, plantee una salida que cuestione el poder de los capitalistas y los banqueros. Y sobre todo, los que apostamos a la tarea de fortalecer la organización independiente de los trabajadores, la juventud y los sectores populares para luchar por sus propias demandas, abrir el camino para tumbar al Régimen desde la movilización y plantear la perspectiva de lucha por un gobierno de los trabajadores.

Esperamos que las elaboraciones de esta revista sean un aporte en este sentido.

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