Las batallas de la FT-CI

En los últimos dos años la FT ha cambiado su fisonomía, tanto por el desarrollo del PTS en Argentina, como por el avance de varios de sus grupos. El desarrollo de la red internacional de diarios La Izquierda Diario ha sido un elemento fundamental en este sentido (actualmente en inglés, francés, alemán, castellano, portugués, catalán, y una sección en turco). La novedad que ha introducido el desarrollo de los diarios digitales es que permitieron, en diferentes niveles, una proyección política de varias de las organizaciones de la FT, más allá del PTS.

A esto se ha sumado en el último tiempo que tanto en México el MTS, como el PTR en Chile, han obtenido algún tipo de legalidad para presentarse a elecciones, en Brasil el MRT lo ha hecho a partir de candidaturas democráticas, y en Francia la CCR como parte del NPA con un rol importante en la pasada campaña presidencial. Todo ello con el objetivo de fortalecerse para la lucha de clases y agitando un programa transicional de independencia de clase contra los capitalistas.

Desde la conferencia anterior y la reunión extraordinaria de principios de 2017, la FT ha intervenido activamente en procesos importantes a nivel internacional como la lucha contra las reformas en Brasil, que retrocedió gracias al desgaste fomentado por la dirección del PT y la CUT; también, en la medida de sus fuerzas, en el Estado Español y Catalunya interviniendo en el proceso independentista (lanzando a su vez, Esquerra Diari en catalán); y más recientemente en acontecimientos de diciembre de 2017 en la Argentina. A su vez, ha intervenido en importantes procesos parciales de la lucha de clases, entre ellos, la CCR en la huelga de los tercerizados ferroviarios de ONET, una de las más largas en la historia del ferrocarril en Francia, cuyo triunfo sentó un ejemplo de lucha contra la precarización laboral.

Por otro lado, en la reunión extraordinaria de la FT de 2017 habíamos ratificado y actualizado llamado a construir un Movimiento por una Internacional de la Revolución Socialista – Cuarta Internacional (MIRSCI). Conscientes de la magnitud de la tarea, contra toda autoproclamación sectaria, sostenemos que la construcción de partidos obreros revolucionarios y la puesta en pie de una internacional de la revolución social (que para nosotros implica la refundación de la IV internacional sobre bases revolucionarias) no será producto del desarrollo evolutivo de nuestras organizaciones ni de nuestra tendencia internacional, sino resultado de la fusión de alas izquierdas de las organizaciones marxistas revolucionarias y sectores de la vanguardia obrera y juvenil que se orienten hacia la revolución social.

Aunque la realidad no ha dado aún grandes tendencias de este tipo con las cuales confluir, el llamado del MIRSCI sí tuvo un importante resultado en el acercamiento con los compañeros del FIR (Frazione Internazionalista Rivoluzionaria) de Italia con los que la FT-CI está llevando adelante un comité de enlace. El FIR proviene del PCI (Partito Comunista dei Lavoratori, ex-miembro de la corriente internacional impulsada por el PO de Argentina), sus militantes constituían la mayoría de la juventud de dicho partido. Tiene militancia en Roma, Nápoles y Bolonia, y publica el diario digital La Voce Delle Lotte (www.lavocedellelotte.it). También se ha dado el acercamiento con los compañeros de Resistencia Sur de Perú con los que la FT viene desarrollando discusiones estratégicas y programáticas, y actividades comunes (a través del impulso de Pan y Rosas Perú, en torno a La Izquierda Diario, etc.), y más recientemente con los compañeros de Organización Socialista de Costa Rica –provenientes de la corriente Socialismo o Barbarie- con los que comenzamos también un proceso de discusiones estratégicas y programáticas, además de actividades comunes (como el reciente lanzamiento de Pan y Rosas Costa Rica y la colaboración con LID). En todos los casos participaron con delegaciones, tanto del seminario sobre estrategia como de la Conferencia de la FT.

En el caso de EEUU, trabajo político al que la FT había discutido jerarquizar en la Conferencia anterior, Left Voice ha avanzado en sostener un diario en inglés que ya es referencia entre la izquierda y la vanguardia, con varios números de la revista impresa de Left Voice publicados y compañeros que se acercan a través del diario (algunos de los cuales han viajado este año a conocer a Argentina a conocer al PTS), comenzando sus primeras experiencias en la lucha de clases y en la lucha política por influenciar a miles de jóvenes que hoy por hoy giran hacia izquierda en EEUU.

El “centro de gravedad” en la lucha de clases

Aquel desarrollo de los grupos de la FT ha hecho de ella una realidad más compleja. Por un lado, el PTS que se plantea actualmente el desafío de sentar las bases para un partido de vanguardia en la Argentina. En un segundo nivel, ligas de propaganda y acción en Brasil, Chile, México, y más recientemente en Francia, el CCR se viene fortaleciendo dentro del ala izqueirda del NPA. En un tercer nivel, grupos de propaganda con rasgos de acción en el Estado Español, en Bolivia, y en Alemania. Y un cuarto nivel, de grupos iniciales, en Estados Unidos, Uruguay y Venezuela. Dentro de cada uno de estos niveles, diferentes realidades que marcan cada una de las diversas situaciones nacionales.

En sucesivas conferencias fuimos discutiendo cómo los grupos de la FT, no tenían planteado seguir el desarrollo evolutivo del PTS con sus diferentes etapas. En esta clave hemos discutido la proletarización de nuestras organizaciones, el desarrollo de los diarios digitales en cada país. Ahora existe el peligro de que el desarrollo de los diarios, así como la presentación de candidaturas electorales, que proyecta la agitación política de nuestro programa “por arriba” nos consuma más fuerzas de las necesarias.

De aquí que un eje central de las discusiones de la XI Conferencia fue cómo aprovechar hasta el final todos estos avances que los diferentes grupos han conquistado para consolidar el “centro de gravedad” de nuestras organizaciones en la lucha de clases.

En este marco, se debatieron como temas centrales que hacen a la orientación de nuestras organizaciones: (a) la relación entre propaganda y construcción, (b) la importancia del desarrollo y consolidación de “bastiones”, (c) el neorreformismo como obstáculo fundamental al desarrollo de organizaciones revolucionarias, (d) el combate por orientar los “movimientos” de masas (movimiento de mujeres, democráticos, etc.) hacia la lucha de clases, y (e) profundizar y ampliar la producción teórica de la FT.

La lucha contra el neorreformismo

Una consecuencia de la crisis de 2008 y las tendencias a la “crisis orgánica” fue el desarrollo de corrientes neorreformistas, que se ubican a la izquierda de los partidos socialdemócratas devenidos social liberales. A diferencia del reformismo clásico, estas corrientes neorreformistas no se basan en el movimiento obrero sino en sectores de las clases medias “progresistas”, jóvenes precarios, trabajadores públicos y estudiantes. Recientemente en las elecciones en Chile ha emergido el Frente Amplio como variante neorreformista, en Francia esta viene siendo encarnada por Mélenchon y France Insoumise. Algunos de los partidos neorreformistas ya han mostrado dónde lleva su estrategia, como Syriza en Grecia que aplicó el ajuste de la troika, o Podemos en el Estado español, que aunque mantenga caudal electoral ya no despierta grandes ilusiones (participa en varios gobiernos locales con el PSOE y está integrado al régimen). Otros expresan un giro a izquierda de amplios sectores de la juventud y una tendencia a la militancia, como el DSA (Democratic Socialists of América) en Estados Unidos que canalizó en gran medida el “fenómeno Sanders” o Momentum en el Partido Laborista de Gran Bretaña, referenciado en la figura de J. Corbyn que organiza algunos cientos de miles de jóvenes.

Sobre todo donde son fenómenos militantes, queremos tener diálogo con los sectores de izquierda de estas corrientes y los miles de jóvenes que a su alrededor despiertan a la vida política, discutiendo por qué es necesaria una estrategia y un programa socialista revolucionario y por qué no es posible un camino de reforma del sistema capitalista, combatiendo la estrategia de administrar el capitalismo que, como ya mostró Syriza, solo puede llevar a la derrota y la desmoralización.

Este tipo de fenómenos, a su vez, ejercen una importante presión sobre la izquierda, fomentando la ilusión del crecimiento por “espacios electorales”, muestra reciente de ello es el giro a la derecha de la mayoría de la dirección del PSOL en Brasil, como denuncian los compañeros del MRT, firmando un manifiesto programático conjunto con el PT, PSB, PDT y PCdoB.

En Argentina se da la particularidad de que los intentos de forjar una fuerza política del estilo del neorreformismo han fracasado. Por un lado, por el discurso reformista del kirchnerismo, pero también, por izquierda, por la existencia y consolidación del Frente de Izquierda como alternativa de peso desde el 2011 en adelante. Esto diferencia, en buena medida a la Argentina, de la mayoría de los países donde la FT-CI debe enfrentar a variantes del tipo neorreformista (Chile, Estado Español, etc.).

El neorreformismo es una barrera contra la construcción de partidos revolucionarios. Para superarla, medio hay uno solo: el combate político y en la lucha de clases. Las elecciones, si bien sirven para que la agitación revolucionaria pueda llegar más lejos no abren espacios políticos más allá de aquellos que los revolucionarios nos sepamos hacer a partir de la lucha de clases misma.

El PTS, que ha encabezado el FIT desde 2015, no “emergió” a partir de un espacio electoral, sino a través de su implantación en el movimiento obrero y de importantes hitos de la lucha de clases a los cuales “se jugó” de lleno. Así, la conformación del FIT estuvo precedida por luchas emblemáticas, como la lucha de Kraft (contra los despidos) en medio de la crisis de 2009, así como la importante elección de Nicolás Del Caño en 2015 estuvo precedida de la enorme lucha de Lear, donde aquel fue reprimido en varias oportunidades apoyando a los trabajadores. Algo similar podemos decir de la conquista (por primera vez en su historia) de dos diputados nacionales en la provincia de Bs. As. en 2017, que tuvo como antecedente la gran lucha de los trabajadores de Pepsico de ese mismo año, la cual anticipó la bronca que se expresaría en las movilizaciones del 18D contra la reforma jubilatoria.

Vincular los movimientos de masas a la lucha de clases

En 1938, en el Programa de Transición, León Trotsky planteaba que la renovación del movimiento revolucionario en aquel entonces vendría de la mano la juventud y las mujeres trabajadoras. Las multitudinarias movilizaciones de este 8 de marzo –combinadas con paros parciales en algunos sectores- que atravesaron muchos países del mundo, muestran que hoy también está planteada aquella hipótesis estratégica.

Nuestra corriente internacional es parte activa de este movimiento y hace años que luchamos dentro de él para construir un feminismo socialista. La agrupación Pan y Rosas, impulsada por los grupos de la Fracción Trotskista por la Cuarta Internacional e independientes, tiene presencia en Argentina, Chile, Brasil, México, Estado Español, Bolivia, Alemania, Francia, Estados Unidos, Uruguay, Venezuela, Perú y Costa Rica. En países como Argentina y Chile, donde el movimiento de mujeres moviliza a cientos de miles de personas, Pan y Rosas constituye la principal corriente militante de mujeres.

Cuando Trotsky escribía el Programa de Transición, las organizaciones oportunistas dejaban de lado a los jóvenes y las mujeres concentrándose en las capas más privilegiadas de la clase trabajadora. Durante la ofensiva neoliberal esto cambió. Actualmente encontramos junto a las burocracias sindicales que se concentran en las capas más altas del proletariado, toda otra serie de burocracias de los “movimientos” que actúan separando artificialmente las luchas por los derechos civiles o “sociales” del conjunto de las demandas de la clase trabajadora cuando es un hecho que la explotación y la opresión están cada vez más imbricadas. A su vez, por ejemplo, en el caso del movimiento de mujeres, este se superpone (aunque la excede) con una clase trabajadora que se ha feminizado exponencialmente.

Frente a estas burocracias, si por un lado hay una lucha de programas y estrategias para el movimiento, esta debe ser acompañada necesariamente con la pelea por ligar el movimiento de masas –donde lo hubiera- a la lucha de clases, no en forma meramente discursiva sino en la práctica. Un ejemplo embrionario en este sentido fue la vinculación que impulsó la CCR en Francia entre la huelga ONET y la asamblea de mujeres #metoo. Otro ejemplo, a poco de concluida la Conferencia, fue la ligazón impulsada por Pan y Rosas en Argentina entre la marcha del 8M y las enfermeras del Hospital Posadas (uno de los hospitales más grandes del país) que se encuentran luchando contra los despidos, con cortes de calle en centro de la ciudad que permitieron gran trascendencia al conflicto y obligaron al gobierno a recibirlas.

El desarrollo de “bastiones”

La construcción de un partido revolucionario no pasa por el mero “engorde” de un aparato, sino que tiene lugar estrechamente ligada al desarrollo de las tendencias más progresivas que da la realidad, así abordan la cuestión revolucionarios como Lenin, Luxemburgo o Trotsky.

En la escala de nuestras organizaciones, orientamos nuestra propia intervención en aquel sentido. La condición para hacerlo es poder concentrar fuerzas en determinadas estructuras para desde ahí “mostrar” nuestra política en la intervención en la realidad. Si los diarios dieron a las organizaciones de la FT una “voz” para la agitación política, el desarrollo de “bastiones” (con referentes, militantes, agrupación, e influencia) es fundamental para poder concentrar fuerzas y conquistar una “vidriera” para mostrar una alternativa de lucha consecuente e independencia de clase.

La reciente intervención de los cros de la CCR la huelga de ONET, muestra que incluso partiendo de un puñado de militantes y simpatizantes en los ferroviarios, concentrando la fuerza de la organización, del diario Révolution Permanente, articulando “frente únicos” parciales, consiguiendo aliados “democráticos”, vinculando el conflicto con la asamblea de mujeres #metoo o a nivel poblacional como en la barriada popular de Saint Denis, entre otras medidas, le permitió a la CCR ligarse a un sector de trabajadores que querían combatir y conseguir un triunfo que constituye un ejemplo de lucha contra la precarización.

Como decía Clausewitz, no es solo un problema de ser fuertes en general sino sobre todo de ser fuertes en el punto decisivo. Este es el “principio” de concentración de fuerzas que tanta relevancia tiene para el combate.

Si el desarrollo de los diarios es clave para concentrar la intervención política diariamente, que sea accesible a todo militante, simpatizante, etc. a nivel nacional, y buscando amplificar nuestra política para influir lo más ampliamente posible, por otro lado, se trata de establecer una estrecha relación con el desarrollo de “bastiones”, que nos permitan construirnos y hacernos fuertes en determinados lugares, y no meramente construirnos con gente suelta “de aquí y de allá”.

La propaganda y la construcción de organizaciones revolucionarias

En situaciones de bajo nivel de lucha de clases, donde la casi totalidad de la actividad militante se da en los marcos impuestos por el régimen (régimen sindical, régimen electoral, movimientos sociales), la propaganda revolucionaria es uno de los componentes esenciales para forjar militantes y cuadros revolucionarios conscientes.

Como una herramienta para fortalecer este aspecto, pondremos en pie una “universidad virtual” donde haya materiales (tanto con contenido audiovisual como escrito) para colaborar con la formación marxista a todo nivel, desde el más básico hasta los más avanzados, en principio en castellano para luego explorar la posibilidad de incluir otros idiomas. Ahora bien, esta sería solo una herramienta. Lo fundamental es la combinación entre la propaganda y la relación personalizada que busca chocarse y quebrar las lógicas gradualistas inherentes a las actividades por dentro del régimen son la única forma de ampliar las fuerzas de nuestras organizaciones y transformar la militancia superficial de “movimiento” (votar en elecciones nacionales o sindicalmente, ir a uno evento u otro) en militancia partidaria leninista.

Para construir organizaciones revolucionarias desde luego no son suficientes las consignas que levantamos en las campañas electorales o la participación en las luchas por más importantes que sean. No hay nada que sustituya la explicación paciente a quienes queremos que se integren a nuestras organizaciones de la necesidad de destruir el viejo aparato del Estado burgués, el gobierno de los trabajadores, la revolución proletaria (el carácter nacional por su forma e internacional por su contenido), las raíces de la opresión y la explotación capitalista, y nuestra perspectiva del comunismo.

En este sentido, podemos interpretar parte de la batalla teórico-política desarrollada por Lenin en las discusiones del ¿Qué Hacer? Uno de sus aspectos más controvertidos era el planteo –retomado en forma “sui generis” de Kautsky- sobre la necesidad de que el socialismo fuera introducido “desde afuera” por la propaganda. Lejos de las vulgarizaciones que lo interpretan como una justificación para hablar “desde afuera” de las fábricas, la discusión de Lenin era contra los “economistas” (y luego contra los mencheviques que les cedían) que sostenían que se trataba de actuar como funcionarios sindicales y luchar solamente por las reivindicaciones mínimas de los trabajadores.

Obviamente esta “mecánica” de la conciencia, donde lo que no sea sindicalismo viene “desde afuera” por medio de la propaganda no es una constante, sino que está en estrecha relación con el desarrollo de determinadas situaciones políticas, como demostró el propio desarrollo de los Soviets en Rusia de los cuales Lenin tomó nota en 1905. Sin embargo, cuando no estamos ante situaciones claramente pre-revolucionarias o revolucionarias (en Argentina, por ejemplo, comienza a haber elementos en este sentido), el señalamiento de Lenin es una advertencia de primer orden para llevar efectivamente adelante nuestro objetivo de construir organizaciones verdaderamente revolucionarias y no partidos que sean sumatoria de “movimientos” (estudiantil, mujer, obrero, etc.).

“Tribunos del pueblo”

Para Lenin el militante socialista en las fábricas (y en los diferentes ámbitos de intervención) debía cumplir el papel de “tribuno del pueblo” y no actuar como meros “delegados sindicales”, para elevar a todos los sectores sociales, dirigidos por los trabajadores, a la lucha política contra la autocracia (zarismo). Hoy podríamos decir algo similar con respecto a los movimientos (sociales, por derechos civiles, etc.) donde el proletariado debe tener corrientes socialistas para elevarlos a todos en la lucha contra el capitalismo imperialista, sus gobiernos y regímenes.

También en este caso, hay quienes vulgarizan esta idea de “tribuno del pueblo” transformándola en una especie de “denuncismo” de izquierda. Pero para Lenin era mucho más que eso. El “tribuno”, decía, debía ser “capaz de generalizar todos estos hechos y ofrecer un cuadro único de la brutalidad policial y de la explotación capitalista; capaz de aprovechar el menor detalle para exponer ante todos sus convicciones socialistas y sus reivindicaciones democráticas, para explicar a todos la importancia histórica mundial de la lucha emancipadora del proletariado” (¿Qué Hacer?).

Desde este punto de vista, no se trata de desarrollar campañas políticas por un lado, organización por otro, y reservar la propaganda para los cursos, sino de establecer una estrecha relación entre los diferentes términos de la práctica política de los revolucionarios.

En este sentido, por ejemplo, planteo de la reducción de la jornada de trabajo con un salario que cubra las necesidades de los trabajadores es un planteo que cobra gran trascendencia frente a la discusión mundial que se desarrolla actualmente sobre el problema del trabajo donde solo existen tres salidas: (a) la que plantean los diversos gobiernos con las reformas laborales para profundizar la ofensiva neoliberal, (b) la “reformista” con el planteo de renta universal –en sus diferentes variantes- más allá de que uno tenga trabajo o no, y que en el mejor de los casos se trataría de especies de subsidios estatales con montos más elevados a cambio de una mayor precarización y explotación del conjunto de la clase obrera, o (c) la reducción de la jornada laboral con un salario acorde a la canasta familiar y el reparto de las horas de trabajo mediante el ataque a las ganancias de los capitalistas, y en perspectiva, avanzar a reducir al mínimo la jornada laboral mediante la expropiación de los capitalistas (y utilizando los grandes avances tecnológicos que el capitalismo es incapaz de generalizar) con un gobierno obrero que planifique la economía no en función de la ganancia capitalista sino de las necesidades sociales (Ver recuadro: “Sobre ‘antiutopías’ y barbarie capitalista”).

Luego de que durante gran parte del siglo XX la palabra comunismo ha sido bastardeada por el estalinismo es una cuestión de primer orden para los revolucionarios el hacer “deseables” los objetivos del comunismo.

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